Cada tanto es posible escuchar y leer en Israel acerca de actos y conducta antisemitas en Polonia, el sitio donde están enterrados millones de judíos, víctimas de los nazis y sus colaboradores. Hace algunos años, aparecieron en Israel versiones sobre la probable devolución de bienes que fueron expropiados a los judíos una vez que los nazis los enviaron a los campos de concentración o, milagrosamente, pudieron salvarse. Son contados con los dedos quienes tuvieron éxito en sus reclamos.
Quienes regresaron, o mejor dicho los pocos que sobrevivieron, encontraron que sus casas, comercios y fábricas estaban ocupados por otras personas que no tenían ninguna intención de devolverles la propiedad.
Un artículo del sitio español elcorreo.com, bajo el título “Polonia se niega a resarcir a los judíos” afirma: “El diario conservador británico The Times denunció recientemente esta cuestión con motivo del inicio de la Presidencia europea del país ex comunista. El rotativo señalaba que `a millones de polacos, tanto judíos como cristianos, se les arrebató todo: casas, tierras, negocios, bosques, fábricas y mobiliario. Seguir la pista de sus dueños es complejo, pero no imposible. Polonia debería por lo menos abrir sus archivos para que a la decreciente cantidad de sobrevivientes del Holocausto les resulte más fácil pasar cuentas a la espera del día en que finalmente salde esas deudas”.
Añade: “Hace unos meses, Jan Tomasz Gross, un polémico historiador de origen polaco afincado en Estados Unidos, publicó el libro `Una cosecha en oro donde cuenta el saqueo de objetos en oro y otros bienes que cometieron algunos polacos contra los cadáveres de judíos masacrados en el campo de exterminio de Treblinka. La obra se basa en un artículo publicado hace años en el liberal Gazeta Wyborcza por Piotr Gluchowski y Marcin Kowalski que narraba la misma historia”.
El autor del artículo destaca: “El libro de Gross, como otros títulos sobre el antisemitismo polaco publicados por el mismo autor, fue duramente criticado por algunos historiadores, que lo consideraron sensacionalista y ajeno al rigor, e intelectuales e ideólogos de la derecha política y mediática más conservadora también lo hicieron, pero Gross no es el único que denunció estos hechos.
Jan Karski, un católico valiente y resistente al nazismo que falleció en 2000 en Estados Unidos, describe en sus memorias cómo “una familia judía que le escondió fue asesinada por los nazis y sus pertenencias, saqueadas por polacos”. Karski, que salvó la vida de muchos judíos durante la Segunda Guerra Mundial, alertó en su momento a los aliados sobre el Holocausto.
El tema de la restitución de bienes a sus propietarios originales y descendientes está lejos de cerrarse no sólo en Polonia sino en otros países europeos, particularmente los que pertenecieron al bloque comunista.
Fuente: Agencias