Por Rabino Iona Blickstein
Por los milagros, y por el auxilio y por las proezas y por la salvación y por las guerras que hiciste para con nuestros padres, por medio de los justos Cohanim, sacerdotes, (de la oración “Al Hanisim”).
Matitiahu, el sacerdote, gritó “Quien este con D-s, que venga conmigo”. Reunió a un grupo de gente que junto a sus mujeres e hijos, subieron a las montañas, y comenzaron la rebelión contra a los seleucos – griegos, que quisieron helenizar a los habitantes de Iehuda, y les prohibieron estudiar la Torá, cumplir Shabat circuncidar a sus hijos, cuidar Rosh Jodesh y las festividades, observar la pureza familiar y todos los preceptos.
Con la ayuda del Altísimo, pudieron los pocos vencer a los muchos, los débiles vencer a los fuertes y liberaron el Sagrado Templo de Ierushalaim, HaShem, les hizo un milagro y encontraron una pequeña vasija de aceite, marcado con el sello del Cohen Gadol, y pudieron encender la Menora, el Candelabro, y se hizo el milagro y el aceite alcanzó por ocho días, hasta que pudieron elaborar un nuevo aceite puro.
Hasta aquí, todo anduvo bien. Los hijos del anciano Matitiahu, cumplieron con su cometido, el pueblo de Israel, pudo nuevamente servir a Su D-s, con libertad.
Los Hashmonaim, por su gran santidad, y por su entrega total, tuvieron el mérito de que D-s los amase y ame a Su pueblo, y ese amor se reveló por medio de milagros y proezas.
Por ellos volvió el reinado a Israel por más de doscientos años y he aquí que al final de estos doscientos años, no quedaron generaciones de continuidad de la casa de los
Hashmonaim. Todo el que dice, soy de la casa de los Jashmonaim seguro que es un esclavo.
¿Qué hizo que el reinado se interrumpiera y que su simiente desapareciera, después de todos estos méritos?
Ramban (Najmanides), escribe que la demanda contra ellos fue que infringieron el imperativo bíblico que dicta: “No se apartare de Iehuda, el centro ni (la vara de) legislador de entre sus descendientes (Bereshit 49:10), y esta corona que pertenecía al linaje del Rey David, fue tomada por los Hashmonaim, y por esta razón fueron castigados ya que tomaron la función que no les pertenecía.
Leemos en el Tratado de Kidushin: “El Rey Ianay fue a Kojlit, en el desierto, y conquistó setenta ciudades, al volver estuvo muy contento y llamó a todos los sabios de Israel, entre ellos se encontraba un hombre, burlón, cínico y de mal corazón, de nombre Elazar Ben Puera.
Este aconsejó a Ianay, que vista el “Tzitz Hakodesh” (la placa de oro, tipo vincha) que usaba el “Cohen Gadol” (Gran Sacerdote) durante el servicio sacerdotal. Cuando vieron esto los Sabios de Israel le dijeron: “Basta para ti, la corona del reinado, deja la corona del Sacerdocio, a la simiente de Aharon. Le dijo Elazar Ben Puera a Ianay: “Si escuchas mis consejos ¡destrózalos!” – le dijo: “que va a pasar con el estudio de la Torá”, preguntó el Rey, a lo que Ben Puera le dijo: “la Torá está en un rincón, todo aquel que quiere estudiarla, que venga y estudie”; fin de la cita.
¿Cuál fue el fin de la dinastía de los Hasmoneos Los dos últimos gobernantes Hasmoneos, son los hermanos Horkenus y Aristobulos. Los dos totalmente helenizantes Horkenus, el mas débil de entre los dos, pero tiene un consejero muy astuto llamado Antipatres, descendiente de los edomeos convertidos a la fuerza (Solo por casualidad, Antipatres, tiene un hijo llamado Herodes).
Los hermanos luchan entre ellos, por conseguir la corona, y en medio de la pelea, proponen una “brillante” idea, pedir a los romanos que encuentren una solución al problema.
Invitar a los romanos a Eretz Israel, es como pedir al gato que cuide a la leche. Estamos hablando de gente que busca el poder y la conquista a toda costa.
Era el año 63, antes de la era común, Pompeyo acaba con los últimos vestigios del imperio griego y esta más que contento de hacer un favor y mover sus fuerzas a Eretz Israel.
¿Qué hubiese pasado, si los Hasmoneos, hubiesen dejado a que los descendientes de la casa de David, hubiesen ocupado el reinado como lo ordena la Tora?