Por Rab. Iona Blickstein
Hace unas semanas, el mundo escuchó el discurso del Presidente de Estados Unidos Barak Obama, en la Universidad del Cairo. Su mensaje fue claro, preciso y valiente, pero a pesar de eso hubo cosas que no dijo, y otras que no fueron muy ciertas.
Uno de sus mensajes más sobresalientes de su disertación fue las citas del Corán, entre ellas “El santo Corán enseña que todo el que mata a un inocente, como si hubiese matado a todo el mundo”, este texto tiene su origen en el Tratado de Sanhedrin 37:1. Los investigadores ya fijaron que el autor del Corán conoció los textos Talmúdicos. El problema es que la Biblia no esta mencionada en su discurso ni una sola vez (mientras que el Presidente cito cuatro veces al Corán).
La sorpresa es que todo lo que sabe el señor Obama sabe sobre el motivo de la undación del Estado judío, es la Shoa, el Holocausto. Así se expresa: “La añoranza a un Estado judío se basa en la historia trágica que es imposible negarla”. Esto demuestra su falta de conocimientos básicos de Biblia, y de historia, no solo judía sino europea y americana.
Parece ser que el Presidente no conoce ningún versículo de la Biblia que esté conectado con la patria judía, con la Diáspora y la vuelta a Tzion.
El Presidente compara al Holocausto con el sufrimiento de los palestinos”. Por otro lado, no se puede negar que los hijos del pueblo palestino, musulmanes y cristianos sufren por fundar su estado palestino, más de 60 años sufren el dolor de haber sido exilados, también en esto de equivoco, y puede que perdió mucho de su sensibilidad humana.
Si la Biblia no le es conocida, tampoco tiene noción del Sionismo, esta palabra no está mencionada en su alocución, lo que no ocurre con “la legitima aspiración del pueblo palestino”, que fue mencionada mas de una vez. Recordemos que el Estado de Israel es fruto del movimiento sionista que existía ya cincuenta años antes del Holocausto. La presencia judía en Eretz Israel está documentada en los distintos textos bíblicos, y en los descubrimientos arqueológicos .Hace miles de años Reyes y gobiernos judíos habitaban la tierra de Israel actual.
Después de muchos años de soberanía judía con Jerusalén como capital, la patria judía, cayó en manos de los invasores, Nabucodonosor de Babilonia y Tito de Roma, judíos fueron masacrados, exilados y esparcidos por todos los confines del mundo , pero lo que
no pudieron nunca quitarle , fueron la añoranza a su terruño ancestral y la esperanza, siempre latente, de regresar a su lugar de procedencia y recuperar su soberanía , y lugar entre los pueblos del mundo.
Cabe señalar, que durante los miles de años durante los cuales, los judíos no habitaron su tierra , muchos pueblos la ocuparon los bizantinos cruzados, otomanos y los ingleses, pero nadie habito en ella , y logro florecer el desierto como lo hicieron sus hijos al volver a su predio al final del siglo diecinueve y al principio del siglo veinte. El cinco de Yiiar (segundo mes hebreo), del 5708, 14 de mayo de 1948, residían en Israel 600.000.
Judíos, curiosamente el mismo numero de personas, de 20 a 60 años que habitaron en el desierto durante 40 años.
Israel se convirtió en nación en el año 1.312 (según el calendario hebreo) antes de la era común. 2.000 años antes del advenimiento del Islam.
Recordemos que los judíos establecieron su nación, en su tierra ancestral y prosperaron por más de 1.000 años, teniendo como capital a Jerusalén. La presencia judía en la Tierra de Israel fue constante e ininterrumpida durante 3.300 años.
Miles de años de historia nos traen a la conclusión innegable que Medinat Israel de la época moderna, es un hecho político con raíces hasta los días de Abraham el Patriarca.
Elevemos una plegaria a D-s, para que siembre en el corazón de los líderes del mundo, un sentimiento que los mueva a no escatimar esfuerzos para lograr la paz definitiva en la región, una paz justa y valedera”. El que hace la paz en los cielos, hará la paz sobre nosotros y sobre todo Israel y decid Amen”.