Prensa española ante conflicto árabe-ísraelí
14/02/2011
El problema del conflicto
16/02/2011

Por Guido Maisuls
Para los diversos tipos de fundamentalismos que pululan en este generoso mundo, una Guerra Santa es aquella motivada en fundamentos celestiales, no terrenales. Es una guerra supuestamente querida por dioses o ídolos  y que conduce inexorablemente a la salvación de los santos guerreros que combaten en sus nombres.
Todos hemos oído hablar de fundamentalismo islámico, integrismo islámico o yihadismo. Todas estas expresiones son usualmente utilizadas para describir a las diversas manifestaciones políticas y militares ligadas al Islam.
Los fundamentalistas islámicos de  hoy ya se han lanzados a sangrientas e irracionales guerras políticas y militares, su guerra santa ya esta en marcha y van en post de la conquista del mundo. A esto le denominan yihad y ellos mismos se autoproclaman yihadistas.
Uno de los modelos más claros y definidos de jihad o “guerra santa” es la que se ha desatado en estos últimos tiempos contra Israel en general y los judíos en particular, es la pavorosa presencia de Hamas en el conflicto medio oriental:
"El día del Juicio Final no llegará hasta que los musulmanes se enfrenten a los judíos y los maten. Entonces, los judíos se esconderán tras las rocas y los árboles, y las rocas y los árboles gritarán: Oh musulmán, hay un judío escondido detrás mío, ven y mátalo".  (Artículo 7)  Carta Fundacional de Hamas.
Aunque en el mundo occidental numerosos movimientos y expresiones políticas pro palestinos y anti israelíes que aparentemente no tienen nada que ver con la yihad se han dedicado a reforzar decididamente a este fundamentalismo islámico, en una forma consciente o inconsciente, en una despiadada campaña para demonizar al único estado judío del mundo, a Israel.
Dice el pensador Pierre-André Taguieff: “Israel es la encarnación de Occidente para los antioccidentales, del imperialismo para los antiimperialistas, del infiel para los islamistas, del racismo para los pro palestinos. Sobre este país se acumulan los estereotipos negativos. Es percibido como el Estado que sobra, que debería desaparecer para que la humanidad quedara libre del Mal. Este trato, absolutamente demonizador, es exclusivo para Israel"
Estamos así, frente a una nueva e ingeniosa táctica de la gran estrategia jihadista mundial que es la guerra de deslegitimación del carácter judío de la Tierra de Israel. En las últimas semanas ocurrieron dos claros ataques, dos nuevas ofensivas en esta etapa de deslegitimación y diabolización contra Israel y el judaísmo.
Primera ofensiva: Es archi sabido que el Muro de los Lamentos o Hakótel Hamaaraví es el sitio más sagrado del judaísmo, es el último vestigio del Templo de Jerusalém. Los restos que aún quedan  de el, son de la época de Herodes quien hizo construir grandes muros de contención alrededor del Monte Moriáh, en el año 37 antes de la era común.
Según un reciente informe oficial de la Autoridad Palestina, en un documento oficial que fue preparado por Taha Al—Mutawakel quien es un alto funcionario del Ministerio de la Información de la Autoridad Nacional Palestina proclama al mundo: "el  muro “Al Burak” es de propiedad de la Wakf, la organización palestina encargada de cuidar los lugares santos árabes en Jerusalem, es decir que el Muro de los Lamentos pertenece a los palestinos"
"…el muro nunca fue parte del Monte del Templo, pero la tolerancia musulmana permitió a los judíos llorar frente a él y llorar por la destrucción, ningún musulmán tiene el derecho de entregar ni una sola piedra del muro Al Burak o de cualquier otro sitio religioso”.  Jerusalem Post
"Los judíos no tienen ningún derecho al Muro occidental o Muro de los Lamentos. La Pared Occidental pertenece a los Musulmanes y es una parte incorporada de la Mezquita Al–Aqsa y el Haram Al–Sharif o el Santuario Noble"
Ministerio de la Información de Autoridad palestino en Ramallah.
Segunda ofensiva: La Tumba de Rajel es otro lugar sagrado para el judaísmo, situado entre la ciudad de Belén y un barrio de Jerusalem, Gilo. Cuando nuestra matriarca Rajel fallece, fue sepultada en el camino a Belén, donde su esposo Jacob construyo un recordatorio sobre su sepulcro.
La Tumba de los Patriarcas es el centro espiritual de la antigua ciudad bíblica de Hebrón en Judea. El lugar se denomina Me-arat Hamajpelah y contiene las tumbas gemelas donde están enterrados  Abraham y Sara;  Isaac y Rebeca;  Jacob y Leah. El judaísmo considera este lugar como el segundo lugar mas sagrado después del Muro de los Lamentos, por ser el primer terreno comprado por nuestro patriarca Abraham en la Tierra de Israel.
Hace pocas semanas, la UNESCO  aprobó por una amplia mayoría la iniciativa de los países árabes que los lugares donde están enterrados los patriarcas y las matriarcas del pueblo judío  – Abraham, Isaac, Jacob, Sara, Rajel y Leah desde hace unos 4.000 años no son parte de la historia judía.  Que de aquí en adelante la Tumba de los Patriarcas en Hebron será la Mezquita de Ibrahim y la Tumba de Rajel se denominara definitivamente la Mezquita de Bilal bin Rabah. Que serán solo mezquitas y parte integrante del patrimonio cultural del Islam.
Conclusión:
Es indudable que se esta desarrollando una guerra integral en la actualidad contra el judaísmo y su mas genuina concreción presente que es el Estado de Israel, el único estado judío y democrático existente en este salvaje medio oriente. Esta guerra esta siendo llevada adelante por los apocalípticos guerreros modernos de una jihad post moderna y globalizada.
Pero desgraciadamente los jihadistas no están solos, están muy bien acompañados y reforzados por sus simpatizantes del mundo, por un heterogéneo coro de cómplices y complacientes aliados, por ciertas instituciones de la ONU como la UNESCO,  por los supuestamente “moderados” de la Autoridad Palestina, por el silencio atronador de muchísimos países occidentales, por el bloque protector del mundo árabe, por la pseudo progresista izquierda judeofobica de occidente, por la clásica derecha nazi de todos los tiempos, por ciertos dictadorzuelos populistas de Latinoamérica y como una guinda que adorna el postre: los  pseudo intelectuales  judíos cargados de un gigantesco auto odio sin parangón.

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