Por Rubén Kaplan
Antes de ser objeto de un escarnio internacional, el Estado teocrático de Irán, espontáneamente, sabiendo que su oprobiosa candidatura para constituirse en miembro del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas -el principal organismo multilateral que vela por su promoción y aplicación- sería mayoritariamente rechazada, retiró su grotesca postulación para el escaño que anhelaba obtener al igual que Libia y Mauritania, en la votación de la Asamblea de las Naciones Unidas que este año 2010 se llevará a cabo el próximo 13 de mayo en la ciudad de Nueva York.
La República Islámica de Irán, consuetudinaria y sistemática violadora de las libertades humanas fundamentales, a raíz de su obstinada decisión de obtener armas nucleares, se enfrenta a nuevas sanciones por parte de la comunidad internacional. Esto no resulta óbice, para que en una clara provocación, que se asemeja a una broma aciaga, aspire en cambio a integrar la Comisión para proteger los Derechos de la Mujer de la ONU.
El régimen iraní, al igual que otros países islámicos como Arabia Saudí, Sudán, Nigeria y el movimiento terrorista Hamas en la Franja de Gaza y los misóginos talibanes que gobernaron Afganistán durante 1996 a 2001, aplica con rigor la ley coránica conocida como Sharia, que viola abiertamente la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, que establece en su artículo 10: "Los Estados partes adoptarán todas las medidas apropiadas para eliminar la discriminación contra la mujer, con el fin de asegurarle la igualdad de derechos con el hombre en la esfera de la educación y en particular para asegurar la igualdad de condiciones entre hombres y mujeres". El libro de próxima publicación “Tras el Velo”, La Mujer en el Islam, (escrito por el autor de este artículo) del cual se anticipan unos fragmentos a continuación, dejará en claro que Irán se posiciona como uno de los países que más ferozmente reprimen a la mujer.
“Según informes que ya han sido publicados, en las prisiones de la República Islámica de Irán, las manifestantes detenidas en el levantamiento posterior a las elecciones presidenciales del 12 de junio de 2009, en particular las mantenidas en Kahrizak, han sido violadas en grupo y los guardias las han sometido a las peores torturas medievales. Muchos de los detenidos, mujeres y hombres, han muerto debido a las repetidas violaciones en grupo, por la ruptura del útero o el recto y el sangrado intestinal. En el régimen iraní, muchas mujeres en las cárceles han sido violadas y asesinadas hasta ahora y las que han sobrevivido han quedado traumatizadas con graves daños físicos y psicológicos debido a la violación y la tortura. Zahra Kazemi, Zahra Bani Yaghoub, Al Azar Canaan, Roya Toloui son algunas de estas personas. También niñas, niños y adolescentes fueron violados en las cárceles por el régimen islámico de Irán, que niega los hechos, para evitar enfrentarse a los iraníes y a la opinión pública de los países occidentales”. “En 2006, dos mujeres iraníes fueron condenadas por la Justicia de Irán a recibir 35 latigazos y un año de prisión condicional, por reclamar igualdad de derechos. La Corte de Apelaciones ratificó la sentencia de Massoumeh Zia, condenada a "35 latigazos y un año de prisión condicional", mientras que Marzieh Morteza Langheroudi fue sentenciada a "seis meses de prisión y diez latigazos con la condicional". Así lo informó el abogado en ambos casos, Farideh Gheyrat, quien recordó que Zia fue arrestada en junio de 2006 junto a más de 70 manifestantes en el curso de una protesta en Teherán para reclamar igualdad de derechos entre mujeres y hombres”.
“En febrero de 2008, dos mujeres iraníes, Zahreh y Azar, que previamente habían sido sometidas a castigo corporal con sendos 99 latigazos, por relaciones ilegales, aguardaban en la cárcel ser lapidadas, después de ser declaradas culpables de adulterio por el Tribunal Supremo que las acusó. La sentencia fue decretada sin pruebas, basándose sólo en la sabiduría del juez, y las acusaciones de sus respectivos esposos. Zohreh y Azar de 28 y 27 años de edad respectivamente, estaban casadas y residían en Shahriar, un suburbio cercano a Teherán. La denuncia la había efectuado el marido de Zohreh quien “por sentir celos” instaló una cámara oculta en la casa donde residían para vigilarla, informó el diario Etemad. Según el esposo, las imágenes mostraron que “recibían a hombres” en su casa, por lo que las dos jóvenes fueron declaradas culpables de adulterio. Seis meses después de recibir la condena de 99 latigazos, las mujeres fueron convocadas a un alto tribunal que las ha condenado a lapidación por adulterio. Por su parte el abogado de las mujeres, Jabar Solati, explicó que ambas fueron condenadas sin pruebas, bajo una sentencia basada únicamente en la “sabiduría del juez”, un principio establecido en la ley islámica, que da amplio poder discrecional a la autoridad que juzga”.
En la República Islámica de Irán, su Código Penal determina que los hombres condenados por adulterio deben ser enterrados hasta la cintura y las mujeres hasta el pecho, para posteriormente ser apedreados. El artículo 104 del mismo, establece que “las piedras no deben ser excesivamente grandes para no provocar la muerte al primer o segundo golpe”. El espíritu de esa abominable ley, es hacer la muerte de la condenada, más lenta y dolorosa. No obstante, si esta consiguiese sobrevivir, posibilidad altamente improbable, es “agraciada” con una pena de 15 años de cárcel.
“La gran desigualdad de derechos de género en Irán, fue un acicate para que las mujeres de ese país apoyaran en las elecciones del 2009 a candidatos reformistas como Mehdi Karroubi y Mir Hossein Moussavi, que se comprometieron a abordar la discriminación contra ellas. Pese a la violenta ofensiva policial, las mujeres salieron a las calles masivamente para protestar contra los resultados de los fraudulentos comicios del 12 de junio, que dieron como triunfador al actual presidente Mahmoud Ahmadinejad, conspicuo y peligroso exponente del radicalismo integral islámico”.
La pretensión de Irán para integrar la Comisión para proteger los Derechos de la Mujer de la ONU, realmente parece un chiste de mal gusto, pero todo es posible si se repasa la nómina de países violadores de los Derechos Humanos, que integran el desprestigiado organismo internacional.