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A las 3:30 de la tarde de este domingo 27 de enero, designado por la ONU como Día Internacional de Recordación del Holocausto, Trudy Spira conversará en la Librería Kalathos (Centro de Arte Los Galpones en Los Chorros) sobre esta fecha que marcó un antes y un después en su vida como superviviente de la Shoá, pues justamente el 27 de enero de 1945 fue liberada de las fauces del campo de exterminio de Auschwitz.
Spira recopiló su historia en el libro “Regreso a Auschwitz” -publicada gracias al aporte de la Confederación de Asociaciones Israelitas de Venezuela (CAIV)-, donde narra en una primera y conmovedora persona las tres veces que en sesenta y tres años traspasó las macabras cercas del campo de Auschwitz-Birkenau. La primera ocurrió el 4 de mayo de 1945, tres meses después de que el ejército soviético liberara el averno donde los nazis asesinaron alrededor de un millón de judíos, 74.000 polacos, 21.000 gitanos y 15.000 soviéticos prisioneros de guerra. La segunda vez fue el 27 de enero de 2005, como invitada de honor a las conmemoraciones del 60 aniversario de la liberación del campo. Y la tercera en mayo del 2008, cuando asistió a la Marcha por la vida para rendir un último tributo a su esposo, fallecido tres años atrás, y quien fue víctima –en enero de 1945– de las llamadas Marchas de la Muerte.
Trudy Spira considera el 27 de enero como su segunda fecha de nacimiento, por ello ha escogido tan emblemático día para conversar sobre cómo se escribe un libro después de haber sido víctima de los horrores de Auschwitz y para reflexionar en voz alta sobre temas imprescindibles como la intolerancia, el antisemitismo y la necesidad de jamás olvidar.
Spira confiesa hacia el final del libro: «Liberado y libre eran palabras cuyo significado conocía muy bien, pero me eran muy difíciles de entender. Tras casi seis años de persecuciones, que en mi caso particular representaban la mitad de mi vida, de repente unos desconocidos venían a decirme que era libre. (…) ¿Qué sentí en aquel momento? No tengo capacidad emocional ni mucho menos intelectual para describirlo. En ese instante solamente sabía que estaba viva, que había logrado sobrevivir al menos hasta ese momento. La pesadilla duró muchos años y durante todo ese tiempo soñábamos con nuestra liberación. Y ahora, cuando finalmente llegaba, yo estaba totalmente confundida. (…) Era casi imposible figurarme que no debía tener más miedo. A mí se me había olvidado cómo era la vida de un ser libre».
Por Jacqueline Goldberg

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