Ataques israelíes
20/05/2011
Entre el horror y el terror
24/05/2011

Por Dr. Guido Maisuls
"Justicia, justicia perseguirás"
En julio de 2009 se conmemoraron dos hechos históricos, dos actos de terrorismo contra civiles inocentes, separados por el tiempo y por la distancia.
Argentina, 18 de julio de 1994
Era una jornada muy tranquila; algo más de las 9.50 de esa fría mañana de invierno en mi laboratorio de Concordia, llega la paciente XX y me deja anonadado cuando me informa de las dos cosas terribles que habían sucedido: la primera que habían volado la AMIA en Buenos Aires y la otra, que le habían detectado un cáncer con metástasis. Hasta hoy pasaron 15 años, mi paciente ya no vive y el atentado de AMIA está completamente impune.
Ese 18 de julio de 1994 se produce el trágico y todavía impune atentado a la sede de la AMIA con sus 85 victimas; se cumplirá el décimoquinto aniversario del "más sangriento atentado terrorista perpetrado en la historia argentina". El ataque contra la AMIA fue el segundo atentado antisemita en el país, luego de que el del 17 de marzo de 1992 destruyó la sede de la Embajada de Israel, con un saldo de 22 muertos y 200 heridos. El Estado de Israel responsabilizó al Gobierno de Irán por el ataque, pero la causa judicial está prácticamente estancada, sin detenidos ni acusados, pese a estar vigente una orden de captura contra un grupo de ex funcionarios iraníes y un ciudadano libanés.
Israel, 12 de julio de 2006
En una calida mañana del verano israelí comenzábamos nuestra tarea de trabajo en el laboratorio del Hadar en Haifa y escuchamos de pronto una serie de explosiones de distintos volúmenes, algunas cercanas y otras lejanas. Corrimos las cortinas y desde el quinto piso vimos hongos de humo y polvo que provenían de Check Post, de Kiriat Jaim, de Kiriat Iam y hasta desde Aco. Desde el 12 de julio de 2006 y durante 34 días ininterrumpidos, los lanzamientos de cohetes de Hezbollah que en un número de 4.000 asolaron el norte de Israel, produjeron la muerte de 43 civiles israelíes, heridas graves a 33 y obligaron a miles de civiles a cobijarse en refugios o huir hacia el sur. Los cohetes fueron disparados contra las zonas urbanas y muchos llevaban en su interior miles de rodamientos de metal. A lo largo del conflicto, cientos de miles de civiles israelíes permanecieron en el norte, en el radio de alcance de los cohetes, y muchos pasaron parte del tiempo en refugios subterráneos. Otros (entre 350.000 y 500.000 personas) huyeron de sus casas y buscarn refugio en otros lugares.
Fueron dos acontecimientos separados pero conectados por su origen: los mismos autores intelectuales, la misma ideología, el mismo objetivo estratégico y la misma pasión genocida dirigida siempre hacia indefensos ciudadanos.
El fundamentalismo es una ideología que incorpora una visión exclusiva de la verdad, es un fanatismo que hace ver el mundo, fuera de un pequeño círculo, como enemigos. El fundamentalismo se manifiesta como una intolerancia frente a la opinión, estilo de vida o cultura de los demás. El fundamentalista no razona, no evalúa, no dialoga (Küng).
Sobre los autores de los crimenes
La forma más común de fundamentalismo es el religioso, aunque experimentamos también el nazismo y los eventos que han conmovido al mundo en estos últimos años, provienen del fundamentalismo islámico y sobre todo desde Irán que lo ha incorporado desde el triunfo de la Revolución Islámica en el año 1979. Ahora y en los últimos años es cuando el poder de Irán (incluido el nuclear) se incrementa incesantemente, como el modelo de la radicalidad fundamentalista del Islam.
Hezbollah, el Partido de Dios, es una milicia islámica integrista fundada a comienzos de la década de los 80 y solidarizada con la causa palestina. Identificada con el chiísmo iraní y declarada enemiga mortal de Israel, con serios antecedentes terroristas. Tras la guerra civil en el Líbano actúa como partido político con representación parlamentaria. Su actual secretario, Hasan Nasralla, ejerce el liderazgo sobre más de 4.000 terroristas activos.
Ha transcurrido el tiempo, la prensa inunda el mundo de comentarios y conjeturas, una extensa variedad de políticos y distinguidos funcionarios públicos hacen declaraciones rimbombantes, han surgido los tradicionales revisionistas históricos que acusan a Israel y a los sionistas de todo lo malo que ocurre y ocurrió, pero la impunidad continúa todavía reinando acompañada de un servil coro de injusticia e hipocresía.

Fuente: Aurora Digital

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