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Por Moisés Garzón Serfaty
El diario El Nuevo País de Caracas publicó el 28 de abril una noticia proveniente de Tel Aviv con la firma de Sandra Naipul, que me permito reproducir textualmente:
"Tel Aviv.- El presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmud Abbas, aseguró este sábado que para lograr una ‘paz duradera’ entre Israel y los países árabes, el Estado judío debe retirarse de los territorios ocupados de Cisjordania, los Altos del Golán y Jerusalén Este.
"Abbas así lo manifestó durante el discurso que pronunció en Nápoles durante la ceremonia en la que le fue concedida la ciudadanía honoraria de esta ciudad del sur de Italia, según informaron los medios de comunicación italianos.
"El presidente de la ANP instó a Israel a no dejar pasar esta oportunidad, ya que, según afirmó, ‘solo cuando Israel se retirará (sic) de los territorios ocupados, el mundo y los países árabes reconocerán la paz’.
"‘Israel debería aprovechar esta oportunidad, que no debe dejar pasar, ya que podría no haber otra en el futuro’, aseveró Abbas, quien aseguró que el pueblo palestino trabaja ‘con el fin de que el proceso de paz se alcance y que también el Estado de Israel pueda vivir en paz y seguridad’.
"‘Nosotros queremos la paz en toda la región, una paz real, no solo entre Israel y Palestina, sino entre Israel y todos los países islámicos. Pero para que la paz se realice, Israel debe retirarse de Cisjordania, el Golán y Jerusalén Este, que no son territorios de Israel. Solo entonces habrá paz’, agregó".
Hasta aquí la noticia en cuestión. Comentando este discurso debo decir que las exigencias se plantean y se discuten en la mesa de negociaciones y no en discursos para complacer a su audiencia islamista, yihadista, terrorista y a los países, partidos políticos, intelectuales de izquierda y derecha y medios de comunicación vendidos o comprados (según se mire).
Si Israel se retirara (supuesto negado), me pregunto si Hamás, Hezbolá y otros grupos terroristas depondrían las armas y dejarían de atacar a Israel. ¿Quién lo garantizaría? ¿Sería creíble una garantía de Mahmud Abbas que no controla a los terroristas de Gaza y ni siquiera a los revoltosos del interior del territorio del que él es, supuestamente, la máxima autoridad?
Otra pregunta que surge es: ¿Qué habrá querido decir el presidente de la Autoridad Nacional Palestina con eso de que ya no habrá otra oportunidad en el futuro si Israel deja pasar esta? ¿Se trata de un consejo o de una amenaza? ¿Se estará incubando otra intifada? ¿Cuáles serían las consecuencias que él prevé para Israel?
Abbas debe recordar que en los Acuerdos de Oslo y de Madrid se convino en rea­li­zar conversaciones directas sin pre­condiciones y que para Israel es vital que se le reconozca como Estado judío, además de ofrecerle garantías creíbles de que los grupos terroristas serán disueltos. Israel no quiere suicidarse.
Dice también Abbas que "cuando Israel se retirará (sic), el mundo y los países árabes reconocerán la paz". Entiendo que quiso decir que accederán a hacer la paz, pero lo que se percibe de tanta retórica vacía de los árabes musulmanes es que la imagen del cadáver del asesinado presidente egipcio Anwar Al Sadat por firmar un tratado de paz con Israel, está presente en sus mentes y es un poderoso freno para que alguno de ellos se atreva a firmar, no ya la paz con Israel, sino a hacer algún acercamiento serio en esa dirección. Ahí están los radicales yihadistas para impedirlo y buena parte de los miembros de la ONU aplaudiendo y tergiversando los hechos, inventando la historia a la medida de sus intereses, apoyando el terror que, en definitiva, se asentará en sus países aunque desde hace varios años ya lo vienen sufriendo. La ONU ha llegado a la desfachatez de crear la figura de "Reportero Especial para el Consejo de Derechos Humanos de la ONU sobre la Violación de los Derechos Humanos y el Derecho Internacional Humanitario en los Territorios Palestinos Ocupados". De esta forma, Israel es considerado culpable de antemano. Sin razón válida alguna, se le condena sistemáticamente.
Debo aclarar que nunca hubo "Territorios Palestinos". Esos territorios son de Israel que los recuperó de Jordania y de Egipto al ser derrotados en la guerra de los Seis Días, en 1967, que le fue impuesta. En todo caso serían Jordania y Egipto quienes pudieran reclamarlos, pero no lo hacen porque la ley internacional no les da ese derecho.
Es evidente que los palestinos, los consentidos, mimados por la variopinta y contradictoria comunidad internacional, no desean la paz. Ahora los palestinos son observadores en la ONU. Tampoco otros árabes islámicos la desean pues se quedarían sin "enemigo" a quien culpar por cualquier motivo, y los organismos y medios de comunicación internacionales ya no tendrían a quién difamar y contra quién destilar su veneno compuesto de envidia, mentiras y odio.
Los enemigos del Estado de Israel y del pueblo judío no bajan la guardia, son persistentes en sus amenazas y ataques con armas o sin ellas. Por tomar unos ejemplos, entre muchos, recordemos los siguientes: Mahmud Al Zahar, de Hamás, dijo que los judíos no tienen lugar entre las naciones del mundo y están destinados a la aniquilación. Por su parte, el "moderado" presidente palestino Mahmud Abbas declaró a la TV egipcia que ni en mil años reconocerá un Estado judío, y aún insiste en el "derecho de retorno" sabiendo que ello significa una cuestión de vida o muerte para Israel.
Para oscurecer este panorama y acrecentar las dudas sobre la viabilidad de reanudar las conversaciones de paz, observemos el peligro que representan los resultados de la "Primavera árabe". Los islamistas radicales se están beneficiando de esa revuelta contra las tiranías, la pobreza y el hambre que protagonizaron los atropellados y excluidos, y están accediendo a liderar gobiernos y otras instituciones de esos países para eternizarse en el poder y seguir sojuzgando a sus pueblos, sin buscar su progreso y bienestar.
¿Se podrá lograr la paz en estas circunstancias?

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