Por Diego Martínez
Tras una falsa actitud dialogante se esconden las mismas premisas que tienen paralizadas las conversaciones de colaboración entre los ejecutivos de España e Israel. De hecho, se considera que España debe encabezar una resolución para sentar las bases de un futuro Estado palestino. Y es un hecho real que el Gobierno español está promoviendo esta operación, cuyo objetivo son las fronteras de 1967 y la capital en Jerusalén.
También es un hecho que las simpatías públicas del Ejecutivo español hacia la causa palestina son claras. Y este sentimiento anti israelí en España es difícil de entender, pero no de creer. Y lo más preocupante de todo es que, a la hora de analizar el conflicto palestino-israelí, el Gabinete de Rodríguez Zapatero asume como creíbles todo el paquete de medidas que defiende la Autoridad Nacional Palestina. Y lo hace sin una sola mención al grupo terrorista Hamás, uno de los principales problemas en la zona.
Hay dos datos preocupantes que la mayoría de la sociedad española, sumergida en plena crisis económica y que supera los 4,5 millones de parados, desconoce. El primero es la donación de 30 millones de euros a la Autoridad Nacional Palestina; el segundo, que la Junta de Andalucía impulsará el árabe como segunda lengua extranjera.
Por lo visto, la crisis económica no afecta a ciertas operaciones de calado. De ahí que el Ministerio de Asuntos Exteriores español aporte 30 millones de euros este año al presupuesto de la Autoridad Nacional Palestina. De esta forma, el Gobierno actual se compromete con la solución de los dos Estados y seguirá manteniendo su compromiso financiero. Además, sin haber sido discutido en el Parlamento e incumpliendo todos los cauces de un Estado de derecho, el Ejecutivo español “exige” a la comunidad internacional el apoyo al plan de Salam Fayad para la creación, en el plazo de dos años, de las instituciones que sustentarían el futuro Estado palestino. Es decir, para el canciller Moratinos, la comunidad internacional tiene que apoyar el plan político, diplomática y financieramente como España lo está haciendo.
Lo que viene a decir el jefe de la diplomacia española es que Israel ponga fin al “asedio” sobre la Franja de Gaza y que se reproduzca una “reunificación” entre los dos territorios palestinos.
Andalucía impulsará el árabe como segunda lengua extranjera
Pero hay más. Uno de los problemas que pone en cuestión la cohesión territorial en España es el idioma. La Constitución española reconoce, además del español, el catalán, el euskera y el gallego como idiomas cooficiales, no sin grandes debates por la práctica que de ellos hacen los Gobiernos autonómicos al desplazar al español en esas comunidades. Ahora, sin embargo, el Ejecutivo andaluz quiere reabrir la “memoria histórica” y retrocede hasta 1609 (aunque el comienzo del fin de esa presencia se fechó en 1499), cuando el rey Felipe III, a instancias del Duque de Lema, firmó el decreto de expulsión de los árabes. Una forma de convertirse en fiel colaborador de las pretensiones del Gobierno español, que insiste en compensar a los descendientes de los moriscos. Y como primera medida está el idioma.
Sí, así de sencillo. Aquí no importa una “ruptura” de la cohesión territorial o la “bronca” diaria entre Madrid y las diferentes administraciones autonómicas que tiene transferidas sus competencias en materia de lengua, amparadas también por la cooficialidad que recoge la Carta Magna. Y es que el Gobierno de España tiene que cumplir el compromiso adquirido con sus “amigos” árabes, y nada mejor que empezar con el idioma.
Y Andalucía, el Al Andalus que tanto reclama como suyo el Islam extremista, impulsará el árabe como segunda lengua extranjera en la Enseñanza Secundaria Obligatoria (ESO). Y este también es un hecho constatado que el Gabinete de Rodríguez Zapatero no quiere airear. El Plan Integral para la Inmigración cuenta con un presupuesto de 2.500 millones de euros hasta el año 2013 y, a través de él, se firmarán convenios con los Ayuntamientos para proyectos de intervención socioeducativa. Con este plan, la Consejería de Educación de Andalucía potenciará el estudio del árabe como la segunda lengua extranjera en institutos de Educación Secundaria de la comunidad autónoma para facilitar la integración del alumnado inmigrante, según el III Plan Integral para la Inmigración en Andalucía 2009-2013 (PIPIA). De este modo, tal y como refleja el borrador del plan, se contempla como medida formativa y de atención a la diversidad cultural el incremento del árabe como segunda lengua en la ESO, así como la implantación en algunas Escuelas Oficiales de Idiomas que actualmente no lo tienen autorizado o la inclusión de la materia Español para extranjeros en una Escuela Oficial de Idiomas aún por determinar.
La anormalidad de la oposición
La misma anormalidad con la que está actuando el Gobierno español en el conflicto palestino-israelí se observa en el grupo de la oposición. Entre otras cuestiones, por no hacer un control al Ejecutivo, como es su deber de fiscalizador de la política oficial, y la despreocupación en todo lo que se refiere a Israel. Algo, por otra parte, que nos llevaría a pensar que en España crece el anti judaísmo. Porque los dos polos de la sociedad española, es decir, el centro izquierda (que gobierna) y el centro derecha (que es oposición) se comportan de la misma forma cuando tienen que tomar una decisión coherente de todo aquello que ocurre en Oriente Medio. Los primeros lo hacen de forma partidista y pública con su apoyo a los palestinos; los segundos, callan y no hacen oposición, y cuando la ejercen es sólo por intereses meramente electorales. Aunque el centro derecha español, por razones ideológicas, está muy lejos de las posiciones palestinas.
Mientras esto ocurre, y sin noticias oficiales sobre el presunto brote antisemita en algunas escuelas españolas, el Gobierno tampoco aporta datos reales sobre la venta de armas a Irán y Siria. Dos países que están abasteciendo, a su vez, con material bélico a las organizaciones extremistas Hamás y Hizbollah. Estos hechos, demuestran, una vez más, que lo anti israelí es un tema de debate en España.
Fuente: Guysen News