Por Jorge Marirrodriga
En Oriente Próximo pueden pasar todo tipo de cosas alucinantes. Concedido. Pero, hombre, hay movimientos que superan toda expectativa incluso en la tierra de los milagros. Y así Hamas se han embarcado en una campaña para revestirse de legitimidad democrática y moderada. Vamos, que nos quieren convencer de que entre ellos y la socialdemocracia sueca sólo hay unos pocos matices. Bueno, el ejemplo no está muy logrado porque tal y como están los suecos va a resultar que es verdad.
Lo que el autor del blog no sabe es a quién quieren convencer de este pretendido giro democrático. ¡Pero si ya tienen convencida a la mitad de Europa (por lo menos)! Y a los demás, pues como que no. El problema es que se les está revolucionando el gallinero. Resulta que los yihadistas salafistas, más radicales que el propio Hamas (es decir una panda de chalados peligrosos) consideran que Hamas es muy blando en su aplicación de la ley islámica. Es verdad, oiga, que Gaza se ha transformado en un lupanar. Venga tías buenas en bikini y fiestas rave. El discurso de los salafistas está prendiendo como la pólvora entre los habitantes de la Franja.
Hamas trata de convencernos de que quiere mantener a los salafistas a raya y de que incluso persigue a los lanzan cohetes contra Israel. Perdonen que me de la risa. A Hamas lo único que le importa es que la nueva oleada de iluminados les pueda apartar del poder, tal y como hicieron ellos con los de Fatah. Ya se sabe, detrás de un fanático siempre viene otro todavía más fanático.
Lo que es tremendo es que desde Occidente se entre al juego y pretendamos hacer pasar a la gente de Hamas como moderados. En realidad son unos facinerosos a los que les están dando de su propia medicina.
Perdone ¿El Tribunal Supremo de Hamas?
Paul Martin es un periodista británico que no tiene suerte o sentido de la realidad. Ha sido detenido acusado de violar la seguridad de Gaza. Ningún soldado israelí le ha esposado, sino que han sido los de Hamas y, claro, por este hombre no se ha organizado lío mediático de ningún tipo. Ni se habla de secuestro, ni de violación de los derechos humanos. Y es que al señor Martin no le han detenido los malos, sino los que tienen justificación para todo.
¿Y qué hacía este periodista en Gaza? Pues había acudido para tratar de salvar el pellejo a un palestino al que Hamas acusa de traidor. En concreto le acusan de trabajar para el “enemigo sionista”. Eso te cuesta la vida en Gaza. Y si tienes suerte, no te torturan antes de colgarte de una grúa. Pero de esto tampoco se quejan las ONG.
El caso es que Paul Martin acudió a Gaza con grabaciones en las que aparece el acusado disparando contra los israelíes. Una prueba palmaria de que es “uno de los nuestros”. Pero los de Hamas no han aprendido derecho precisamente en Oxford. Y han decidido que van a apiolarse al palestino vaya usted a saber por qué. ¿Y a Martin? Pues por el momento 15 días de prisión (prisión de Hamas, por supuesto) y luego ya veremos.
Y naturalmente en Gaza no hay Tribunal Supremo que ordene su liberación. Si Martin confió en Hamas, la organización le ha mostrado a las claras lo que piensa de él y de su trabajo. Y de la vida de los demás.
Fuente: Guysen News