Por Julián Schvindlerman
Las Guardias Revolucionarias Iraníes, también conocidas como Pasdaran, fueron establecidas en 1979 con el fin de custodiar a la revolución khomeinista. No tardaron mucho en pasar de ser protectoras a convertirse en dueñas. Según informes de prensa, las GRI controlan un tercio de la economía del país, tienen su propia infantería, marina y fuerza aérea, bajo su égida operan las milicias Basij para represión doméstica, entrenan al Hamas palestino y al Hizbullah libanés, controlan las instalaciones nucleares iraníes y son responsables por las misiones de espionaje fuera del país. Un ataque a las GRI equivale a un ataque contra el corazón del régimen iraní.
Precisamente eso ocurrió el 18 del corriente cuando un grupo separatista sunita denominado Jundullah efectuó un ataque suicida contra miembros elite de las GRI causando la muerte a cinco oficiales de alto rango, entre ellos al vice-comandante de las fuerzas terrestres y al vice-comandante en la provincia de Sistán-Baluchistán. Otras docenas de personas murieron en el brutal atentado. Aunque no ha sido el primer ataque contra las GRI, éste indudablemente fue uno de los más graves. Jundullah batalla contra el régimen khomeinista desde el año 2002 debido a la persecución a la que la minoría balachi (musulmana sunita) es sometida en la tierra de los ayatollahs. El titular de las GRI acusó a Estados Unidos, Gran Bretaña y Pakistán de apoyar a los insurgentes sunitas de Jundullah.
En el turbio negocio del terrorismo y del espionaje internacional lo único cierto es que no hay certezas. Mucha razón podría tener Teherán cuando alega que Washington, Londres e Islamabad han estado detrás del atentado. Y mucha equivocación podría igualmente tener. Un raconto parcial de incidentes misteriosos de los últimos dos años sugiere que escapa al simple observador determinar la trama real de los eventos en este lúgubre y engañoso terreno.
En febrero del 2008, Imad Mugniyeh, jefe de operaciones internacionales de Hizbollah, fue muerto en un atentado no esclarecido en Damasco. Antes de ser superado por Osama Bin-Laden, Mugniyeh estaba en la cima de la lista de los hombres más buscados del FBI. Hizbullah acusó a Israel por ello. En abril, al menos veinte miembros del Hizbullah, en entrenamiento militar en Irán, murieron en circunstancias poco claras. En mayo, Irán culpó a agentes británicos y estadounidenses por una explosión en una mezquita en Shiraz en la que se había realizado una exhibición militar. En julio, un convoy que llevaba armas para el Hizbullah fue atacado y quince personas resultaron muertas en medio de una explosión en un suburbio de Teherán. Además, más de una docena de ingenieros iraníes perdieron sus vidas mientras intentaban ubicar una cabeza química a un misil en Siria. Unos meses antes, un tren que presuntamente transportaba pertrechos militares iraníes a Siria descarriló como resultado de una explosión en la zona norte de Turquía. En julio de 2009 estalló una guarida de armas del Hizbollah en el sur del Líbano; el Mossad fue acusado inmediatamente. El mismo mes cayó un avión iraní en rumbo a Armenia en el que murieron ciento sesenta y ocho personas. El Corriere della Sera informó que el avión transportaba fusibles sofisticados de las Guardias Revolucionarias Iraníes a Hizbullah. Para entonces el buque ruso Artic Sea desapareció en alta mar al surcar la ruta Finlandia-Argelia, lo que motivó un alerta de INTERPOL. Tres semanas más tarde, la marina rusa anunció haber hallado el buque frente a Cabo verde. Rápidamente surgieron hipótesis a propósito de la carga transportada -desde lanzamisiles hasta armas nucleares para Teherán- en oposición a la carga declarada de madera. A éstas le sucedieron versiones que atribuían al servicio secreto israelí haber secuestrado el barco. El almirante Tarmo Kouts, relator de la Unión Europea sobre piratería y ex comandante de las fuerzas armas de Estonia dijo que el Artic Sea “fue interceptado por agentes al servicio de Israel”. Por su parte, informó Yediot Ahronot que “piratas enviados por el Mossad se apoderaron en alta mar del Artic Sea”. A mediados del presente mes de octubre, un búnker secreto de armamento del Hizbullah explotó provocando heridas a un alto miembro de la organización. Es difícil saber cuáles de estos acontecimientos han sido accidentes o sabotajes, y cuáles fueron planeados por agencias occidentales u orientales, grupos disidentes o resultado de tramas internas iraníes.
El atentado del 18 último, entonces, no será sencillo de encasillar. Aún así, resulta claro que el principal patrocinador de terrorismo a nivel mundial tiene un serio problema de terrorismo interno. El ataque de Jundullah ha creado una paradoja persa: hoy la República Islámica de Irán se encuentra en la extraña posición de protestar con vigor la comisión de actos de terror.