La memoria permanente del Holocausto

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Por Jorge Arguello
Desde 2005, cuando se cumplieron seis décadas de la liberación del campo de concentración y exterminio de Auschwitz-Birkneau (Polonia), cada 27 de enero, las Naciones Unidas conmemoran el Día Internacional en Memoria de las Víctimas del Holocausto.
La correspondiente resolución aprobada ese año por la Asamblea General de las Naciones Unidas fue presentada a votación por Estados Unidos e Israel, pero fue aprobada por un total de 191 naciones, entre ellas Argentina.
La principal motivación fue la de mantener la memoria de los seis millones de judíos y la de otras muchas víctimas del genocidio nazi miembros de diversas minorías. Después, en 2007, la ONU adoptó por consenso otra resolución adicional, que condena cualquier intento de negar el Holocausto, un documento copatrocinado por 103 países.
Como sostuvo entonces el secretario general de la ONU, Ban Ki Moon, el 27 de enero es un día en que todos debemos reafirmar nuestro compromiso con los Derechos Humanos.
Argentina forma parte de una región, Latinoamérica, que fue un destino importante para muchos sobrevivientes del Holocausto. Nuestro país recogió en ese período a miles de  personas. Otras se asentaron en Brasil, Paraguay, Uruguay, Panamá y Costa Rica, entre otros países, según el Museo y Memorial del Holocausto de Estados Unidos.
Pero como dijo Ban Ki Moon, “debemos ir más allá de la recordación y asegurarnos de que las nuevas generaciones conozcan esta historia. Debemos aplicar las lecciones del Holocausto al mundo de hoy. Y debemos hacer todo lo posible para que todos los pueblos gocen de la protección y los derechos que sostienen las Naciones Unidas”.
Hay muchas y variadas maneras de llevar adelante ese propósito, y de modo especialmente firme en sociedades como la nuestra, que ha sufrido prácticas de terrorismo de Estado y también ataques como los de 1992 y 1994, de los que han sido víctimas miles de argentinos de todos los orígenes, clases sociales, religión e ideas políticas.
Es imprescindible que esa memoria, con verdad y justicia, vaya acompañada por hechos políticos con proyección hacia el futuro, como lo ha sido la Convención Internacional contra la Desaparición Forzada de Personas, impulsada por Argentina en 2006 y que a fines de 2010 entró en vigencia con la ratificación de la cantidad necesaria de países miembros de la ONU.
Esa Convención establece que “ni la guerra, ni un estado de excepción, ni razones imperativas de seguridad nacional, inestabilidad política o emergencia pública pueden justificar las desapariciones forzadas”, un limite que nos remite directamente a las prácticas criminales nazis, nos traslada a través de experiencias nefastas sufridas más cerca en el tiempo en Ruanda o la ex Yugoslavia y, sobre todo, nos compromete para evitarlas en el futuro.
El espíritu y la letra de la Resolución de la ONU sobre el Holocausto apuntan tanto a movilizar a las sociedades para mantener la memoria como para ejercer educación en pos de la prevención de futuras atrocidades genocidas.
En ese sentido, la ONU ha urgido a los países miembros a desarrollar programas educativos que inculquen a futuras generaciones las lecciones que ha dejado el Holocausto y, en ese contexto, ha formado un Grupo de Cooperación Internacional para la Investigación, la Memoria y la Educación del Holocausto.
Nuestro gobierno, que forma parte de ese Grupo con numerosas organizaciones de nuestra comunidad judía, ha elevado sucesivamente reportes desde 2006, el último de ellos en diciembre de 2010, con una muy completa lista de actividades de recordación, educación, investigación, publicaciones, exhibiciones de material audiovisual y prevención de genocidio, elaboradas por las diversas partes.
Todo ello y lo que podamos hacer vale ahora, y valdrá siempre, porque nos hemos prometido a nosotros mismos “Nunca más”. Y porque, como dijo Henry Appel, sobreviviente del Holocausto: “Hay una cosa peor que Auschwitz, y es que el mundo olvide que semejante lugar existió”.
Jorge Argüello. Embajador de la Argentina ante las Naciones Unidas.
Fuente: AJN

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