Por Guido Maisuls
¿Qué es el futuro? ¿Es ciencia o es arte? ¿Es mito o talvez ficción? Sería interesante conocer ese futuro, de saber sobre todo aquello que todavía no ha sucedido, de poder hacer esas conjeturas realistas y comprobables, de tener la certeza sobre hechos anticipados, predichos, especulados, postulados, teorizados y calculados a partir de ciertas habilidades adquiridas y aprendidas a través de los tiempos.
Aunque algunos incorregibles, escépticos y archi realistas creen que sólo el presente existe y que el futuro y el pasado son irreales pero también los profetas y los adivinadores aseguran que pueden llegar a ver ese misterioso futuro.
Muchas veces, cuando surge la posibilidad de reflexionar sobre nuestro futuro como ciudadanos del Estado de Israel, hacia adonde nos dirijamos en nuestra marcha histórica y cuales serán los posibles escenarios futuros que legaremos a nuestros descendientes, aparecen en el horizonte oscuros nubarrones que ensombrecen los maravillosos sueños visionarios de nuestros padres fundadores y de las primeras generaciones de israelíes que construyeron este milagro sin parangón en las crónicas más recientes de la historia humana: Nuestro retorno a nuestra tierra ancestral luego de dos mil años de exilio y de la construcción de un Estado moderno y progresista, la única democracia real en toda la región.
"El futuro tiene muchos nombres. Para los débiles es lo inalcanzable. Para los temerosos, lo desconocido. Para los valientes es la oportunidad", Victor Hugo (novelista).
En estas épocas de incertidumbre aparecen varios factores internos y externos que nos empujan, de una u otra forma, hacia una zona de brumas y de alto riesgo, siendo mi intención dejar fuera de este análisis la firme intención de nuestros enemigos ya declarados, que expresan a viva voz su sincera decisión de destruirnos física y espiritualmente, de borrarnos del mapa, como lo son Irán, Al Qaeda, Hizbollah, Hamás, etc.
"Tome las riendas del futuro o el futuro tomará las suyas", Patrick Dixon (autor del libro Futurewise).
Un Israel, que como en casi todo el mundo, ha ido suplantando en forma progresiva una sociedad fundada en la justicia social, el bienestar general, la protección de los más débiles y la solidaridad comunitaria por un capitalismo salvaje y agresivo donde se entrona como único ídolo soberano al dinero, el leit motiv, la panacea de este mundo globalizado.
Una minoría árabe israelí, que va acentuando su identificación con un islamismo más radicalizado y rechazando progresivamente su fidelidad y su pertenencia a esta sociedad tolerante y democrática que les otorga todos los derecho como ciudadanos israelíes, presagiando un futuro pleno de complejos conflictos.
Un obstinamiento de las potencias occidentales en sacrificar como el peón en este tablero de ajedrez el presente y futuro de Israel ante su explicita y temerosa impotencia frente a un Islam cada vez más agresivo, más ambicioso de expandirse por el mundo creyendo así -en forma infantil e inocente- de que el apaciguamiento sería la forma más efectiva de detenerlo en su arrollador avance.
Una Autoridad Palestina que en forma hipócrita, se niega a reconocer a Israel como un Estado Judío ya que "no hay Estado en el mundo que conecta su identidad nacional con su identidad religiosa", como si los países árabes no lo hicieran. Esto demuestra que los alabados moderados son más de lo mismo, desean en el fondo también la desaparición de Israel como Estado Judío y para colmo aparece como un oscuro vaticinio, al seguir así el curso de los acontecimientos, los terroristas de Hamás que tomaron toda la Franja de Gaza y bombardean a Israel todos los días, tan pronto Israel haga más retiradas, eliminarán a Abu Mazen y crearán el nuevo Estado Islámico Palestino.
En caso de que estos planes prosperen y se forme esa nueva identidad palestina, los árabes-israelíes que viven en lugares donde son mayoría (la Galilea y el Neguev) exigirán más autonomía para luego aliarse al futuro Estado Palestino y todo esto agravado al máximo si se tiene en cuenta el manipulado retorno de millones de descendientes de los palestinos que huyeron empujados por sus lideres a no aceptar nuestra existencia. Los límites de Israel aprobados por la ONU en 1947 serán una maravilla ante este futuro, diminuto, indefenso e inviable micro Estado Judío hacia el que avanzamos inexorablemente.
Una inconveniente y persistente permanencia del tema palestino como prioritario en la agenda internacional y el irresponsable y unilateral reconocimiento de Palestina como un Estado soberano por parte de numerosos países latinoamericanos y del resto del mundo incluido Europa, podría llegar a unir a todas las actuales revoluciones árabes con la causa palestina como el gran aglutinador del ideario islámico. Esto empujaría a la conducción del supuesto Estado Palestino a deslizarse inexorablemente hacia posturas más radicalizadas y extremistas como las de Hamás.
Al escribir estas reflexionadas señales que nos envía esta compleja realidad, deseo confesar mi incorporada preocupación pero me fortalece este emprendimiento la tenue posibilidad de que muchos de ustedes comprendan este mensaje y nos pongamos poco a poco a aportar esos granitos de arena tan necesarios para que no se interrumpa este maravilloso milagro que empezamos a reconstruir hace mucho mas de sesenta años y que es el heredero auténtico de la fe y de los sueños de nuestros ancestros y de nuestros profetas.
A veces siento el deseo curioso y fantasioso de predecir ese futuro pero aún no me atrevo hacerlo. Quizás podría anunciarlo a través de revelaciones mágicas o sobrenaturales, de lo que no me creo capaz ni por asomo por no poseer en absoluto estas habilidades. Tal vez por medio del conocimiento científico o de conjeturas racionales de las que carezco o ignoro completamente.
¿Dónde está el futuro? El futuro posible, el futuro preferido y el futuro anhelado.
"Me interesa el futuro porque es el sitio donde voy a pasar el resto de mi vida", Woody Allen (actor, director y escritor).