Por Guido Maisuls
A mis hermanos venezolanos, nicaragüenses, cubanos y ecuatorianos.
A todos mis hermanos latinoamericanos.
El presidente iraní, Mahmud Ahmadinejad, ya inició su gira de cinco días por vuestras queridas naciones latinoamericanas. Este viaje, que comenzó en Caracas, dice realizarlo con el fin de fortalecer las relaciones y desarrollar la cooperación en los campos políticos y económicos de Irán con Venezuela, Nicaragua, Cuba y Ecuador.
Es un hecho lamentable que el presidente iraní, Mahmud Ahmadinejad esté siendo recibido con honores, bombos y platillos por vuestros gobiernos y dirigentes de las hermanas Repúblicas de Venezuela, Nicaragua, Cuba y Ecuador.
Darle esta bienvenida y permitirle expresarse significa mucho más que una autentica injusticia hacia la memoria de las innumerables victimas que su siniestro régimen está y continuará produciendo en Irán y en todos los rincones del planeta.
Ustedes sabrán que el régimen del presidente iraní, Mahmud Ahmadinejad ha recibido importantes sanciones de las Naciones Unidas por rechazar su colaboración con la Organización Internacional de Energía Atómica (OIEA) y está abocado en forma clara, inequívoca y comprobable en la producción masiva de armamento nuclear con el propósito de utilizarlo contra otras naciones de la región.
Quizás no estén aun enterados que bajo su gobierno se están cometiendo en Irán serios abusos en materia de Derechos Humanos contra las mujeres, las minorías religiosas, la oposición política, las personas con una orientación sexual diferente; además de otras atrocidades cometidas en los últimos treinta años en la República Islámica del Irán.
Es de público conocimiento que el régimen iraní de Mahmud Ahmadinejad ha perpetrado recientemente en Irán, un sangriento y escandaloso fraude electoral para perpetuarse definitivamente en el poder, apoyándose en una atroz represión que culminó con cientos de manifestantes asesinados, torturados y humillados.
También es un hecho ampliamente difundido que el presidente iraní, Mahmud Ahmadinejad está desarrollando una intensa campaña internacional destinada a la absoluta negación del genocidio de millones de personas por la demencia nazi durante segunda guerra mundial.
El gobierno del presidente iraní, Mahmud Ahmadinejad promueve y apoya ideológica, financiera y militarmente las actividades terroristas de conocidos grupos radicales alrededor del planeta (Hezbollah, Hamas, Insurgentes latinoamericanos, etc.) y ha expresado de manera repetitiva y publica su intención de borrar completamente al Estado de Israel del mapa.
Esta a la vista internacional que el presidente iraní, Mahmud Ahmadinejad está abocado – hasta ahora exitosamente – en la creación de un nuevo eje islamofacista internacional, en alianza con dictadorzuelos latinoamericanos con el propósito de exportar actividades terroristas y violentas al continente americano.
En forma provocativa y descarada, Mahmud Ahmadinejad ha nombrado como ministro de defensa a Ahmad Vahidi, un fugitivo buscado intensamente por la Justicia argentina e Interpol por su participación en el atentado de Amia en Buenos Aires, Argentina en 1994, con el trágico saldo del asesinato de 85 personas y más de 300 heridos.
El mundo está en pleno conocimiento que Irán ha logrado dar un paso decisivo hacia adelante, ya ha obtenido el conocimiento, la tecnología y los recursos para crear una bomba nuclear en cuestión de meses, según el reporte de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA).
Todos somos concientes que Irán está liderando una severa amenaza de vida contra el Estado de Israel, el mundo occidental, los cristianos (de occidente y del mundo), los judíos (de Israel y la Diáspora), los budistas (de Bali, Tailandia, etc.), los hindúes (de Cachemira e India), los musulmanes herejes (véase la tragedia cotidiana en medio oriente), los drusos, "los ateos" (humanistas y laicos); los musulmanes que no aceptan la Yihad y las mujeres emancipadas del mundo.
Todos estos motivos son causas necesarias y suficientes para que el presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, deba ser inmediatamente arrestado y juzgado por la Justicia Internacional por sus despreciables crímenes de lesa humanidad.
El presidente iraní, Mahmud Ahmadinejad no debería disponer del derecho a hacerse presente ni a poder expresarse en vuestras hermanas Repúblicas de Venezuela, Nicaragua, Cuba y Ecuador.Permitirle hablar – a este despreciable personaje – desde vuestros elevados estrados es un acto de verdadera complicidad e injusticia hacia las innumerables victimas que está y continuará produciendo su siniestro régimen, en Irán y en todos los rincones del planeta.
Queridos Hermanos Latinoamericanos, no permitan que vuestras naciones se vean envueltas en trágicas actividades y conflictos foráneos que estos provocadores violentos pretenden importar desde otros lugares del mundo y así alterar la paz y la armonía de sociedades completamente ajenas a sus afiebradas maquinaciones fundamentalistas.
Que no nos ocurra aquello que nos advirtió Martin Luther King: “Tendremos que arrepentirnos en esta generación, no tanto de las malas acciones de la gente perversa, sino del pasmoso silencio de la gente buena”.