Por Alan M. Dershowitz
Las acciones militares de Israel en Gaza son justificadas enteramente bajo el derecho internacional, e Israel debe ser elogiado por un acto en defensa propia contra el terrorismo internacional. El artículo 51 de las Naciones Unidas reserva a cada nación el derecho de emplear la defensa propia contra ataques armados. La única limitante en el derecho internacional -en una democracia- es que sus acciones deben satisfacer el principio de la proporcionalidad. Las acciones de Israel ciertamente satisfacen estos principios.
Cuando Barack Obama visitó la ciudad de Sderot este verano, él vio las mismas cosas que yo había visto durante mi visita el 20 de marzo de este año (2008). En los últimos cuatro años, terroristas palestinos -en particular, Hamas y Guerra Santa islámica (Jihad)- han disparado más de dos mil cohetes en esta área civil, poblada en su mayor parte por personas pobres y de clase obrera. Los cohetes están diseñados para generar el máximo de muertes civiles, y algunos han estado a escasa distancia de caer sobre patios de recreo, jardines de infancia, hospitales y autobuses escolares. Pero otros golpean sus objetivos, matando a más de una docena de civiles desde el año 2001, incluyendo en febrero de 2008 cuando mataron a un padre de cuatro hijos que había estado estudiando en una universidad local. Estos cohetes anti-civiles también han herido y traumatizado a innumerables niños.
Los residentes de Sderot tienen quince segundos desde el lanzamiento de un cohete para correr hasta un refugio. La regla es que todos siempre deben estar en un refugio en quince segundos, sin importar lo que estén realizando. Los refugios están por todas partes, pero las personas mayores y con problemas físicos a menudo tienen dificultad para lograrlo. Una noche que yo estuve en Sderot, un cohete cayó cerca, pero no se había activado la "alerta roja". El sistema de advertencia está lejos de ser infalible.
En la mayoría de las regiones, las primeras palabras aprendidas por niños pequeños son "mamá" y "papá". En Sderot, ellas son "alerta roja". El jefe de la policía de Sderot me mostró cientos de fragmentos de cohetes que habían sido recuperados. Muchos aborrecen el nombre del grupo de terrorista que ha disparado los misiles mortales. Aunque el disparar deliberadamente para matar a civiles es un crimen de guerra, los terroristas que disparan a los civiles de Sderot están tan orgullosos de sus crímenes que llegan hasta a colocar su "firma" sobre sus armas asesinas. Ellos saben que en el mundo en el que vivimos nunca serán procesados por sus asesinatos e intentos de asesinato.
Barack Obama reaccionó contra lo que él había visto en Sderot diciendo que si sus dos hijas estuvieran expuestas a ataques con cohetes en sus propias casas, él haría todo lo que estuviera a su alcance para detener tales ataques. Espero y aspiro a que el Presidente Obama tome la misma posición que manifestó como candidato.
Los residentes de Sderot demandaban que su nación tomara medidas para protegerlos. La mayoría al parecer estuvo de acuerdo con la decisión israelí de terminar la ocupación de la franja de Gaza, el retiro de sus soldados y de los colonos, a pesar de que durante la ocupación los ataques con cohetes aumentaron contra los residentes de Sderot. Pero las opciones militares de Israel después de la salida de la franja de Gaza han estado limitadas, ya que Hamas dispara deliberadamente sus cohetes mortales desde áreas urbanas densamente pobladas y el Ejército Israelí tiene una política estricta de tratar de evitar daños a civiles.
