Por Beatriz W. De Rittigstein
En los últimos tiempos observamos un aumento de las tensiones entre Irán y varios países occidentales. Abundan acusaciones, amenazas y ante esa perspectiva, un sinfín de especulaciones.
Irán afrontó varios incidentes que afectaron su programa nuclear. Al respecto, se tejen conjeturas que van desde ataques ejecutados por fuerzas externas; pasando por señalar a la Guardia Revolucionaria que actuaría por órdenes de Jamenei, quien tiene discrepancias con Ahmadinejad; hasta acusar a adversarios del movimiento verde.
Debido a la férrea confidencialidad del gobierno iraní, cualquier intento de tasar lo que allí ocurre resulta una quimera. Sin embargo, en base a los hechos se pueden aventurar ciertos razonamientos. Algunos analistas suponen que los "verdes" que cobraron vigencia tras la fraudulenta reelección de Ahmadinejad, se convirtieron en un auténtico movimiento revolucionario con capacidad de sabotear; afirman que, desde el año pasado, las instalaciones del régimen así como integrantes de la Guardia Revolucionaria han sido objetivo de "accidentes". Ha habido un aumento de explosiones en refinerías y oleoductos; y, en el presente, ello sucede en instalaciones militares y plantas nucleares.
Por otra parte, hay analistas que sostienen que los asaltos a predios de la representación británica en Irán, perpetrados por "estudiantes" que al parecer pertenecen a los Basij, fue organizado por leales a Jamenei con el propósito de generarle problemas internacionales a Ahmadinejad.
Por lo visto, el régimen de Ahmadinejad está cercado por conflictos internos, tanto con los ayatollahs como con los opositores "verdes"; ello agrava aún más la amenaza que constituye su programa nuclear y misilístico a la seguridad global.