Por Lawrence Hart
En un tiempo, Israel era el líder mundial en el combate del terrorismo. Colegas militares estudiaban la incursión a Entebbe en 1976. La gente se maravilló por el coraje al asaltar la casa de los niños en el Kibutz Misgav Am en 1980 y eliminar a los cinco terroristas antes de que pudieran sacrificar a los niños que quedaban. Israel lanzó un audaz comando contra un terrorista particular en Líbano, llegando bajo la cobertura de la noche, matándolo y volviendo a salir sin perder un solo hombre – un golpe perfectamente quirúrgico.
Israel es responsable por declarar que nunca se puede negociar con el terrorismo, sabiendo que cualquier negociación de ese tipo representa una resbalosa pendiente hacia la derrota.
Pero Israel ha estado languideciendo en años recientes, infectado por la misma corrección política que ahoga al mundo occidental. Simplemente no parece tener lo que hace falta para asestar el golpe apropiado al propio centro del terrorismo. Con la debacle de 2006 en Líbano y perdiendo la oportunidad de cortarle la cabeza de una de estas serpientes en Gaza el año último, Israel parece condenado a vivir con el terrorismo hasta que éste nos destruya o se queme – en algo así como 100 años.
Vayamos a los esrilanqueses. Pienso que ellos tienen una respuesta, y pienso que Israel debería escuchar lo que tienen para decir.
Sri Lanka solía ser como Israel. Tenía un problema terrorista perenne con su minoría Tamil. Durante casi 30 años, bandas organizadas de esa comunidad aterrorizaron a la nación, hasta tal punto que el país no podía evolucionar. Navin Dissanayake, el ministro de promoción de inversiones, alega que “podría haber sido otra Singapur si no hubiera sido por esa guerra”. El terrorismo en Sri Lanka, como lo fue en Israel, impedía el progreso del país – progreso que habría sido bueno para Sri Lanka y para el mundo.
Los Tigres Tamiles, algunas veces referidos con su nombre completo, Liberation Tigers of Tamil Eelam (LTTE), se parecían a los grupos terroristas de Medio Oriente. En realidad, es más correcto decir que los grupos terroristas de Medio Oriente se parecían a los Tigres Tamil, dado que los Tigres introdujeron muchas de las técnicas subsecuentemente usadas por los enemigos de Israel. Inventaron el cinturón suicida y perfeccionaron el ataque suicida con bombas, convirtiéndolo en un dispositivo táctico. Fueron los primeros en usar mujeres y niños en estos ataques. Y fueron acusados de usar a sus propios civiles inocentes como escudos humanos. Constituyen un grupo despiadado y estuvieron implicados en el asesinato de Rajiv Gandhi de India en 1991. Como todos sabemos, los palestinos han imitado estas tácticas con brutalidad devastante.
Los srilanqueses han vivido con este horror desde 1983, más o menos. Entonces ocurrió el 11/9 y una nueva dinámica, promovida por el presidente George W. Bush y las Naciones Unidas, le dio a los srilanqueses una nueva perspectiva. Con una administración elegida sobre la base de la promesa de frenar permanentemente a LTTE, el país se embarcó en un asalto militar a escala completa. Mandó a su ejército, mucho más fuerte que los Tigres Tamiles, al territorio ocupado por Tamiles y comenzó a recuperar ciudad por ciudad, calle por calle en algunos casos, y matando a cualquiera que se resistiera.
Jean Perera, del Consejo de Paz de Sri Lanka dijo, “Este gobierno ha tomado la posición de que virtualmente cualquier precio vale la pena pagar para librar al país del terrorismo”.
El precio pagado fue realmente muy pesado. Mucha gente inocente murió. El gobierno de Sri Lanka lamenta profundamente la muerte de civiles inocentes, pero la mayoría de los funcionarios gubernamentales creen que hicieron una elección conciente al pagar ese precio, y que el status quo alternativo, simplemente, no era ya aceptable.
Fue sangriento y sucio, y recibieron un montón de críticas por ello. La ONU estima que durante los meses finales de la lucha en Sri Lanka, por lo menos 7.000civiles Tamil fueron muertos y 13.000 fueron heridos. Pero también eliminaron el azote del terrorismo, no deteniéndose hasta que la total victoria fue declarada en mayo último. Hoy, los srilanqueses pueden nuevamente caminar por las calles de sus ciudades, visitar los mercados y llevar sus negocios sin el temor de ser asesinados de una tan truculenta manera que ni siquiera sus seres queridos puedan identificar sus cuerpos. Es un nuevo amanecer para Sri Lanka.
Israel puede tomar una real lección de esta experiencia. La amenaza que enfrenta el estado judío desde la Margen Occidental, Gaza y Líbano no es diferente que la amenaza para el norte de Sri Lanka, y para su línea costera en el sur, que los Tamil ocupaban antes de que el ejército de Sri Lanka comenzara su guerra de eliminación.
Ha llegado el tiempo de admitir que podría no haber una solución para el problema palestino, pero existe un modo de terminarlo. La próxima vez que las fuerzas terroristas fuercen a Israel a emprender una acción militar, esta opción debería ser considerada. Israel debe darse cuenta de que no habrá paz con un enemigo intransigente que rechaza actuar de buena fe. El rechazo palestino y las amenazas de Hizbollah a nuestra existencia, apoyadas por Irán, nunca se apaciguarán; no pararán hasta que Israel sea destruido. Una vez que la población se de cuenta de esta desafortunada realidad, habrá sólo una forma de cambiarlo. Israel debe adoptar la iniciativa de Sri Lanka y entrar en esas áreas, una por una, arrinconando, encerrando y acabando con toda resistencia armada.
Inclinarse para hacer la paz con los palestinos ha probado ser infructuoso. Es tiempo de hacer la elección de una mejor vida para todos. Más de 60 años viviendo con esto es suficiente. Cuando hayamos eliminado completamente a este enemigo, emergerá una nueva dinámica. Sin los matones musulmanes manteniendo a su propio pueblo en el atraso, nada les impedirá negociar la paz genuina. Podría haber un socio para la paz palestino, uno libanés, uno sirio, aún podría ser uno iraní, que transformaría el oriente medio de un osario de odio y derramamiento de sangre en una próspera comunidad de naciones trabajando juntas para mejorar las vidas de todos sus ciudadanos.
Fuente: Jerusalem Post