Por Bernardo Ptasevich
Reacciones populares en varios países de Medio Oriente, la mayoría de ellas muy violentas, se desarrollaron en países árabes. La comunidad mundial se ha visto obligada a participar activamente en los conflictos aunque tampoco tienen certificado de buena conducta ya que la corrupción se ha extendido en todo el mundo como si fuera algo normal, parte de la vida de los gobiernos y los países.
Lo que parecía un aluvión con rápido desenlace en Libia se está convirtiendo en algo mucho más lento y más doloroso para todas las partes. Ni las fuerzas de la OTAN con más de 500 operaciones realizadas hasta el momento han logrado hacer desistir a Kadafi de continuar en su cargo.
El continúa firme, atacando a los rebeldes y defendiéndose cuando estos avanzan como si posibles triunfos parciales le aseguraran su continuidad. Barcos de guerra, aviones sofisticados, armas de última generación, la participación de varios países en la operación, no parecen demostrar una superioridad absoluta sobre el terreno. Mientras tanto, delegados de ambos bandos viajan en busca de apoyos o soluciones.
Los rebeldes, por primera vez mencionan un alto al fuego que indica de alguna forma que las cosas no están siendo muy fáciles para ellos. En algunos puntos que han dominado tienen poca reserva de provisiones, no sólo de alimentos o medicamentos sino también de municiones y armas, algo que no han podido solucionar los aliados hasta el momento. En medio de todo, la población civil es la que siempre sufre y cuanto más largo sea el enfrentamiento, más daños irreversibles e incertidumbre para ellos.
En Siria no se apagan los ecos de las protestas contra Assad, continúan las manifestaciones y la represión brutal con saldo de muertos y heridos que crece a medida que se desarrollan los acontecimientos. Los partidarios del presidente sirio contraatacan con manifestaciones de apoyo queriendo mostrar también la otra cara de la situación.
En este país se cree que Assad puede ser el mal menor ya que en la oposición hay grupos mucho más radicalizados, no sólo contra Israel sino también contra los ciudadanos sirios que no los apoyen.
En las últimas horas la comunidad drusa de Israel ha realizado actos de apoyo al presidente sirio. Los drusos israelíes actúan activamente en la Policía y el Ejército del país, con lo cual se les vio hasta el momento integrados a la sociedad israelí. Sin embargo, tanto ellos como los árabes israelíes aceptan estar juntos provisoriamente pero no revueltos. Siguen por lo tanto ligados, fieles o enfrentados, a los líderes que hoy son nuestros enemigos y lo manifiestan públicamente en nuestro Estado, que otorga con su democracia la libertad de manifestarse a pesar de estar siempre en situación de peligro.
Se buscan dirigentes y funcionarios éticamente intachables Las protestas que se generaron en la región tienen origen entre otras razones en la enorme corrupción y abuso que hay en los líderes de todos los países involucrados. Lamentablemente Israel no está afuera de esa tónica. La diferencia es que en nuestro país estos hechos no se dirimirán en protestas ni manifestaciones violentas, ni revueltas para derrocar a los gobernantes. En este país la justicia, que es lenta pero siempre llega, hará su trabajo y va a determinar la responsabilidad de quienes hayan incurrido en corrupción así como también la pena que deberán cumplir de ser comprobada su culpabilidad.
Mala imagen para el mundo es la que dan nuestros dirigentes acusados de todo tipo de delitos, algunos de los cuales ya han sido comprobados y harán que las cárceles tengan invitados especiales, otrora importantes. Como si no alcanzara con los casos anteriores, esta semana un juez se hizo eco de las denuncias públicas contra el primer ministro Netaniahu y se comenzó una investigación de hechos supuestamente ilegales cometidos por el mismo, muchos de los cuales pueden ser tipificados como delitos mientras que otros suponen una falta a la ética que no concuerda con el más alto cargo que ocupa en el gobierno.
Si se comprueban definitivamente su culpabilidad y la justicia no actuara como corresponde, quedará como instancia final la justicia del pueblo, que armado con sus boletas electorales deberá castigar esas acciones en las urnas cuando corresponda votar nuevamente. Deberá ser una revolución democrática y silenciosa pero contundente.
El pueblo israelí debe dar un mensaje claro de que no aceptará más gobernantes que no sean transparentes, no solamente en hechos referentes a temas económicos sino también en el cumplimiento de las promesas que los llevan a esos cargos. El pueblo se ha cansado de que los discursos políticos sean meras frases vacías. Los gobernantes consiguen sus puestos con una posición determinada ante los diferentes temas pero luego se olvidan de ello y hacen lo que les conviene personalmente y no lo que sirve al país y sus ciudadanos.
Las revueltas no deben distraernos del mayor peligro para la humanidad. La complejidad de los hechos y los conflictos internos acaecidos en los países de la región nos tienen tan distraídos que en pocos días casi nos hemos olvidado del peligro mayor que representa Mahmud Ahmadineyad con sus planes de exterminio y su proyecto bélico nuclear. El presidente iraní parece haber cambiado de estrategia y aparece poco en los medios.
El temor de terminar igual que el presidente egipcio Hosni Mubarak o tener un final como el que seguramente le espera a Kadafi lo ha obligado a ser prudente en los últimos días. A pesar de la locura y fanatismo que expresa en cada intervención pública, este razonamiento lógico ha aparecido como una revelación en su mente.
Pero sería un gran error pensar que este impasse cambiará en algo su camino y sus planes. Sólo está tomando oxigeno mientras adelanta en silencio la construcción de sus armas atómicas para utilizarlas contra quienes odia. Por el momento se conforma con apresar a sus opositores o enfrentarlos a balazos en el lugar donde se encuentren como si fuera algo permitido, algo normal. También en silencio sigue enviando armas y apoyando con misiles a sus socios de Hamás y Hizbollah, quienes le ayudarán más adelante para enfrentar a Israel. Ahora sabemos lo que ya suponíamos.
Hizbolah se arma ante los ojos de la UNIFIL, que no atina a dar un paso en contra de estos terroristas.
Los mil puntos denunciados como bases de lanzamiento de misiles o depósitos de armas son la prueba más clara de que los enviados de las Naciones Unidas pasean más de lo que actúan. He tenido conversaciones personales con muchos de ellos y llegado a la conclusión de que tienen un gran desconocimiento de lo que tienen que controlar. Para ellos todo está tranquilo y su inoperancia permite llegar el armamento hasta el sur del Río Litani.
El clima que viven los integrantes de UNIFIL, no condice con la gravedad de la situación; toman todo como un paseo bien pagado y se preocupan mucho más de comer bien en diferentes sitios de los alrededores, incluido nuestro país, que de controlar y evitar que se forme un polvorín que tarde o temprano llegará por medio de misiles a nuestro territorio.
En Medio Oriente todo está muy relacionado.
Terrorismo, revueltas, guerra, corrupción, violencia, armas atómicas, política, economía y negocios. Todos están involucrados en la situación actual y en los cambios que se avecinan, los países árabes, Israel, Europa, Estados Unidos, todo se funde en una única cosa.
Cualquier movimiento puede cambiar en forma irreversible el mapa político, territorial y también la forma de vida de las personas.