Por Rabino Iona Blickstein
¿Cómo se puede luchar contra el monstruo del terror, que es una desgracia para el pueblo de Israel y el resto de la humanidad?
En primer lugar hemos de saber que el terror no tiene suficiente fuerza, puede asesinar una persona y diez, cien, mil, pero no puede destruir todo un país.
Su fuerza es psicológica, preocupa, debilita. Su fuerza se ve con una base moral porque se presenta así mismo como guerrero de la libertad y de la justicia, y por eso recibe el apoyo de toda clase de intelectuales, a veces también de países hechizados por la propaganda terrorista, creyendo que el terrorista proclamado, asesino de niños y bebés, es un guerrero de la libertad.
El punto moral, toca también el lado psicológico, porqué el que tiene razón, luchará contra el terror, y quien no tiene razón, no tiene fuerza para luchar.
Acaso, ¿sí alguien se apropia de algo por la fuerza se convierte ya en dueño por ley?
Uno de los grandes estudiosos del Talmud, el Rosh Rabenu Asher escribe: “Aquel que la ley apoya, entrega su alma para defender su causa, mucho más que el que se esfuerza para retener algo que no le pertenece, ya que dirá: ¿Qué gano con retener a la fuerza lo que no es mío?, porque hoy o mañana se me presentarán pruebas, y me arrebatarán con justicia, lo que tomé (Principio del Tratado de Baba Metzia).
El armamento principal contra el terror y en la guerra, es la firme convicción de que tenemos razón.
Eretz Israel es nuestra, siempre fue nuestra; es nuestra porque HaShem, el Señor del Mundo, nos la dio, porque es una herencia que recibimos de nuestros padres (Tratado de Avodá Zará 53:2), es nuestra porque cerca de mil años tuvimos un reinado, es nuestra porque nunca nos desconectamos de ella, según la Torá, según la moral, según la justicia y según la historia.
Esta es nuestra arma, cuando las naciones del mundo comprendan que la tierra de Israel es nuestra, menos apoyaran el terror, y así desaparecerá más rápido.
Así Rashi (Rabí Shlomo Itzjaki), comienza su comentario a la Torá: “Las fuerzas de sus acciones las relata a Su pueblo, para darle una heredad nacional” (Tehilim 91:6). Luego si los pueblos del mundo vienen dicen a Israel: Sois ladrones, porque os apropiaste de tierras de siete pueblos (que moraban en Canaan) ello, el pueblo de Israel podrá responder: Toda la tierra, le pertenece a HaShem Él la creó y la entregó a quién halló gracia en Sus ojos, con Su voluntad la dio, y con Su voluntad la quitó de ellos, y nos la dio a nosotros (Bereshit 1:1).
Digamos a todo el mundo que Eretz Israel es nuestra Tierra, pero primero, digámoslo a nosotros mismos.
La gran arma es la fe clara, y la gran verdad; ¡Qué Eretz Israel nos pertenece!