La abolición de la ley Tal: ¿causa o pretexto?
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Por Beatriz W. De Rittigstein
Recientemente, el Parlamento egipcio dominado por los fundamentalistas islámicos, los Hermanos Musulmanes y los salafistas, anunció una ley que les permitiría a los maridos mantener relaciones sexuales hasta seis horas después de la muerte de sus esposas, calificándolo como "coito de despedida".
Las diferencias culturales dificultan comprender las costumbres de otras religiones, pero los derechos son universales e inalienables, y esta potencial legislación constituye una profanación, un irrespeto para con la dignidad de la persona muerta, quien no puede expresar su voluntad ni impedir que ejecuten con sus restos mortales una acción pervertida, ligada a la necrofilia.
Para la mujer significa extender su sometimiento a la figura del marido más allá de la muerte; es la esclavitud de la esposa traspasando la barrera de la defunción. Así, con claridad se reafirma que el marido es dueño de ella y de su cuerpo, sin importar su consentimiento. Este abuso adicional muestra que en ciertas tendencias del Islam se privilegia la pasión por la muerte, como lo es con el martirio.
En cambio, para la cultura occidental, esta forma de "despedida" es inaceptable, pues el cuerpo de una persona fallecida tiene que respetarse, precisamente por ser vulnerable.
Con la llamada Primavera Árabe, los islamistas en Egipto han venido introduciendo leyes que desdeñan a la ciudadanía femenina, entre ellas se cuenta la abolición de los derechos a la educación y el empleo. No sabemos si tan espeluznante proyecto será sancionado, pero el sólo hecho de plantearlo, nos da la medida del retroceso en que está cayendo dicha sociedad. Al parecer, el movimiento que se inició exigiendo libertad y democracia está siendo secuestrado por la barbarie.

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