Por Jack Terpins
El 27 de enero de 1945, el ejército soviético entró y liberó Auschwitz, el campo de exterminio y concentración más grande construido por los nazis. La imagen era escalofriante. La evidencia del exterminio masivo brotaba por todos lados. Los alemanes habían destrozado la mayoría de los depósitos en el campo, pero en los que quedaban, los soviéticos encontraron claros reflejos de la crueldad: miles de cadáveres sin cremar y más de siete mil kilogramos de cabello humano. Los sobrevivientes que todavía estaban allí, si bien vivos estaban reducidos a piel y huesos. Un puñado de vidas pudieron ser salvadas de las criminales manos nazis, que ya habían asesinado a más de 6 millones de judíos.
Las personas que ingresaban a los campos no salían de su asombro. El propio Dwight Eisenhower, General del ejército Norteamericano, al visitar el primer campo de concentración liberado por su tropa, Ohrdruf Nord, ordenó fotografiar todo para asegurarse que nunca se olvide la profundidad del horror nazi. "Las cosas que yo vi son indescriptibles" comentó el General frente a miles y miles de cadáveres que evidenciaban lo peor.
Con el mismo espíritu de garantizar a las nuevas generaciones que el mundo no vuelva a vivir un exterminio semejante, la Organización de las Naciones Unidas votó por unanimidad la resolución que estableció el día 27 de enero, como el Día Internacional de Conmemoración anual de las víctimas del Holocausto. Mediante la memoria, la recordación y la educación, se busca evitar nuevos genocidios.
La resolución insta a los Estados miembros a elaborar programas educativos que incluyan la enseñanzas del Holocausto. Además, rechaza toda negación de ese hecho histórico y condena las manifestaciones de intolerancia religiosa, incitación, acoso o violencia contra personas o comunidades sobre la base de su origen étnico o sus creencias.
Cada 27 de Enero los diferentes países del mundo llevan a cabo conmemoraciones, que en su mayoría cuentan con la presencia de sobrevivientes, y de los presidentes, ministros, parlamentarios de los países, todos comprometidos con recordar y educar a los más jóvenes.
Hace algunas semanas, el presidente iraní Mahmoud Ahmadinejad visitó Latinoamérica. El actual vocero de la negación del Holocausto, promotor de matanzas y abusos a los derechos humanos e instigador a la desaparición de un Estado miembro de las Naciones Unidas, fue bienvenido por presidentes de países de nuestra región, lo cual debe preocuparnos y mucho. La negación de esta barbarie solamente permitirá que nuevas atrocidades se cometan. Hoy nuestra herramienta es la educación y la recordación, buscando que las generaciones por venir conozcan lo sucedido y les garanticemos que nunca más volverá a ocurrir. Ojala la comunidad internacional haya aprendido de Auschwitz, y así, a través de la memoria y la educación, evitemos nuevos genocidios y construyamos un mundo justo, solidario y en paz.
Fuente: Congreso Judío Latinoamericano