Por Rebeca Perli
Una tensa situación se ha presentado recientemente entre los gobiernos de Turquía y Francia debido a la aprobación, por parte del Senado francés, de un texto que penaliza con un año de prisión y 45.000 euros de multa a los negadores del Genocidio Armenio, calificativo éste, que el gobierno turco se niega a admitir alegando que fue consecuencia de luchas interétnicas, enfermedades y hambruna. Pero, se acepte o no el término, la masacre ocurrió y fue perpetrada con violencia y saña contra la población armenia de religión cristiana, entre 1915 y 1917, bajo el gobierno de los Jóvenes Turcos. Se calculan 1.500.000 víctimas.
Insólito como pudiera parecer, un general venezolano fue testigo de estas atrocidades. Se trata de Rafael De Nogales, nacido en San Cristóbal en 1879, cuyo carácter aventurero lo llevó a participar en diversos conflictos bélicos, incluyendo la guerra ruso-japonesa. En 1915 se alistó en el ejército otomano pero pidió su relevo ante la masacre de los armenios. En su libro Cuatro años bajo la Media Luna, escribe: "Yo he visto en las márgenes del Éufrates los cuerpos carcomidos de decenas y quizás hasta centenares de niños y mujeres armenios sirviendo de pasto a los buitres y chacales".
Esta masacre ha sido reconocida como genocidio por 22 Estados, pero Turquía continúa renuente a aceptarla como tal. El texto que penaliza a sus negadores ha hecho que el primer ministro turco, Tayyip Erdogan, amenace con imponer a Francia sanciones económicas y disminuir la representación diplomática turca en ese país, además de acusar a Sarkozy de oportunista por su deseo de ganar el voto galo-armenio en las próximas elecciones.
Como quiera que sea, la tragedia vivida por el pueblo armenio es irrefutable.