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Por Moisés Garzón Serfaty
¿Conocen ustedes algún Estado tan amenazado y vilipendiado como el Estado de Israel? Seguramente no. Israel vive permanentemente asediado psicológica y militarmente. Se llama a su destrucción por parte de un Estado que es miembro de la ONU, y no pasa nada, en abierta contravención de la carta fundacional de ese organismo internacional llamado a velar por la preservación de la paz mundial. Sufre ataques con misiles contra la población civil y se le critica y condena si se defiende. Se le compara con los imperios coloniales europeos, con la Alemania nazi y con la Sudáfrica del apartheid. Se le boicotea, se le deslegitima y se le cuestiona su derecho a existir. ¿Conocen ustedes algún Estado en esta situación?
Se olvida que Israel es la única democracia en el Medio Oriente, rodeada por dictaduras y monarquías absolutas, e incluso repúblicas con presidencia hereditaria.
En Israel hay ministros árabes en el Gabinete y diputados en el Parlamento y estudiantes y académicos en las universidades y jueces en la Corte Suprema. Los árabes en Israel tienen garantizados sus Derechos Humanos, tienen acceso a la educación y a la salud pública, ejercen libremente su culto y sus mezquitas y poblados no son atacados ni profanados.
Israel no fue, como proclaman algunos, producto del colonialismo europeo. Más bien el actual Reino de Jordania y su antecesor, el de Transjordania, lo fueron. Gran Bretaña se opuso a la inmigración judía a la llamada Palestina sobre la que ejercía su protectorado por mandato de la Liga de las Naciones al concluir la Primera Guerra Mundial. ¿No recuerdan el Libro Blanco y los barcos de refugiados devueltos a la Alemania nazi o enviados a campos de concentración en Chipre? ¿Por qué se abstuvo Gran Bretaña en la ONU en la votación que resultó a favor del establecimiento del Estado de Israel? Sí hay que destacar, para ser justos, que Gran Bretaña, con la Declaración Balfour, en 1917, reconoció el derecho del pueblo judío a un hogar nacional en Palestina.
En Israel no hay pogromos antiárabes, ni se les saca de sus hogares, ni se les envía a campos de concentración y exterminio mediante el gaseamiento o el fusilamiento, previa selección, ni se les somete a trabajos forzados, ni se les rebaja su dignidad humana. En Israel no hay fosas comunes para las víctimas de semejante barbarie sencillamente porque no se ha montado ni se montará una industria de aniquilamiento como la que montaron y pusieron a funcionar los nazis, por lo tanto no hay víctimas ni fosas comunes.
Israel es un Estado judío legítimamente instalado en la tierra del pueblo judío, su patria histórica ancestral, reconocido por la mayoría de los Estados del mundo, y nació en ejercicio del derecho a la autodeterminación reconocido por todos los pueblos. No lo olviden sus enemigos, acólitos y cómplices desvergonzados, acobardados y sumisos.
Acusar a Israel como se viene haciendo es una clara demostración de judeofobia.
Fuente: Nuevo Mundo Israelita

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