Por José Chocrón Cohén
El Judaísmo no prohíbe la homosexualidad, sino los actos homosexuales. La homosexualidad es un término demasiado general y vago que se usa para referirse a una plétora de manifestaciones y causas muy diversas. Está más que claro que, según la Biblia, una familia se forma sobre la base de una pareja compuesta de un hombre y una mujer.
El Judaísmo no condena solamente la relación sexual entre miembros del mismo género; la prohíbe en cualquier manifestación que no sea dentro de la pareja heterosexual casada. O sea, la postura del Judaísmo ante la expresión sexual no es discriminatoria, sino exclusiva.
Creo que es una perspectiva del tema que mucha gente ignora. Reconozco que para muchos este concepto es difícil de poner en práctica, pero no es un desafío solo de los homosexuales; hay muchos heterosexuales a quienes les cuesta controlar sus instintos y canalizarlos como Dios manda.
Hay que distinguir entre individuos homosexuales y actos homosexuales.
El Judaísmo acepta al individuo con tendencias homosexuales como miembro pleno del pueblo judío con derechos plenos. Esto no quiere decir que pueda hacer lo que se le antoje.
La Torá prohíbe explícitamente dar expresión física a deseos homosexuales, tanto de índole masculina como femenina; los considera una abominación (Levítico 18:22). El hecho de que uno nazca con determinada tendencia no lo trasforma en una alternativa de vida válida. Lo que sí implica es que tiene un desafío y una misión especial. Para el judío, es la Torá la que define cuáles tendencias son válidas y cuáles no. El hombre fue creado con el poder procreativo con el objetivo de usarlo para poblar la Tierra. Es su deber primario. Desviar ese potencial y usarlo solo para el placer personal atenta contra la naturaleza humana innata de dejar descendencia, ni hablar que va en contra del diseño divino.
La Torá no prohíbe querer viajar en shabat; la Torá prohíbe viajar en shabat.
Cuando hablo de los derechos iguales que tienen los "homosexuales", me refiero a los derechos que tienen a que la sociedad los ayude a superar sus tendencias e incorporarse en la comunidad de una manera productiva y plena, del mismo modo que la sociedad debe ayudar a cualquier persona que padece de limitaciones y desafíos especiales.
Si uno nace con tendencias depresivas, ¿acaso se le ocurriría a alguien decir que hay que dejarle dar expresión a su depresión? "Dejad que salte del puente, ya que nació con esa tendencia… Es un estilo de vida alternativa…". La prohibición de la Torá de dar expresión a la homosexualidad se puede ver también no como una condena y discriminación, sino como una mano fuerte de apoyo y de estímulo para la persona que tiene tendencias homosexuales, diciéndole que si realmente quiere, puede lograr superarla y canalizar su sexualidad de una manera productiva, equilibrada y sana.
El hecho de que la Torá lo prohíbe implica que es posible dominarla y canalizarla, aunque parezca difícil. La Torá no fue entregada a los ángeles, sino a los hombres con todas sus debilidades y deficiencias.
Lo que distingue al hombre del animal es que el animal está dominado por su instinto, mientras que el hombre lo domina, canaliza y sublima.
Para reflexionar:
1. ¿Cómo se ayuda a un homosexual a superar su naturaleza? La manera práctica de ayudar a un homosexual es un desafío para los expertos en comportamiento humano. Una vez que lleguen a la conclusión de que dar expresión práctica a la homosexualidad no es una alternativa válida y que se puede y debe ayudar a modificar, ya encontrarán la manera de lograrlo.
2. ¿Quién define la línea que separa la homosexualidad de la heterosexualidad? ¿Es blanco y negro?
Lo antedicho no es más que una breve introducción al tema. Es un asunto muy complejo, y por lo visto muy candente. Requiere una dedicación profunda y seria por parte de los líderes religiosos y los profesionales en temas de comportamiento humano, para encontrar caminos aplicables a quienes necesitan ayuda.
Hay una organización que se dedica a ayudar a quienes sienten que padecen de esta situación. Su dirección electrónica es http://www.jonahweb.org/.
Hasta aquí se trascribe un texto escrito por el rabino Eliezer Shemtov.
Para concluir, y a los efectos de una comprensión más generalizada sobre la posición adoptada por el Judaísmo ortodoxo según los cánones establecidos por la halajá o ley judía, cabe agregar que la judía es una de las religiones con más apertura hacia la homosexualidad. Rabinos ortodoxos de diversas partes del mundo la han aceptado en su sentido estricto anteriormente expresado, es decir, como una tendencia que debe ser refrenada al punto de no materializarse en actos que supongan una trasgresión a la norma halájica. Tal inhibición constituiría, por tanto, la superación de una dura prueba digna de todo mérito, y en tal sentido deben ser interpretadas las palabras de uno de los grandes rabinos que se ocuparon de la ética médica, Yosef Shalom Eliashiv ZL (1910-2012), autor de Kovetz Teshuvot y uno de los más importantes sabios de nuestro tiempo. Siguiendo la tradición rabínica de dar respuestas inclusivas y benevolentes a sus interlocutores, ante la consulta de un joven religioso en relación a sus preferencias sexuales, el rabino le contestó: "Mi querido amigo, tienes doble el poder del amor. Úsalo con cuidado".
Fuente: Nuevo Mundo Israelita