Por Ana Jerozolimski
Una verdadera guerra de palabras cruza el mundo desde hace días, entre quienes le creen a Israel y quienes le condenan. Todo ésto, como es bien sabido, en relación al drama del abordaje israelí de una flotilla en camino a Gaza, que finalizó con nueve muertos y decenas de heridos. En numerosos medios de comunicación hay elementos que no se mencionan. El esquema que se presentó desde el principio fue que los soldados atacaron violentamente los barcos disparando a mansalva y que por eso hubo víctimas, dándose a entender que todos los pasajeros a bordo de la flotilla y del propio barco turco “Mavi Marmara” en el que hubo muertos, eran activistas pacifistas humanitarios.
Comenzando por el final, ninguno de los activistas humanitarios fue muerto sino que los nueve que perdieron la vida baleados, eran del grupo de radicales islámicos que se hallaban en el barco, que fueron los que chocaron violentamente con los soldados. Entre ellos había gente vinculada a la Jihad mundial, conocidas por servicios de inteligencia por sus vínculos con el terrorismo internacional.
Las imágenes y filmaciones que van siendo transmitidas gradualmente desde el lunes, captadas tanto por la propia marina israelí como por las cámaras de filmación del propio barco, muestran una dinámica muy distinta de la que se ha presentado desde el lunes. Israel lo dijo desde un principio, pero lo interesante fue oirlo por primera vez, de boca nada más ni nada menos que de un corresponsal de la televisora árabe Al Jazira, Andre Abu Khalil, de origen libanés.
En una entrevista concedida por Abu Khalil a la agencia Reuters, relatando lo que él vio directamente a bordo del barco turco, dijo que los comandos israelíes fueron atacados apenas pisaron el barco, antes de haber hecho nada. El camarógrafo libanés contó que la primera tanda de soldados llegó al barco armada únicamente con “paintball” y elementos para dispersión de manifestaciones. En ese momento, describe, decenas de hombres armados con cuchillos y barrotes de hierro, se abalanzaron sobre ellos, capturaron a cuatro de los soldados, los golpearon en todo el cuerpo y se los llevaron a la parte inferior del barco, sufriendo ya de fracturas.Fue entonces, agregó, que más equipos comenzaron a irrumpir al barco, para salvar a sus compañeros, pero los hombres intentaban bloquearlos por la fuerza. Abu Khalil cuenta que pasaron no menos de diez minutos hasta que los soldados del comando abrieron fuego.
Otro testimonio interesante fue publicado este viernes por el diario israelí “Yediot Ahronot”, y se refiere a algo más que emerge de las filmaciones del propio barco: las disputas entre los radicales islámicos y otros pasajeros que a diferencia de los primeros, se ve que sí estaban a bordo para intentar prestar ayuda a Gaza y se oponían a la violencia de los extremistas. En algunas de las imágenes, se ve a algunos de los activistas verdaderos –tanto europeos como árabes y turcos- intentando proteger con sus propios cuerpos a los soldados, mientras la muchedumbre de radicales intentaba lincharlos.
Junto a aquellos que estaban a bordo de la flotilla sólo con intenciones humanitarias-con los que Israel puede discrepar políticamente, pero a los que no acusa de violencia- estaban también los fundamentalistas islámicos. Estos no ocultaron en ningún momento sus intenciones, aunque ante la prensa occidental se presentaban como pacifistas.En el transcurso del viaje, varios de éstos fueron filmados entonando canciones antisemitas como “Khaybar (la tribu judía de la epoca del profeta Mahoma), Khaybar, judíos, el ejército de Mahoma volverá!”. Es una “canción” conocida en la que se promete matanza a los judíos.
El sistema de comunicaciones desde el comienzo del operativo grabó el transcurso de los hechos sobre el barco ya abordado. En el audio se oye claramente a uno de los soldados cuando grita sorprendido y evidentemente nervioso al decir que “nos están disparando, hay acá armas de fuego”, y pide permiso para disparar, lo cual en primera instancia le es negado por sus comandantes.
