Por José Manuel Vargas
El barrio judío o Judería es una de las zonas más conocidas del centro histórico de Córdoba, Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1984, y uno de los más grandes de Europa. Se sitúa al noroeste de la Mezquita-Catedral, a lo largo de las murallas de la ciudad. Sus calles medievales nos recuerdan la prosperidad judía durante el Califato de Córdoba.
En la Judería hay que perderse por sus estrechas callejuelas. De especial interés es encontrarnos con la Sinagoga y el zoco. Es algo que no debéis perderos de vuestra estancia en Córdoba, y añade una dimensión más a la imagen que tendremos de la ciudad en nuestro recuerdo.
Los judíos formaron parte de la mezcla cultural cordobesa desde el siglo II hasta su expulsión de España en 1492. A los musulmane judíos y cristianos se les permitía libertad religiosa en la ciudad. Este acuerdo era muy rentable para los gobernantes, que mejoraron sus ingresos con los impuestos que les cobraban a los no musulmanes.
Durante los siglos XI y XII, la población judía alcanzó su punto de mayor prosperidad en España, coincidiendo con el gran momento de Córdoba. Hasday ben Shaprut, el gobernador de la comunidad judía, se convirtió en un influyente ministro del primer califa, Abd al Rahman III, e hizo de Córdoba un importante centro de aprendizaje cultural del mundo, albergando la célebre Escuela de Babilonia.
En 1315 Simon Majeb construyó la Sinagoga que sigue en pie hoy en día. Es una de las sinagogas que aún permanecen en España. Ha servido como iglesia, luego como hospital, la sede del gremio de zapateros y, por último, en el siglo XIX, como escuela de primaria. Tuve la oportunidad de visitarla una mañana, y quedé sumamente impresionado.
El interior incluye una galería con trabajos de yeso, e inscripciones de salmos en hebreo y otros motivos vegetales en la parte superior. Sus paredes, bellamente restauradas, tienen arcos semi circulares. Los edificios que hay a su alrededor posiblemente fueran baños públicos y una escuela talmúdica. Fuera del recinto hay una estatua del filósofo y Rabino Maimónides.
El resto del barrio tiene un aire netamente islámico. Muy cerca se encuentra el zoco, una versión medieval de los famosos zocos árabes que solían ocupar el paisaje del califato. Debajo de las casas más antiguas seguramente haya restos romanos, y si bien algunas casas son cada vez más modernas, el respeto por lo antiguo sigue siendo patente.