El sino de Israel
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Así fue como sucedió, Jánuca
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Por Beatriz W. De Rittigstein
Hace días se conmemoró el 32 aniversario del asalto a la Embajada de EEUU en Teherán, por unos 400 estudiantes islámicos quienes respondían al máximo mando de la teocracia iraní, Jomeini, cuyo régimen había triunfado meses antes. En un principio, los iraníes tomaron 90 rehenes; algunos se escaparon y otros fueron liberados; pero, mantuvieron cautivos a 52 estadounidenses por 444 días, liberados tras negociaciones con el entonces recién electo presidente Reagan.
Se sospecha que en ello participó Ahmadinejad. Hemos visto fotos de un joven con su misma estructura corporal. Durante la guerra contra Irak, Ahmadinejad fue instructor de los Basij Mostazafan, niños de hasta 12 años, a los que se les enseñaba "la gloria del martirio".
El régimen de los ayatollahs prosiguió sus crímenes más allá de sus fronteras. De forma permanente suministra armas a Hezbollah. En nuestro continente, la Fiscalía argentina acusó a personeros iraníes por el ataque terrorista contra la AMIA, en julio de 1994. Un par de años antes, en marzo de 1992, la embajada de Israel en Buenos Aires estalló por una bomba. No hay duda sobre la responsabilidad de Irán en ambos embates terroristas.
Desde que alcanzó la presidencia en 2005, Ahmadinejad ha repetido sus consignas antijudías, negando la realidad del Holocausto y afirmando que "la entidad sionista" será borrada del mapa.
En el 2009 Ahmadinejad fue reelecto, dejando sospechas sobre la pulcritud del proceso; así como, muertos, desparecidos y torturados entre los opositores. El último informe de la OIEA prueba el carácter bélico del programa nuclear iraní.
Ante tanta ignominia, las autoridades iraníes se defienden acusando, como en un juego de espejos, de promover una inexistente "iranofobia".

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