Defender a Israel sin convertirnos en fanáticos

Carta del Jasid Josef Racover de Tarnopll
18/04/2012
La agarran con los judíos
24/04/2012

Por Bernardo Ptasevich
El fanatismo se produce cuando se supera la racionalidad. Si se le suma la violencia puede fácilmente derivar en terrorismo. Puede ser individual o de grupos, político o religioso. A veces se hace presente en el pensamiento y en las ideas, no aceptando que existan otras posiciones aun con una mínima diferencia a la asumida.
Defender a Israel es una obligación para los judíos y para los israelíes. Sólo usando el sentido común queda claro que nos va la vida en este asunto, que nos va la familia, nos va nuestra cultura, nuestras tradiciones, nuestros amigos y todo nuestro ámbito de vida. Lo es porque hay reales peligros de que nos hagan daño y esa situación crece día a día a medida de que hay sectores en el mundo que la promueven, la alientan y trabajan en que ella crezca y sea más inminente.
Defender a Israel es una empresa que nadie puede hacer solo, de la que nadie puede hacer su patrimonio personal ni institucional. Un trabajo de esta magnitud debe ser hecho por todos, en todos los campos y aun así, puede ser que no sea suficiente.
Defender a Israel en el campo militar es tarea de nuestro ejército. Confiamos en ellos ampliamente. Allí están nuestros hijos, familiares y amigos, han estudiado y se han preparado para afrontar los peligros bélicos de esta situación. El resto de los ciudadanos solamente puede apoyarlos y ayudarlos en tareas secundarias no menos importantes.
Defender a Israel en los organismos internacionales requiere especialización y valor. Esos sitios están superpoblados de quienes nos atacan porque pretenden sacar de ello provecho para sus planes políticos y militares. Muchas veces nuestra defensa es asumida por políticos que están eventualmente en el poder pero que actúan de forma muy personal, de acuerdo a sus ideas y no de un plan o una postura global de todo el gobierno o del país.
Defender a Israel en el campo legal, en los juicios internacionales, es específico y necesita mucho más que ideas. Para ello tenemos nuestros abogados y estamos siempre atentos a responder a muchas acusaciones fabricadas o tendenciosas de nuestros enemigos. Cuando nos hemos equivocados la defensa no ha incluido desconocer los errores y se han pagado indemnizaciones.
Defender a Israel en el campo de la información es una de las tareas más trascendentes y cobra una dimensión impresionante gracias a las nuevas tecnologías donde cualquier opinión o noticia llega a todos los lugares incluso los inimaginables, con la posibilidad de utilizar los traductores que tenemos en nuestras computadoras o programas de internet.
En este sentido se hace muchísimo y hay mucho más por realizar en una tarea apoteótica donde con o sin recursos bloggeros, escritores, profesionales o cualquier otra persona se suman a una no muy amplia actividad oficial que debería implementarse en forma urgente con la importancia y el status necesario.
Defender a Israel es mostrar las cosas buenas que hacemos, para nosotros y para todo el planeta, que son incluso utilizadas por nuestros detractores. Estudiar y brindar estudio a nuestros jóvenes, preparar científicos y técnicos que puedan seguir asombrando al mundo entero con sus realizaciones. Es corregir las cosas en las que nos hemos equivocado.
Cambiar cuando algo no funciona. No esconder las cosas que no están bien porque de todos modos se verán y el resultado será peor. Corregir y cambiar es un don de la inteligencia de las personas y de los pueblos. Nunca hay que traicionar la esencia pero si se pueden pulir detalles que molestan o perjudican la propia defensa de nuestra causa.
Defender a Israel es saber que no se puede vivir siempre en guerra. Creer en la paz y trabajar por ella nos da legitimidad, nos hace seres humanos mucho más humanos, nos da perspectiva para una vida con menos peligros, con más certezas.
Creer y trabajar por la paz requiere mucha imaginación, decisión, ideas y valentía, tanto valor como el necesario para ir a la guerra. No es capitular de los derechos, no es entregar cosas que no corresponden, no es permitir que nos hagan cualquier cosa sin reaccionar. La meta siempre debe ser la paz, una meta que no se puede perder ni aun en tiempos de obligada violencia. La guerra puede ser necesaria porque hay quien no quiere que vivamos en paz, quien no puede entender que la paz es mejor que cualquier otra opción y que sólo se logra cuando las partes la desean y respetan los derechos del otro. Pero esos derechos se ven diferentes según de qué lado uno se encuentra y por eso hay negociaciones, por eso hay que acordar, por eso aunque duela algo tendrán que ceder las partes en pugna.
Defender a Israel no puede convertirse en algo encasillado, inamovible y descalificador del 100 por ciento de lo que no nos conviene porque nunca vamos a conseguirlo todo, y además la paz. Israel es su territorio, son sus instituciones, su gobierno, sus ciudadanos, su ejército, sus científicos. Es también su cultura, su tradición, la religión, sus lugares sagrados, sus monumentos, su historia, sus líderes y sus estadistas.
Son tantas las variables, que no puede haber una posición única de cómo defendernos. Son tan amplias las opiniones que nunca van a coincidir, aun sabiendo los peligros que corremos. Sin embargo, cuando el peligro se convierte en un ataque armado todos los sectores priorizarán la defensa de Israel por sobre cualquier diferencia.
Defender a Israel es algo que tiene que estar impreso en la matriz de cada uno de nosotros sin reparar en detalles. Pero no dejemos que el fanatismo nos domine, no permitamos que nos contagien con sus ataques de odio, que nos cambien como personas y como país. Es muy fácil odiar a quien nos odia, casi imposible escapar de ese sentimiento, pero no olvidemos que no conseguiremos salir de la espiral de esa manera. Utilicemos cada oportunidad para defendernos, sin fanatismos y sin extremismos.
Defender a Israel es pensar que nuestros vecinos tienen también el derecho a vivir en paz e incluso a pensar diferente. Pero no alcanza con que pensemos así si sus líderes no se dan cuenta o no quieren permitirlo porque no obedece a sus intereses personales o sectoriales. La paz es mal negocio para muchos delincuentes en el poder que perderían el negocio de los subsidios para armas y los grandes porcentajes para sus bolsillos. Eso los israelíes no podemos solucionarlo.
Tienen cautiva a su gente, la obligan a vivir bajo amenazas, les enseñan a odiar y matar, les imponen leyes donde castigan sus ideas o sus supuestas debilidades cuando quieren ser y actuar como personas normales. Eso tampoco los israelíes podemos solucionarlo. Nosotros podemos elegir libremente nuestra opinión y nuestras acciones respetando leyes democráticas y mucho más razonables. Eso nos obliga a no caer en la tentación de fanatizarnos o querer destruir y descalificar todo lo que no es como nosotros o actuar como extremistas ni como terroristas. Tenemos un Estado que ha demostrado poder vivir y desarrollarse a pesar de las agresiones.
Con aciertos y errores nuestro pueblo sabe hacia dónde va. Su destino no puede ser otro que la paz.
Fuente: Aurora Digital

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