Por Aquiba Benarroch Lasry
Soy sionista, en primer lugar porque soy judío. Sé que hay muchos judíos, incluso eminentes intelectuales judíos como Chomsky y Hessel, que no lo son, y que son antisionistas. Allá ellos. Pero en mi opinión estos eminentes sabios saben muy poco sobre lo que es el Judaísmo, su historia, sus tradiciones, sus creencias y su modo de vida, su filosofía y sus valores.
Soy sionista porque nací en un hogar sionista. Mi padre (Z’L) tuvo el inmenso honor de poseer el número 2 de los certificados que otorgaba el Keren Kayemet LeIsrael a los donantes. Mi infancia estaba rodeada de alcancías blancas y azules, en las que depositábamos parte de nuestra mesada.
Soy sionista porque el pueblo judío tiene tanto derecho como los demás a tener un Estado, una tierra y una lengua, y de gozar de independencia y de soberanía. Así ha sucedido a través de la historia, y por eso existen en el mundo naciones enormes y poderosas como Estados Unidos, China y Rusia, y diminutas naciones independientes que son unas pequeñas islas perdidas en el océano. Porque hay que comprender que el derecho a la independencia y a la soberanía nacional es algo sagrado, y que no depende más que de la voluntad de los hombres que deciden y quieren constituirse en nación independiente.
Soy sionista porque ya me cansé de leer sobre los horrores que sufrió mi pueblo a través de la historia ante la indiferencia completa de los demás pueblos. Estos crímenes se debían acabar, y la única forma era tener un país y un Estado poderoso que fuera capaz de defenderse de sus enemigos.
Soy sionista porque me cansé de escuchar falsedades y horrores sobre mi pueblo, desde los Protocolos de los sabios de Sión, que tanto admira la ex directora de la Radio Nacional de Venezuela, hasta las elucubraciones de la gente de izquierda sobre la supuesta conspiración de los sionistas con el “imperio” americano. Recuerdo que Franco utilizó durante mucho tiempo la cantinela del “complot judeo-masónico-marxista”, una verdadera sopa indigesta y absurda.
Soy sionista porque ya me harté de tanto odio que nos prodigan los árabes. Me harté de los horrores que enseñan a los niños árabes en las escuelas, y me harté de los islamistas radicales que aman la muerte, cuando los judíos amamos profundamente la vida. Me harté de los políticos árabes y no árabes y musulmanes, para quienes pareciera que el único conflicto capaz de poner en peligro la paz del mundo es el conflicto con los palestinos, lo cual es simplemente una gran mentira y una falacia política.
Soy sionista porque me harté de escuchar al presidente de Irán, con su malsana insistencia, afirmando que hay que desaparecer al Estado de Israel. Total, nada menos y nada más que repetir la Shoá a una escala atómica. ¿Y qué gobierno se ha quejado? ¿Ha protestado la ONU? ¿Han protestado las iglesias? ¿En algún país se han producido manifestaciones de protesta? ¿Algún gobierno ha tomado medidas? Nada. Silencio cómplice.
Soy sionista porque me harté de escuchar maldiciones contra mi pueblo, pues maldecir a Israel es maldecirnos a todos los judíos.
Soy sionista porque los judíos han sabido crear un país extraordinario. ¿Qué otro ejemplo hay en la historia de un pueblo que comenzó con 500 mil ciudadanos y en un lapso de 60 años fue capaz de absorber e integrar a más de 6 millones?
Soy sionista porque Israel es la única democracia que existe en todo el Oriente Próximo, que se permite hacer elecciones incluso durante una de las guerras que ha sufrido. Un país con muchos partidos políticos, lo que muestra gran independencia de criterio. Un país con una seguridad social privilegiada, con un sistema educativo envidiable, con universidades y centros de investigación que están a la cabeza en el mundo. Israel es, con Singapur, el que más patenta inventos a través del mundo.
Soy sionista porque el Estado judío es hoy uno de los más avanzados en descubrimientos científicos, médicos, sociales, agrícolas, en todas las ramas del saber y del desarrollo. Hace crecer tomates en el desierto y además exportarlos no parece ser una tarea fácil.
Soy sionista porque creo profundamente en los valores morales del Judaísmo, porque creo en su ley, porque me asombra el sacrificio de sus habitantes, la unión que existe entre ellos. Es el país que más voluntariado tiene en el mundo.
Y terminaré diciendo que soy sionista porque estoy de acuerdo con el célebre Yeshayahu Leibowicz (Z’L), quien durante una entrevista que le hiciera un periódico francés poco antes de su muerte, cuando le preguntaron cómo definiría el sionismo, respondió: “Es muy sencillo, nos hartamos de que nos gobiernen los otros, queremos gobernarnos nosotros mismos”.
Fuente: Nuevo Mundo Israelita