El disparo de cohetes contra civiles desde áreas civiles densamente pobladas es la nueva táctica de esta guerra entre los terroristas que adoran la muerte y las democracias que adoran la vida. Los terroristas han aprendido cómo explotar la moral de las democracias contra aquellos que no quieren matar civiles, incluso civiles enemigos. En un incidente reciente, la inteligencia israelí detectó que una casa particular fue utilizada para fabricar y almacenar cohetes. Era un objetivo militar claro, toda vez que los cohetes fueron disparados desde allí contra civiles israelíes. Pero la casa también era la residencia de una familia. Así que el ejército israelí llamó por teléfono a la casa, informó al propietario que la misma era un objetivo militar y le dio treinta minutos para salir con su familia antes de que la casa fuese atacada. El propietario llamó a Hamas, quienes enviaron inmediatamente a docenas de madres con sus bebés para que se pararan en el techo de la casa. Hamas sabía que Israel nunca dispararía contra una casa con civiles en ella. Ellos también sabían que si, por alguna casualidad, las autoridades israelíes no tuvieran conocimiento de que había civiles en casa y disparaban contra ella, Hamas ganaría una victoria pública mostrando a los civiles muertos a los medios. En este caso, Israel tuvo conocimiento de la existencia de los civiles y detuvo la orden de fuego. Los cohetes cuya destrucción fue evitada por los "escudos humanos" fueron utilizados luego contra civiles israelíes.
Este, en pocas palabras, es el dilema encarado por democracias con un alto nivel moral. La táctica de Hamas no habría funcionado con los rusos en Chechenia. Cuando los rusos recibieron la orden de disparar contra civiles, lo hicieron sin vacilación. Tampoco habría funcionado en Darfur, donde milicias de janjaweed han matado a miles de civiles y desplazado 2,5 millones de personas para ubicar a los rebeldes que se ocultaban entre ellos. Ciertas tácticas trabajan solo contra enemigos morales que cuidan profundamente el principio de minimizar daños a civiles.
En los meses pasados estuvo en vigencia un inestable alto al fuego organizado por Egipto. Hamas acordó detener el disparo de cohetes, e Israel acordó detener las acciones militares contra terroristas de Hamas en la franja de Gaza. El alto al fuego en sí mismo fue moralmente dudoso y legalmente asimétrico.
Israel, de hecho, decía a Hamas: si ustedes detienen los crímenes de guerra en contra de nuestros civiles inocentes, nosotros detendremos completamente las acciones militares legales en contra de sus terroristas. Bajo el alto al fuego, Israel se reservó el derecho de ejecutar acciones en defensa propia, como atacar a terroristas que estuvieran en el proceso de disparar cohetes contra sus civiles.
Poco antes de que las hostilidades empezaran, Israel ofreció a Hamas una zanahoria y un palo. Israel reabrió puntos de revisión para permitir nuevamente la entrada a Gaza de la ayuda humanitaria. Esos puntos de entrada fueron cerrados después de que el territorio de Israel fuera nuevamente atacado por cohetes disparados desde Gaza. El primer ministro de Israel también realizó una advertencia severa y final a Hamas, indicando que a menos que detuvieran el disparo de cohetes habría una repuesta militar a gran escala. Esta fue la manera como Reuters lo informó:
"Israel volvió a abrir cruces contiguos con la franja de Gaza el viernes, un día después de que el Primer Ministro advirtiera a militantes de esa zona que debían detener el disparo de cohetes o pagarían un alto precio. A pesar del movimiento de suministros de ayuda, los militantes dispararon el viernes cerca de una docena de cohetes y morteros desde Gaza a Israel. Uno golpeó accidentalmente una casa en Gaza, matando a dos hermanas palestinas, de edades de 5 y 13 años… Las entregas podrían aliviar las tensiones que quizá habrían llevado a una acción militar para terminar los ataques con cohetes. Los trabajadores palestinos en los cruces dijeron que había llegado combustible para la principal central eléctrica de Gaza, y que se esperaba la llegada durante el día de un centenar de camiones cargados con granos, ayuda humanitaria y otros bienes".
El disparo de cohetes por Hamas continuó e Israel cumplió su palabra, aplicando un cuidadoso ataque aéreo dirigido contra los objetivos de Hamas.
El domingo hablé con un General de la Fuerza Aérea, ahora retirado, que trabajó en la planificación del ataque. El me comentó sobre la inteligencia y planeación que se había estado preparando en caso de que la contingencia para una opción militar llegara a ser necesaria. La Fuerza Aérea Israelí había localizado con toda precisión las ubicaciones exactas de estructuras de Hamas, en un esfuerzo de minimizar bajas civiles. Hasta las fuentes de Hamas reconocieron que la inmensa mayoría de los muertos habían sido terroristas de Hamas, donde algunas bajas civiles eran inevitables; Abou Alouf de Rushdi de la BBC, que ciertamente no es pro-israelí, informó que "los componentes de la seguridad de Hamas están en medio de la ciudad". Realmente observó desde el balcón de su casa que el bombardeo de un componente de Hamas fue a 20 metros del objetivo militar.
