Por Rabino Iona Blickstein
Estamos en las tres semanas que separan, o unen, el 17 de Tamuz (cuarto mes hebreo) y el 9 de Av (quinto mes), días de duelo por la destrucción del primero y segundo Templo.
Gracias a HaShem, vimos reunirse a muchos de nuestros hermanos de todos los países de la Diáspora liberados del yugo de los pueblos, y gozando de una independencia judía, pero todavía el Templo esta en ruinas, la redención no esta completa y aún tenemos por que estar sumidos en duelo.
De todas maneras, no podemos desentendernos del cambio que vive nuestro pueblo, no podemos actuar como si nada hubiese ocurrido, como si millones de nuestros hermanos no se reunieron y vinieron a Eretz Israel , como si no se hubieran abierto las puertas para todos los judíos del mundo .La independencia nos posibilita defendernos de persecuciones, las cuales sufrimos cuando estuvimos en los países de la Diáspora, cuando fuimos golpeados y humillados , sin posibilidad de defendernos.
En la guerra de los seis días , pudimos conquistar nuevamente la Ierushalaim vieja, unir las dos partes en una, y tener el Kotel, el Muro de Los Lamentos, cerca en cuerpo y alma .No tenemos palabras para agradecer a HaShem, por lo que nos facilito, ahora podemos elevar preces al Altísimo, en el remanente del Sagrado Templo, no podemos decir que nada paso, no podemos serle desagradecidos. Por eso cuando llega el 9 de Av, nosotros nos sentimos inmersos en medio de sentimientos encontrados que corren en nuestro interior, de un lado ua pena profunda por la destrucción del Templo como lo expresan nuestros Sabios: “Toda generación que en sus días, no se construye (el Templo) , se la considerada , como si la hubiese destruido “( Ieruushalmi: Ioma ,1,1).
La destrucción sigue, y el Sagrado Templo, el corazón del pueblo de Israel esta destruido, y lo más importante, falta. Pero por otro lado sentimientos de consuelo se infiltran en nuestro ser, porque el Kotel, esta en nuestras manos, podemos llorar entre sus piedras y nada ni nadie nos lo impide, podemos besar y abrazar sus piedras sin límite.
Junto a nuestra oración para la pronta construcción del Templo viene el agradecimiento por todo el bien que D-s bendito hizo con nosotros hasta hoy y la esperanza de que en nuestros días podremos ser testigos de la completa redención.
Estos son los pensamientos y los sentimientos que nos acompañan en estos días, “Bein Hametzarim”, entre las estrechuras .Que se construya el Sagrado Templo en nuestras vidas, amen.