Por Max Preschel
No voy a entrar a discutir las afirmaciones absurdas de la Sra. Anderi sobre el “sionismo internacional” y su supuesto inmenso poder y maldad infinita (algo que existe sólo en la calenturienta imaginación de la autora y otros difamadores antisionistas y antisemitas y que pudiéramos dejar para otra oportunidad), pero sí quisiera puntualizar, para beneficio de los lectores desprevenidos de su artículo, lo que fue el Holocausto judío y qué lo hace un evento singular y sin comparación con otros genocidios y crímenes de guerra.
Se entiende por Holocausto el genocidio cometido por los nazis en contra del pueblo judío durante la Segunda Guerra Mundial, un evento sin precedentes pues consistió en el intento de destruir a un pueblo mediante el asesinato de todos los individuos de ese pueblo, por razones que no fueron pragmáticas ni racionales (como pudieran ser la conquista de un territorio, la apropiación de los recursos naturales, la esclavización, etc.), sino por razones ideológicas que le atribuían importancia apocalíptica y cosmológica a dicha aniquilación.
Mientras que, como bien lo señala la Sra. Anderi, en la Segunda Guerra Mundial hubo víctimas de los nazis pertenecientes a muchos pueblos y sectores, la diferencia con el Holocausto está en que solamente a los judíos se los asesinaba por el simple hecho de ser judíos y no fueron, en su inmensa mayoría, muertos civiles ocasionados como “daño colateral” durante operaciones militares.
Los judíos (hombre, mujeres y niños) asesinados despiadadamente durante la 2da guerra mundial por la bestia nazi por el sólo hecho de ser judíos sí fueron, en cifras redondas, seis millones.