Ha habido tres tipos de respuesta internacional a las acciones militares israelíes contra los cohetes de Hamas. No sorprende que Irán, Hamas y otros desvergonzados anti-israelíes hayan argumentado que los ataques con cohetes de Hamas contra civiles israelíes son enteramente legítimos, y que los contraataques israelíes son crímenes de guerra. Igualmente nada sorprendente es la respuesta de las Naciones Unidas, de la Unión Europea, de Rusia, y de otros que, por lo menos en lo que respecta a Israel, ven una equivalencia moral y legal entre terroristas que atentan contra civiles y una democracia que responde atacando a los terroristas.
La más peligrosa de las tres respuestas no es el absurdo de Irán-Hamas, que es ignorado en gran parte por personas pensantes y con moral, sino la respuesta de las Naciones Unidas y la Unión Europea, que equiparan el asesinato intencional de civiles con la defensa propia legítima conforme al Artículo que 51 de las Naciones Unidas. Esta falsa equivalencia moral solo favorece a los terroristas a persistir en sus acciones ilegales contra civiles. Estados Unidos está en el derecho de asignar la culpa a Hamas, mientras insta a Israel a realizar todo lo posible para minimizar las bajas civiles.
Hay quienes reclaman que Israel ha violado el principio de la proporcionalidad matando más terroristas de Hamas que el número de civiles israelíes asesinados por cohetes de Hamas. Esa es una absurda y mala aplicación del concepto de la proporcionalidad, al menos por dos razones:
Primero, no hay equivalencia legal entre la matanza deliberada de civiles inocentes y las matanzas deliberadas de combatientes de Hamas. Bajo las leyes de la guerra, cualquier número de combatientes puede ser muerto para prevenir al menos el asesinato de un civil inocente.
Segundo, la proporcionalidad no es medida por el número de civiles que han resultados asesinados, sino por el riesgo de muerte de civiles y de que las intenciones se concentren en objetivos civiles. Hamas procura matar tantos civiles como pueda. Apunta sus cohetes en dirección a escuelas, hospitales, campos de juego y otros objetivos enteramente civiles. El hecho de que no hayan asesinado tantos civiles como habrían querido es por el enorme esfuerzo de Israel de construir refugios, así como por el desarrollo de sistemas de advertencia temprana.
Hamas, por otro lado, se niega a construir refugios, precisamente porque quiere maximizar el número de civiles palestinos inadvertidamente muertos por acciones militares de Israel. Es sabido, por experiencia, que cuando las fuerzas de Israel realizan acciones militares que generan muertes de aún un pequeño número de civiles palestinos inocentes, muchos en la comunidad internacional condenarán a Israel. Israel también comprende esta triste realidad y realiza grandes esfuerzos para reducir el número de bajas civiles, al punto de renunciar a atacar objetivos legítimos que están demasiado cerca de áreas civiles. Por consiguiente, las acciones de Israel satisfacen el principio de la proporcionalidad, así como el principio de defensa propia contra ataques armados.
A menos que las Naciones Unidas y el resto de la comunidad internacional reconozcan que Hamas comete tres crímenes de guerra: i) estableciendo como objetivo a civiles israelíes, ii) utilizando a sus propios civiles como escudos, iii) en la búsqueda de la destrucción de un país miembro de las Naciones Unidas; y que Israel actúa en defensa propia y a partir de una necesidad militar, el conflicto continuará y quizá se agravará. Si Israel consigue destruir a la organización terrorista Hamas, podrán establecerse los cimientos para una paz verdadera entre la Autoridad Palestina e Israel. Pero si Hamas persiste en su capacidad de establecer como objetivos a un número creciente de ciudadanos israelíes, Israel no tendrá elección sino persistir en sus esfuerzos de defensa propia.
Ninguna democracia lo haría de otro modo.
Fuente: The Jerusalem Post