Por Bernardo Kliksberg
El texto bíblico exige "Justicia, justicia, perseguirás". Cuando se toma por asalto un templo durante 5 horas, en el centro de Caracas, y pese a las prevenciones y denuncias anteriores de la digna, y valiente, comunidad judía de Venezuela, no llegó la policía, no alcanzará ningún discurso, ni declaración. El único lenguaje válido es el de los hechos.
Es la fuente espiritual de judíos, cristianos, y musulmanes. Es el libro más leído en la historia del género humano, traducido a 6.500 idiomas. Fue calificado por el prominente filósofo Bernard Henri Levy como "el texto más libertario de la historia del planeta". Incluye desde los Diez Mandamientos, hasta la gesta de justicia social que marcó la historia, la de los Profetas, defensores de los pobres, el huérfano, la viuda, y el extranjero, frente a los poderosos. Cuando las naciones del mundo tuvieron que elegir una inscripción para la entrada a la ONU en New York, escogieron el llamado a la paz del profeta Isaías.
Fue tirada al suelo, sus páginas destrozadas, pateada por los 15 individuos armados que en pleno Shabat, en una operación antisemita salvaje, asaltaron la sinagoga más antigua de Venezuela. Sentaron un precedente sin parangón en la historia de esta América Latina solidaria, y libertaria, la tierra de Bolívar, para quien "Moral y Luces", dos de los mensajes fundamentales de la Biblia, eran la prioridad.
Dejaron su firma: Mueran los judíos, fuera los judíos de Venezuela, muera Israel, muerte. Se sumaron así a un club muy exclusivo. Lo comparten históricamente con la Inquisición, con los nazis, con el fascismo. Actualmente, con el Presidente iraní, que la semana pasada, respaldó vigorosamente una vez más un Congreso de negación del Holocausto en dicho país, y reclama aniquilar el Estado de Israel, con Wilkinson, el Obispo repudiado por todo el Planeta, para quien el Holocausto no existió, y el 11 de septiembre fue un complot americano, con el racismo antigitano rampante que hoy se extiende en Italia, y termina de condenar la Unión Europea. Seguramente serán invitados de honor al próximo Congreso que convoque Ahmadineyad para negar el Holocausto, después de sus logros en el anterior, en el que consiguió por primera vez reunir a los máximos líderes de las ultraderechas, neonazis, fascistas, antisemitas y racistas del planeta, y donde Irvin, el negador británico del Holocausto, admirador de Wilkinson, se sentó con Duke, el gran maestro del Ku Klux Klan, y los antisemitas disfrazados de antisionistas.
El Estado responsable de velar porque los ciudadanos no tengan que vivir con miedo por su religión, debe encontrar y juzgar a los responsables, y mostrar que no hay impunidad para el antisemitismo. También debe mostrar que respeta la libertad de cultos, terminando con las múltiples manfiestaciones de odio o incitación al odio, que precedieron a esta bárbara explosión antijudía.
El pueblo venezolano es entrañablemente generoso, cálido, lleno de valores éticos, ajeno a los racismos. Es la tierra menos indicada que se pudo haber elegido para profanar, y humillar la Biblia. Urgen las repuestas concretas.
Fuente: El Universal