Ese mismo sistema grabó los llamados de la Marina al barco, advirtiéndolo que está acercándose a la zona de exclusión y exhortándole a desviarse al puerto de Ashdod, desde donde, se aclara, serían llevadas por tierra a Gaza todas las mercaderías que tenían a bordo. Las respuestas no son propias de pacifistas sino de radicales islámicos: “Vuelvan a Auschwitz”, dice uno de los hombres, en referencia al campo de exterminio nazi, al holocausto judío. Y otro se suma y afirma: “Recuerden el 9 de setiembre”.
Según publicaron los medios de comunicación en Egipto, la delegación egipcia a la flotilla incluía a dos miembros del bloque de los Hermanos Musulmanes en el parlamento egipcio: Muhammad Al-Baltaji y Hazem Farouq. El primero, en una conferencia realizada en el mes de marzo, declaró: “Una nación que muestra excelencia en la muerte, será bendecida por Alá con una vida de dignidad y paraíso eterno”, agregando que “la resistencia es la única hoja de ruta para salvar a Jerusalem, restaurar el honor árabe e impedir que Palestina se convierta en una segunda Andalucía”. Con esta última declaración, hacía evidente referencia a lo que es también la terminología conocida de Al Qaeda en relación a la pérdida de España a manos de los musulmanes.
En la delegación libanesa, uno de los seis miembros era el abogado Dr. Hani Suleiman, que había defendido al terrorista japonés Kozo Okamoto que participó hace varias décadas en el atentado contra el aeropuerto israelí de Lod. Otro de los participantes era Hussein Shaker, conocido como “Abu Al-Shuhada” (Padre de los Mártires) que había dicho que deseaba “vengar” con la flotilla, la muerte de familiares suyos en la guerra del 2006 entre Israel y Hizbalá, según informó la prensa libanesa.
Había varios diputados y activistas islamistas de varios países, como Jordania, Siria, Kuwait, Bahrein y Yemen, que se habían manifestado en distintas ocasiones en favor del Islam radical, de Hamas, contra la Autoridad Palestina y en favor de un ataque armado contra Israel. Uno de ellos, el Sheikh Muhammad Al-Hazmi, de Yemen, fue fotografiado en la cubierta del “Mavi Marmara” empuñando su daga, según informó el sitio informativo árabe “Al Methaq”. El Sheikh Jalal Al-Sharqi, Presidente de la Asociación de Académicos Islámicos de los Países del Golfo-él mismo originario de Bahrain- también estaba a bordo. Había sido uno de los firmantes de una petición que exhortaba a reconocer la legitimidad en base a la “sharia” (ley religiosa islámica), a no impedir que reciba más armas y justificando “la posición de los luchadores de Gaza que se aferran de la jihad –guerra santa-contra los judíos” y apoyando el martirologio.
Muhammad al-Baltaji, de la facción de los Hermanos Musulmanes en el parlamento egipcio, declaró: “Los participantes en la flotilla tienen dos objetivos: llegar a Gaza y romper el bloqueo y denunciar a Israel si impide que la flotilla entre a Gaza, inclusive si eso lleva a nuestro martirio o detención”. También el jefe de la delegación de Argelia a bordo, Dr. Abd al Razzaq Maqri, segundo en el mayor partido islamista de su país, habló de convertirse en “mártires”, como una de las opciones. Al referirse a su gente a bordo, el sitio de internet del grupo presentó una colección de fotos bajo el título: “Imágenes de los Mujahidin argelinos”. “Mujahidin” viene de la palabra “jihad”, guerra santa, o sea combatientes por la guerra santa.
Son varios los testimonios de los participantes, que daban como opción la muerte o inclusive más aún, parecían ansiarla, a pesar de que se había presentado la flotilla como destinada a entregar ayuda humanitaria a Gaza. Fathi Nassar de Jordania dijo que “los miembros de la flotilla están decididos a llegar a Gaza o morir”. Rami Abdou, representante de la Campaña Europa para terminar el Sitio a Gaza, declaró que la mayor parte de los participantes deseaban entregar sus vidas para llegar a Gaza. Ayman Barakat dijo que su esposa Shadha probablemente resultaría dañada durante el viaje ya que “no hará treguas con el sionismo” y que “desde que era niña, soñaba con atacar algún israelí”.
