Egipto, Israel, el cochinito y la gallina

Cuando la proporcionalidad es invocada
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Por Elías Farache S.
Cuenta un viejo chiste que se realizó una convención de hoteleros en algún buen hotel del mundo. El tema a tratar era el contenido del famoso desayuno americano: tocino con huevos. Los hoteleros del mundo insistían en mantener el menú. La gallina, muy diplomáticamente, expresó su preocupación general respecto al tema. El cochinito intervenía muy a menudo y pedía un cambio drástico de menú, solicitando la eliminación del tocino. Ante la pasividad de su socio circunstancial, la elegante gallinita, en una de esas, presa de la desesperación, el cochinito le dijo a la gallinita: “En este asunto tú estás comprometida… pero yo estoy involucrado”.
Parece gracioso pero es serio, real y triste. El mundo entero ve los acontecimientos de Egipto con diferentes grados de interés. Muchos países con cierto grado de compromiso. Se preocupan, opinan y se puede decir que incluso se atreven a intervenir de una u otra manera. El tema se presta para declaraciones de rigor, posiciones de galería y una verborrea muy sentida y sensible respecto a temas como la democracia, libertad, derechos humanos y necesidades de cambio.
Es evidente el compromiso que tienen los países de Occidente, los países árabes que se sienten afectados o quizás influidos.
Israel está involucrado.
El Tratado de Paz con Egipto, firmado con el antecesor de Hosni Mubarak, el célebre Anwar Sadat, le ha significado desde finales de los 70, una frontera al sur que ha sido quieta y casi segura. Una relativa colaboración para controlar los desmanes de Gaza, que tiene frontera común con Israel y Egipto. Un interlocutor que, aunque sin mucho cariño, es comparativamente a los demás vecinos del Estado judío, serio y respetado, además de respetable.
No nos confundamos. Los primeros ministros y cancilleres de Israel han visitado a Mubarak decenas de veces. Mubarak sólo vino a Israel a las exequias de Itzjak Rabin. El turismo entre Israel y Egipto es unidireccional: de Israel a Egipto. Para lograr concretar la paz en 1978, Israel entregó por completo la Península del Sinaí, que representaba dos tercios de su territorio, una zona “buffer” ante cualquier agresión, y cuyo desalojo causó los históricos estragos de Iamit. Aún así, Israel reconoce a Egipto como un socio para la paz, por muy poco cálida que la misma sea. Pero reconocimiento y tranquilidad es mucho, muchísimo, para un Israel acostumbrado a otros frentes, otros discursos y otros tipos de amenazas.
Occidente se preocupa acerca de la transición que ocurrirá en Egipto. ¿Se irá a una teocracia o a una democracia? ¿Privarán los valores de una sociedad democrática que represente a todos los sectores o se impondrá un régimen de corte islámico donde la influencia del Islam radical representado por los Hermanos Musulmanes sea muy sentida? Occidente se siente comprometido en estas eventualidades. Se preocupa.
Para Israel es cuestión de vida o muerte. Un vecino democrático, con tremendo aparato militar, bien dotado por el mismo Occidente, que respete los tratados de paz y las fronteras con su vecino es una cosa. Un régimen islámico radical, con semejanzas al de Irán, cercano a Gaza y Hamás, con un verbo incendiario y violento… es otra cosa muy distinta, peligrosa, preocupante y hasta mortal.
Israel está involucrado
No tuvo, tiene ni tendrá nada que ver con la dinámica interna de Egipto. La sociedad egipcia, sus males y sus aciertos, no son responsabilidad, influencia ni nada que ver con Israel ni los judíos. Por más que algunos, en medio del drama que ha vivido y vive Egipto, traigan a colación a Israel.
Egipto radicalizado, armado como está, vecino principal de Israel y vanguardia del mundo árabe e islámico… involucra a Israel en un peligro que se atisba claramente. El efecto en cadena de lo que suceda en el país de los faraones, igualmente afecta a Israel más que a cualquier otro país o sociedad. Las fronteras con Siria, el Líbano y Jordania se constituyen en una amenaza más difícil que lo que ya son, el verbo de Irán puede inflamarse aún más… si es que no pasa a una acción letal y suicida.
Israel, como el cochinito del chiste, le grita a la gallinita y los hoteleros: “¡Ustedes están comprometidos;… yo involucrado hasta los tuétanos!”
Esperemos el mejor de los desenlaces… y que Israel se prepare para el peor.

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