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Por Natan Lerner
El tema es delicado y se presta a distorsión y demagogia. No todas las situaciones son igualmente claras y en algunas la confusión es fuente de preocupación y alarma. Es de esperar que el informe comentado y la jerarquía y autoridad de sus destinatarios ayude a enfrentar una plaga que azota a la sociedad internacional.
La Comisión para la Libertad Religiosa Internacional, establecida por el Gobierno de los Estados Unidos hace diez años, acaba de publicar su informe anual correspondiente a 2009. Se trata de un documento importante y cuidadoso, cuya lectura deja preocupado al interesado en la preservación de las libertades religiosas en todas partes, ya se trate de la protección del derecho de todos los seres humanos a profesar sin discriminación sus respectivas creencias, ya se trate de proteger a creyentes y no creyentes contra persecuciones y abusos, ya sa trate del normal funcionamiento espiritual y cultural de minorías que difieren por su credo de la mayoría. La Comisión está integrada por personalidades de diferentes convicciones religiosas, y su informe, como todos los anteriores, fue sometido al presidente, a la titular de la cartera de Relaciones Exteriores y a los presidentes de ambas Cámaras del Congreso.
El informe para 2009 cubre 262 páginas y es el más extenso producido por la Comisión en sus diez años de actividad. Como lo señalan los autores, el texto documenta "serios abusos contra las libertades de pensamiento, conciencia, religión y convicciones alrededor de todo el mundo". La Comisión hace llegar al presidente una serie de recomendaciones.
La primera de ellas insta al presidente Obama a designar trece países como "países que causan preocupacion particular" de acuerdo con los términos de la ley de 1998 denominada International Religious Freedom Act (IRFA), en razán de implicar violaciones notables de la libertad religiosa. La Comisión urge al presidente a diseñar las políticas aplicables a cada caso. Los trece países son: Burma, la República Democrática del Pueblo de Corea, Eritrea, Irán, Irak, Nigeria, Pakistán, la República Popular de China, Arabia Saudita, Sudán,Turkmenistán, Uzbekistán y Vietnam.
Otra serie de países pertenecen a una Lista de Observacion. Son Afganistán, Bielorusia, Cuba, Egipto, Indonesia, Laos, Rusia, Somalía, Tajikistín, Turquía y Venezuela. Estas países, sin caer en la categoría anterior de países que causan preocupación particular, requieren sin embargo una atenta vigilancia debido a la naturaleza y a la extensión de violaciones de libertad religiosa en que han incurrido o fueron toleradas por sus Gobiernos.
Otra recomendación destaca los esfuerzos de ciertos Estados miembros de las Naciones Unidas para limitar la libertad de expresión y la libertad de religión a fin de declarar ilegal lo que ellos denominan "difamación de religiones". Se trata de maniobras que han sido comentadas en esta columna en varias ocasiones y que hasta el presente han fracasado, aunque las naciones musulmanas no cejan en sus intentos de obtener tal legislación, que es fuertemente resistida por las potencias democráticas y entidades defensoras de las libertades religiosas.
El Informe Anual dedica capítulos a cada uno de los países en cuestión, documenta los abusos contra la libertad de religión y aconseja medidas a tomar por los Estados Unidos. La Comisión solicita al presidente Obama considerar los medios para poner en efecto tales recomendaciones, lo cual redundaría en favor de la protección por los Estados Unidos de la libertad de religión o creencias y libertades fundamentales relacionadas. Ello también intensificaría la seguridad de los Estados Unidos frente a la creciente amenaza de extremistas religiosos que usan la violencia para lograr sus fines, o abogan su uso.
El Informe no es un estudio sobre antisemitismo, pero contiene abundantes referencias acerca de actitudes y/o medidas susceptibles de dañar o amenazar a las comunidades judías respectivas. Precisamente por su carácter general complementa otros estudios y análisis de situaciones que inquietan a las instituciones judías. En más de una oportunidad hemos sostenido que existe una intensa relación entre las garantías de la libertad religiosa y el funcionamiento normal de colectividades minoritarias como la judía. Estas colectividades están, por cierto, interesadas en la defensa del derecho de sus miembros a profesar libremente su religión, y el desconocimiento de este derecho puede facilmente perturbar el funcionamiento de actividades comunitarias que no son necesariamente religiosas. Esto es especialmente inquietante en países en que los Gobiernos no son precisamente celosos guardianes de la democracia. De ahí que los judíos tengan un pronunciado interés en informes como el que comentamos, que acarrean consigo la autoridad de su carácter oficial. Es verdad que nadie asignó a los Estados Unidos el papel de defensor de las libertades relacionadas con la religión fuera de sus fronteras, pero el Gobierno norteamericano ha asumido voluntariamente esa tarea, que cumple en forma eficaz y sistemática.
En estos días el tema religioso ha adquirido mucha importancia también en relacion con la visita del papa Benedictus XVI a Israel. Las distintas religiones y naciones de origen religioso están atentas a eventos y tendencias que se dan en algunas latitudes y de las que son víctimas una u otra de ellas.
El tema es delicado y se presta a distorsión y demagogia. Es pues muy importante que esté al alcance de la sociedad mundial la información seria y fundamentada que dimana de documentos como el que inspira esta nota. No todas las situaciones son igualmente claras y en algunas la confusión es fuente de preocupación y alarma. Es de esperar que el informe comentado y la jerarquía y autoridad de sus destinatarios ayude a enfrentar una plaga que azota a la sociedad internacional.

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