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Por Erwin Viera
Siempre están ocurriendo cosas en el bello "País de los Cedros"; cruzado por rivalidades étnicas, culturales, políticas y religiosas, que desde la caída del Imperio Otomano, es un conglomerado de intereses que surcan por todo el Medio Oriente, involucrando a todo tipos de actores; nacionales, regionales e internacionales, donde -además- las potencias extranjeras juegan al ajedrez político, disputándose sus diversos intereses.
El pasado domingo 7 de junio, por primera vez, las elecciones parlamentarias libanesas se llevaron a cabo en una sola jornada, a diferencia de la última elección del año 2005, cuando se precisaron cuatro rondas electorales para definir al ganador. El padrón total de votantes, ascendió este año a 3,5 millones de personas; de las cuales 1,9 millones son musulmanes   -suníes y chiitas- y 1.25 millones son cristianos .
Desde el punto de vista de la ingeniería electoral, el Líbano se divide en cinco zonas centrales, Beirut, Monte, Sur, Bekaa y el Norte. Cada una de estas regiones, están subdivididas en distritos, definiéndose, con anterioridad, para cada uno el número de bancas correspondientes a cada etnia.
Resultados electorales
Los resultados oficiales, confirmaron el triunfo para del sector pro-occidental-, manifestado en la coalición "14 de Marzo" -liderada por Saad Hariri, hijo del ex premier Hariri asesinado en el 2005-  El rival político más importante, fue la coalición denominada "8 de  marzo" -liderada por el partido político y brazo armado Hizballah, grupo denominado terrorista, tanto para los Estados Unidos, Francia, e Israel, junto con Amal, que tiene al jefe del Parlamento Libanés, Nabih Berri, al líder del Movimiento Patriótico Libre, que son cristianos maronitas y el Movimiento Marada Franjiehs y que fue promovida y apoyada por Siria e Irán-  El recuento final de los votos, dieron  a la alianza del frente "14 de marzo" 71 asientos, mientras que a la alianza denominada "8 de marzo" obtuvo 57 escaños parlamentarios.
La victoriosa alianza, denominada  "pro-occidental", por contar con el beneplácito de los Estados Unidos y Francia, cuenta con el apoyo de países árabes de singular importancia en la región del Medio Oriente; como son el Reino de Arabia Saudita, Egipto, Jordania y Marruecos, todos ellos países con amplia mayoría musulmana de la rama sunnita. Esto se podría traducir, como cierto "contrapeso" o barrera de contención, de la influencia de la política exterior de Irán en suelo libanés, vía Hezbollah. Mientras que muchos  de los medios  de comunicación están etiquetando los resultados de elección como un revés  serio al patrocinio del  Hezbollah por parte de  Siria e Irán, la realidad de la situación es mucho más compleja.
¿Revés del Hezbollah?
Aunque las expectativas con respecto al triunfo de la coalición encabezada por Hezbollah, eran más bien altas, la dirección de Hezbollah había estado discutiendo en  privado los peligros de ganar por un margen demasiado grande. La prioridad de Hezbollah es asegurarse un triunfo político que le permitiera  proteger a la organización contra el desarme, impulsado por el presidente del Líbano, Michel Suleiman, y auspiciado por las Naciones Unidas, para evitar un incremento de los enfrentamientos internos, que volverían inestable el escenario político libanés.
En la actualidad, el Hezbollah se siente en la oposición. El quid de la cuestión, es si  ahora  la oposición conducida por Hezbollah conservará la fuerza suficiente que le otorga el poder del veto en el gabinete libanés. Este poder de veto es crucial a la oferta de Hezbollah en apartar de las llamadas para el desarme de las milicias del país. Aunque Hezbollah tenía solamente 14 asientos en el parlamento saliente, Hezbollah y sus aliados -incluyendo el movimiento patriótico libre de Michel Aoun, líder cristiano Maronita- mantienen una mitad asegurado, más un asiento en el gabinete de 30 asientos,  obtenida después de que los activistas de Hezbollah se levantaron en armas -en mayo de 2008 en Beirut- y paralizaran con eficacia la ciudad capital con los bloqueos de quemas de neumáticos, huelgas y enfrentamientos armados con las fuerzas de seguridad del Líbano. El caos político que sobrevino condujo al acuerdo de Doha (auspiciado por Arabia Saudita), bajo el cual los miembros del "14 de marzo" concedieron de manera  renuente, al  Hezbollah, su capacidad de veto en el Gabinete Nacional.
A la luz de los últimos resultados, el Hezbollah  y sus aliados, deberán moderar sus posiciones, ya que la ciudadanía libanesa, le ha propinado "un voto castigo", por su accionar temerario, en especial, luego de la guerra con Israel en el año 2006 , y con el cuasi-levantamiento en armas en mayo del 2008, en ambos incidentes, se vio la sombra de la influencia de Irán sobre el Hezbollah.
Conclusión
Está claro, que algo está sucediendo por estos días en El Líbano, hasta la sorprendente visita del vicepresidente norteamericano, Biden, algo sin precedentes, en las últimas dos décadas, fue todo un gesto político, de apoyo a la coalición "14 de marzo"-donde se dejó entrever que podía haber una disminución de la ayuda económica norteamericana, en caso de que ganara la coalición del "8 marzo"- También se puede inferir, que la victoria de la alianza del "14 de marzo", seguirá contando con la vasta e inestimable ayuda financiera del reino saudita, que trata de contener el avance de su rival regional, en cuestiones políticas, religiosas y económicas: el régimen teocrático de Irán.

Fuente: Revista Horizonte

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