Por Natan Lerner
Dos interesantes acontecimientos académicos dedicados a las comunidades judías de la América Latina colincidieron en estos días. El primero tuvo lugar esta semana en la Universidad de Tel Aviv y consistió en la XIVa. Conferencia de la Latin American Jewish Studies Associaation (LAJSA), organización internacional de investigadores que trabajan sobre el tema del judaísmo latinoamericano; la segunda se celebrará la semana próxima en la Universidad de Jerusalén, en el marco del X Congreso Mundial de Ciendcias Judaicas, organizada por la Asociacion de Investigadores del Judaismo Latinoamericano (AMILAT).
Esta nota es escrita antes de ambos encuentros, que tienen mucho de común no obstante los diferentes patrocinadores. En esencia, más allá de los respectivos programas, y al margen del hecho de que se trata, en ambos casos, de conferencias periódicas, lo que es visible en estos certámenes es una doble preocupación relativa a las colectividades judías de la America Latina: una relativa al futuro de esas comunidades en función de las transformaciones generales en el Continente; otra concerniente a la preservación y/o deterioro de la identidad y de la cohesión interna de las minorías judías que viven en esos países.
No tengo, por supuesto, a esta altura información sobre las posibles conclusiones, de haberlas, y por tanto este es un comentario general sobre el tema.
Cabe felicitarse de que las dos universidades mayores del país sirvan de escenario de conferencias de esta amplitud.
La sociedad israelí -con excepción desde luego de su colonia de origen latinoamericano- no se interesa demasiado en la vida judía de la América Latina. De tanto en tanto da muestra de su preocupación cuando ocurren allí incidentes que involucran riesgos o amenazas para los judíos locales y, más en general, cuando ocurren hechos sensacionales, tipo exabruptos de Chávez o revueltas sin desenlace tipo Honduras. Poca curiosidad hay para saber cómo viven, cómo se desarrollan, qué crean las comunidades al sur del Río Grande, y la que hay se agota en inquirir cuántos judíos de la Argentina, Brasil, México u otros países se aprestan a trasladarse a Israel. Este desinterés incluye, naturalmente, y en cierta medida resulta de la prensa escrita y electrónica israelí.
Es justo también mencionar que representantes diplomáticos de paises de la America Hispana se han quejado de la escasa atención que las autoridades israelíes prestan a las relaciones con esa parte del mundo.
No hace mucho, se escucharon tales críticas en un coloquio organizado por el Centro Interdisciplinario Herzlía, entidad que ultimamente ha puesto su tribuna a disposición de prominentes hombres públicos de la America Latina de visita en Israel.
También es justo señalar que el actual ministro de Relaciones Exteriores Avigdor Liberman ha roto la tradición de más o menos ignorar a Latinoaméricana, llevando a cabo en estos últimos días una gira por cuatro países de aquel Continente. Claro está; es difícil liberarse de la impresión de que el canciller Liberman no es un vocero israelí que pueda ser recibido con gran simpatía en las capitales que visitará.
Por todas estas y otras razones debe causasr satisfacción la coincidencia de jornadas dedicadas a Latinoamérica a nivel universitario, en estos somnolientos días veraniegos.
En la conferencia de LAJSA, en cuya materialización colaboró el Instituto Sverdlin de la Universidad de Tel Aviv, participaron especialisrtas de diversos países, además de estudiosos locales. Los temas tratados fueron también muy variados, pasando por el impacto de la Shoá en el Continente, temas educativos y de identidad, multicuturalismo, literatura judía y general relevante, prensa, arte, migraciones, influencia de los regímenes políticos, relaciones judeo-árabes, política exterior latinoamericana, antisemitismo y neonazismo, latinoamericanos en Israel, relaciones intra-comunitarias, cuestiones idiomáticas. diáspora y judaísmo, la cuestión de legitimidad, y otros temas.
Una conferencia inaugural inquiriendo si la diáspora judía es un caso singular estuvo a cargo de Gabi Sheffer. Hubo un homenaje a la memoria del recientemenete fallecido Jacobo Kovadloff, dirigente comunitario exilado bajo la dictadura y funcionario del American Jewish Congress a cargo de asuntos latinoamericanos.
El encuentro de AMILAT comenzará el domingo próximo. Su programa no será sustancialmente diferente del de LAJSA, tal vez con más énfasis en temas culturales y literarios. También en este encuentro participarán especialistas del exterior.
Cabe destacar que gracias a AMILAT los estudios latinoamericanos forman parte permanente de los congresos mundiales de ciencias judaicas periódicos.
Los judíos de América Latina atraviesan dificultades tanto en el orden interno como por el impacto de los cambios externos.
Las grandes comunidades están mas afectadas en el primer rubro que en el segundo. Algunas están sufriendo cambios ideológicos relacionados con la significación de ser judío en estos tiempos. Otras comunidades están pasando malos momentos debido al carácter de sus Gobiernos y su política exterior y también social.
Las relaciones entre las comunidades y el Estado de Israel están razonablemente estabilizadas, pero el Continente no puede escapar al impacto de tendencias anti judías que se dejan sentir tanto por influencias exteriores como por razones vernáculas. La legitimidad de la vida comunitaria está en general reconocida y respetada, aunque aquí y allí se da, de tanto en tanto, una ingrata nota de alarma.
En general, la relación Estado soberano-comunidades emparentadas funciona en la América Latina en forma un tanto distinta que la relacion Estado-comunidades europeas o anglo-sajonas. El tema merece ser estudiado. Conferencias como las de las Universidades de Tel Aviv y Jerusalén son un buen paso en esa dirección. Es de esperar que estos certámenes se repitan.