En una rueda de prensa en Antalya, Turquía, antes de partir, los organizadores de la flotilla pidieron a todos los participantes “escribir sus testamentos”. Si la intención era entregar ayuda a Gaza e Israel había ofrecido hacerlo en el puerto de Ashdod, ubicado a tan solo 10 kms de Gaza, esa convocatoria no tenía mucha razón de ser.
El padre del kuwaití Abd Al-Rahman Al-Filkawi declaró al periódico “Al Watan” que su hijo le había dicho que los participantes en la flotilla “se sacrificarán por Alá” y que su hijo, antes de embarcar, le anunció que “será un mártir de Alá”. Al día siguiente, el padre declaró en una conferencia de prensa: “Si mi hijo muere allí, en la flotilla, muere como un mártir que estaba decidido a morir”.
En términos similares se manifestó la familia de otro kuwaití a bordo, Mubarak Al-Mutawa. Su hijo declaró: “Desde que era pequeño, mi padre tenía la esperanza de convertirse en mártir por Alá”. Su esposa relató que el día de la partida, Al Mutawa había reunido a todos sus hijos para hablarles sobre el martirologio y la jihad y los despidió diciendo: “Si muero como mártir durante mi viaje, no estén tristes. Estaré en el Paraíso, porque voy a librar una guerra santa por el bien de Alá”.
La violencia física a bordo fue protagonizada e iniciada por los radicales islámicos. Pero algunos de los activistas civiles no se quedaron atrás en términos de la propaganda que hicieron al llegar a Turquía tras su liberación de Israel, distorsionando la realidad y directamente mintiendo sobre lo que había sucedido. Según dijo, por ejemplo, uno de los españoles-oimos a su padre contarlo- le habían dado de comer en la cárcel sólo una vez en tres días. Extraña por cierta la acusación, no porque nos lo hayan desmentido en la Cancillería israelí, sino porque hablamos directamente, dos veces, con el Cónsul de España en Israel, Juan González Barba, que había estado en la prisión de Beer Sheba con los tres españoles y si bien por cierto contaba que estaban indignados por la interceptación y abordaje de la flotilla, recalcó que “no tenían ninguna queja” en cuanto a sus condiciones en prisión y al trato que recibían.
Otros hablaron de asesinatos “a sangre fría”-lo cual fue desmentido de hecho por el propio testimonio arriba citado de “Al Jazira”, de “niños usados como rehenes”- había sólo un bebé de dos años a bordo y no se oyó a su madre queja alguna al respecto. Algunos dijeron que había “hombres armados hasta los dientes”-lo cual desmienten claramente los expertos militares que analizaron el abordaje, que dijeron que no se debía subir a un barco así “armados sólo con paintball y pistolas para autodefensa”, como por ejemplo el experimentado cronista militar Ron Ben Yshai, que acompañó a las tropas en un barco cercano al sitio del operativo y escuchó por el sistema de radio interno todo el desarrollo del combate.
La cineasta brasileña Iara Lee, a bordo de la flotilla, dijo “Fue como un Apocalypse Now; como si estuviéramos en una guerra abierta", por lo cual parece extraño que no haya habido decenas de muertos. Ella y otros que alegaron haber visto que “tiraban cadáveres al mar”, prometieron dar pruebas de ello, pero no han publicado nada. En Turquía ya fueron sepultados los nueve muertos y ningún familiar, de ningún lado, salió a decir que les falta el cuerpo de su ser querido.
La colombiana-sueca a bordo, Edda Virginia Manga, alegó haber contado ella misma 16 cadáveres, dando a entender que los israelíes mintieron al decir que eran 9 los muertos. ¿Dónde están entonces los otros seis? ¿Por qué nadie los reclama?