Por Samuel Auerbach
El pueblo de Israel está soportando constantes insultos y amenazas como verdaderos azotes que no dejan buen sabor, mientras que las autoridades miran para otro lado. Soporta los esputos que le caen como si fueran gotas de lluvia. Recuerda al judío diaspórico de antaño quien mientras recibía doloroso castigo, doblaba su cuerpo en vez de devolver los golpes.
"El Estado terrorista de Israel llama a la guerra”, “Israel es un “tumor canceroso” que debe ser extirpado”, “Nunca reconoceremos al régimen sionista”. “La nación Palestina seguirá resistiendo hasta la liberación de su sagrada tierra”, “La oportunidad de eliminar al “material corruptor” de Israel y que tomaría solamente nueve minutos ejecutarla, no debe ser desaprovechada”. “La defensa de la nación Palestina frente el “régimen criminal sionista” es una de las cuestiones fundamentales para la República Islámica de Irán”, etc., etc., son ejemplos de las cotidianas expresiones de los regímenes terroristas, que incrementan el odio en los antisemitas y predisponen en contra de Israel a los indecisos. Israel escucha y no reacciona.
Estas sartas de improperios salen impunes al aire sin que Israel se inmute. Incomprensible.
Irán inaugura una transmisión televisiva en idioma español para América Latina, e Israel se mantiene muda. ¿Dónde está ese esclarecimiento, esa propaganda como medio para atraer adeptos, tan útiles y necesarios en la actualidad como lo es el armamento para ganar una guerra? Ningún gobierno israelí le dio importancia al esclarecimiento. Tampoco el actual. Difícil entender tal comportamiento.
¿Acaso no saben que las empresas gastan millones de dólares en propaganda, y que recuperan con grandes ganancias al incrementar con ella la venta de sus artículos? Elemental. ¿Acaso no saben la utilidad que siempre les brindó a los enemigos de Israel, las mentiras y los videos artificiales que supieron difundir a todos los vientos? Lo saben pero como si nada fuera. Es evidente que los gobernantes de Israel tienen un desconocimiento absoluto de la estrategia a seguir, en la importante guerra mediática que hace un tiempo ha estallado en el Medio Oriente. Israel sigue muda sin que ni siquiera se le ocurra recurrir a tantos preocupados ciudadanos, quienes desde sus modestos escritorios tratan de contrarrestar los efectos de la lengua envenenada del Islam.
Fuente: Aurora Digital