Por Rebeca Perli
Un asiduo lector me ha pedido que escriba sobre la Conferencia de Evian. Me complace complacerlo.
Esta reunión, llevada a cabo en julio de 1938 en Evian, Francia, fue convocada por el presidente de Estados Unidos, F. D. Roosevelt, con el fin de buscar refugio para los judíos que huían de la persecución nazi. Asistieron delegados de 32 países, además de periodistas y representantes de instituciones judías internacionales. Los delegados expresaron emotivamente su simpatía por la causa judía al tiempo que daban persuasivas excusas para no recibirlos.
Salvo contadas y honrosas excepciones (la República Dominicana abrió generosamente sus puertas y Venezuela abrió sus brazos a los pasajeros de dos barcos cargados de refugiados rechazados en varios puertos del Caribe) casi todos los países se negaron a admitirlos. Esto dio pie para que Alemania manifestara su "asombro", porque al tiempo que se le criticaba por el trato dado a los judíos, éstos eran unánimemente rechazados. Por su parte, Haim Weizman, quien luego sería presidente de Israel, expresó: «El mundo parece estar dividido en dos partes: Una donde los judíos no pueden vivir y la otra donde no pueden entrar».
Los resultados de esta reunión son una prueba más de cómo la indiferencia del mundo contribuyó a que se llevara a cabo el Holocausto.
El lector mencionado arriba justifica al régimen alemán con el insólito argumento de que la culpa fue del Congreso Judío Mundial, el cual -según él- exigió a los países participantes que no aceptaran a los refugiados a fin de forzar a Alemania a mantenerlos en sus territorios, y concluye: "Esto (y sólo esto) fue lo que obligó a los nazis a implementar la llamada "solución final" (las cámaras de gas)".
¿Usted qué opina?