Por Moisés Garzón Serfaty
En esta época opaca y triste, en Occidente no es popular proclamar abiertamente el odio a los judíos, y como el antisionismo y el antiisraelismo visten, “visten de gala”, dan prestigio y dinero a los desalmados, los judeófobos inventan nuevas formas, nuevos foros, nuevas tribunas políticas o mediáticas para dar escape a su ponzoña. Así echan mano del antisionismo y del antiisraelismo para sus infames campañas de propagación del odio al judío y a lo judío y de descrédito del Estado de Israel, el “pueblo deicida” y el Estado “genocida”. Está claro que no hay por qué dar razón de la “perversidad” judía: perverso y judío son sinónimos. El judío es el portador de la culpa imborrable, el pueblo osado que se empecina en sobrevivir. Martin Luther King dijo en 1967: “Cuando la gente condena el Sionismo, está condenando a los judíos”.
¿Y qué es el antisionismo? Es simple y llanamente la negación al Pueblo Judío de un derecho fundamental acordado libremente a todas las naciones de la Tierra: el derecho a la libre autodeterminación. Es una forma adicional de manifestar la judeofobia. Es desconocer al movimiento de liberación nacional del Pueblo Judío, lo que constituye una clara, flagrante discriminación.
Hay que desenmascarar a los hipócritas, comparsas de la mentira y de la muerte, que critican y acusan a los judíos, al Sionismo y al Estado de Israel de todos los males del mundo. Los hipócritas que no ven, ni oyen, ni lloran, ni montan campañas mediáticas, ni solicitan que se nombren comisiones “independientes”: cuando mueren judíos; cuando caen misiles sobre centros poblados israelíes que no son blancos militares;?por el exterminio de trescientos mil chechenos en nombre del antiterrorismo por parte de Rusia; por las amenazas de borrar del mapa a un Estado soberano reconocido por la mayoría de las naciones, la única democracia en el Medio Oriente; por las masacres en Sudán; por los atentados terroristas de los fundamentalistas islámicos en Irak, Pakistán y Afganistán, en India, New York, Washington, Madrid y Londres, Casablanca y El Cairo, entre otros muchos, sin olvidar Israel, su blanco principal; por la invasión de Chipre por Turquía en 1974, ocupando por la fuerza la parte norte de la isla en la que se asentaron más de cien mil turcos, declarada independiente a pesar de las resoluciones de la ONU. Esos turcos no son “colonos”. Los israelíes, sí. El desmantelamiento de asentamientos judíos en Gaza y el retiro unilateral de esa zona no son gestos que merezcan ser reconocidos y aplaudidos. Además, Turquía expulsó a los greco-chipriotas hacia el sur y no acepta debatir la posibilidad de su retorno.
La barrera que para su seguridad levantó Israel es una ilegalidad, un atropello, un crimen. Por el contrario, son admitidas las que Estados Unidos levantó en la frontera con México; Turquía, entre el norte y el sur de Chipre; España, en la frontera con Marruecos de las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla;?y Marruecos en su conflicto con los saharauis.
Además de todo esto no olvidemos las masacres de kurdos y armenios. ¿Alguno de esos “cocodrilos” derramó una sola lágrima? Silencio cómplice. Solamente gritan si Israel se defiende o si ataca en legítima defensa. Hasta esto le está negado a Israel: la legítima defensa, la protección de sus ciudadanos.
No olvidemos tampoco que otros países se defienden de amenazas o de ataques terroristas y los enfrentan, así como a los que los alientan y financian. ¿No se defienden España y Francia del terrorismo vasco? ¿Qué hace Marruecos con los saharauis? ¿Cómo reaccionaría Turquía si otros países ayudaran a los kurdos en su lucha por la autodeterminación? ¿Por qué el bloqueo de Gaza por Israel es censurable y el de Egipto no? También Egipto erigió una barrera entre su territorio y Gaza. De la mentada “flotilla de la libertad”, y no sé cuántas cosas más, mejor no hablar. Se trata de una exitosa maniobra de provocación, que no será la última en la que Israel no tiene otra alternativa que llevar las de perder. Por allá se anuncia otra “flotilla” con mujeres. ¡Qué valientes lucen los que ponen a las féminas en la primera línea de batalla! Y la seudo potencia “amenazante” anunció hace algunas semanas que enviaría otra “flotilla” (ahora están de moda) escoltada por buques de guerra. ¿Alguien levantó la voz para advertir que eso sería un casus belli? No, que yo sepa. Otra vez silencio cómplice, miedo, cobardía, ceguera… Vaya usted a saber.
Así es y se desarrolla la bien orquestada campaña de desinformación para deslegitimar al Estado de Israel y al Sionismo que llevan a cabo los enemigos del Pueblo Judío, y muchos de los que se declaran amigos también.
Esos hipócritas “amigos” de Israel no se dan cuenta de que están tirando piedras a su propio tejado, que son cómplices de sus propios enemigos, los cuales terminarán con ellos, con su civilización, más temprano que tarde. Tan hipócritas son, que se lamentan de las muertes que causa Israel en su legítima defensa, pero en su fuero interno se regocijan porque esas muertes les sirven para condenar a Israel. No se dan cuenta de que mañana no habrá quien los llore y su final será motivo de alegría para los que, aprovechándose de su ceguera, los aniquilarán, a menos que abran los ojos a tiempo. Si no lo hacen así, se puede afirmar sin temor a equivocarse que Occidente, la civilización occidental, se está suicidando.