Por Beatriz W. De Rittigstein
Desde hace años, constantemente, Hamas y facciones terroristas que hacen vida en Gaza, lanzan misiles contra civiles israelíes, al punto que en Israel cada casa y sitio público tienen refugios a los cuales, al oír la alarma, las personas van a protegerse. Resulta común ver videos de niños israelíes corriendo a los refugios y recibiendo clases allí mismo.
La pregunta es por qué, desde hace unas dos semanas, Hamas arreció estos ataques y les dio mayor potencia, lanzando misiles con amplia capacidad que llegan a Tel Aviv y Jerusalén.
Tengamos en cuenta que Mahmud Abbas viene anunciando que planteará ante la Asamblea General de la ONU una elevación del estatus de la Autoridad Palestina. Precisamente, hace unos 15 días, le puso fecha, el 29 de noviembre, cuando se cumple un aniversario de la partición de Palestina para crear dos Estados: uno árabe y otro judío. Se trata de lo que en círculos diplomáticos se llama la "solución Vaticano", un Estado no miembro con estatus de observador.
Abbas no solo es el presidente de la AP, sino también es dirigente del partido Fatah, enemistado con Hamas, el movimiento extremista que controla Gaza. El ascenso de estatus de la AP redundará en un considerable incremento del prestigio de Abbas y de Fatah. Con el propósito de llamar la atención mundial y minimizar el futuro logro de Fatah, Hamas atacó con creciente furia a los ciudadanos israelíes.
En ello también están interesadas la teocracia iraní y la dictadura siria. Esta nueva crisis entre Israel y Hamas ayuda a opacar la guerra civil siria y la masacre que está perpetrando Assad contra su propio pueblo. De hecho, los misiles de gran alcance que lanza Hamas contra Israel son suministrados por Irán desde Siria, Líbano y Sudán.