Joel Novoa tiene 27 años, pero ya puede decir que cuenta con más de una década de experiencia en cine: dirigió su primer corto a los 15 años, ya los 20 un trabajo suyo ya era presentado en Cannes, fuera de concurso. Ha ganado varios premios, y ahora llega a lo que puede ser su consagración: su primer largometraje, Esclavo de Dios, se estrena esta semana en 27 salas de todo el país. Se trata de un thriller hablado en cuatro idiomas, una ficción basada en el atentado contra la AMIA en 1994.
La acción se desarrolla en Caracas y Buenos Aires. Un terrorista musulmán y un radical judío tratan, cada uno según su visión del mundo, de defender a su pueblo y la palabra de Dios, pero a lo largo de la trama llegan a cuestionarse sus puntos de vista y sus acciones.
Entre sus muchas presentaciones ante los medios en vísperas del preestreno, Joel visitó Nuevo Mundo Israelita, afirmando que le da mucha importancia por ser el medio de la comunidad.
—En tus cortos, y ahora en este largometraje, siempre has tratado el terrorismo y el conflicto del Medio Oriente. Ese parece ser tu tema.
—Sí. Empezando por Zona Cero, un corto muy “minimal” que trata de un terrorista que se arrepiente cinco minutos antes del atentado; de hecho, esa fue como la base para esta película. Me ha interesado el tema porque siempre veía en televisión lo del terrorista que se inmolaba, y nadie ahondaba en las razones. Siempre me interesó la parte sicológica del terrorismo, del fundamentalismo y el fanatismo, que son cosas con las que no comulgo.
—Siendo judío, ¿asumes una posición, o el tratamiento que le das al tema es neutro, objetivo?
—Evidentemente, los hechos a veces te llevan a tomar una posición. Por más objetivo que uno quiera ser, hay una realidad: 85 personas murieron en el edificio de la AMIA. Sin embargo, como judío mi responsabilidad es ser objetivo y no parcializarme. Poder incluso ser autocrítico, y no solo mostrar una realidad conveniente sino también investigar el otro lado. Para esta película me leí parte del Corán, y consulté bastante bibliografía de autores islámicos para poder entrar un poco en ese mundo. Porque si yo trabajo con un prejuicio, evidentemente la película termina siendo propaganda, que es lo que siempre he querido evitar. De hecho han surgido polémicas, me han tildado de hacer propaganda pro-israelí, que es exactamente lo que he tratado de no hacer. La película es todo lo opuesto: es objetiva y muestra un hecho con el cual me identifico por ser judío; sin embargo, trato de objetivizarlo y hacer una película que pueda ver cualquier persona.
—Dentro de este tema, ¿por qué la AMIA?
—Hay una razón exterior y otra interior. El hecho exterior es que ya van 19 años de impunidad. Es un llamado de atención; hasta hoy el tema sigue siendo muy polémico, lo de las negociaciones de Argentina con Irán han sido muy polémicas. De hecho, las dos primeras veces que pedimos apoyo para la película ante el INCAA (Instituto Nacional de Cine de Argentina) fue rechazada, porque no era políticamente conveniente. A la tercera vez vieron el material, reflexionaron y se dieron cuenta de que el tema gira en torno a la tolerancia. Argentina tiene la mayor comunidad judía de Latinoamérica, y al mismo tiempo tiene una de las comunidades islámicas más grandes. Yo hago la película para el debate, es la primera película que plantea el tema de la AMIA como thriller. Nadie lo quería hacer porque es un tema muy sensible, hasta ahora solo se hacían dramas; esta es una película de espionaje. En cuanto a lo “interior”, me pega, evidentemente, porque veo cada vez más cercana la intolerancia en Venezuela; ese nunca fue un problema en nuestro país. Y eso es muy peligroso. Yo fui criado con una educación humanista, “vive y deja vivir”, y creo que es muy importante reforzar esos valores. Que todos somos seres humanos, y ninguna religión puede, en nombre de un Dios, imponerse sobre otra.
—Además de director fuiste el guionista. ¿Cuánto tiempo te llevó elaborar el guión?
—Fueron más o menos dos años y medio de investigación. Hubo 85 víctimas y quisimos ser absolutamente respetuosos de ese hecho, del que derivaron muchas teorías: la primera sobre la culpabilidad de los sirios, luego los iraníes, incluso algunos hasta dijeron que fue un auto-atentado… Esta es una ficción, evidentemente, pero fueron dos años de extensa investigación entre la elaboración del tratamiento y el guión. Entramos en todos lados, pedimos la colaboración de bastantes personas. Trabajé con Fernando Butazzoni, que es un importante novelista uruguayo. Yo estuve más a cargo de las ideas, y el más de la investigación.
—¿Es cierto que uno de los involucrados en el atentado viajó a Caracas, como se plantea en la película?
—Hay una línea de investigación que se dejó de seguir en el juicio, en la cual se hablaba de un tercer atentado que nunca ocurrió (el primero fue el de la embajada de Israel), sobre un personaje que tres días después de lo de la AMIA, gracias a un contacto, salió por el aeropuerto de Ezeiza sin que le chequearan el pasaporte. Esa fue una pista entre otras muchas; y se dice que ese personaje vino a Venezuela. Esa es la base de toda la película.
—Volviendo a la investigación que hiciste, ¿cuánto tiempo llevó entonces la filmación?
—Fueron otros dos años de producción, y luego seis meses de posproducción. Cinco años en total. Yo me senté con Fernando Butazzoni por primera vez en el año 2008. Al mismo tiempo cursé un posgrado en el American Film Institute de Los Angeles. Y en ese tiempo hice también cuatro cortometrajes y una asistencia de dirección.
—¿Cuáles son tus proyectos ahora?
—Ahora voy a ayudar a mi mamá (Elia Schneider) en una película suya, después voy a Inglaterra, desde donde me contactaron para dirigir la secuela de una película de 1995 llamada ID que también trata de un tema de este tipo: un musulmán que se infiltra en un grupo de hooligans extremistas… Después iré a Los Angeles, donde tengo otro proyecto más “global”, para trabajar otros temas. Luego vuelvo a Venezuela, para tratar de hacer una serie de televisión. Estoy un poco “movido”, voy a donde está el trabajo…
FICHA TÉCNICA
Coproducción entre Arlequín Films (Venezuela) y Lavorágine Films (Uruguay).
Dirección: Joel Novoa
Guion: Joel Novoa / Fernando Butazzoni
Producción: José Ramón Novoa
Idiomas: español, francés, hebreo, árabe
Filmada en Venezuela, Argentina, Uruguay y Los Angeles (EEUU)
Elenco : Mohammed Alkhaldi, Vando Villamil, César Troncoso, Daniela Alvarado, Laureano Olivarez y Marialejandra Martín
Facebook: EsclavodeDiosFilm
Twitter: @EsclavoFilm
FILMOGRAFÍA DE JOEL NOVOA
TheChain (2001). realizada a los 15 años de edad, una suerte de precuela de Cadena Reversible.
Cadena reversible (cortometraje, 2004). Un sicario entra en la mente de su víctima, y en un entorno surrealista logra cambiar el rumbo de los hechos. Se presentó fuera de concurso en el Festival de Cannes de 2006 con gran acogida de público.
Zona cero (cortometraje, 2009). Un terrorista se cuestiona si materializa un atentado, tras conocer a la madre de una de sus posibles víctimas.
DryFeet (cortometraje, 2011).Nominada al Kodak StudentAwards.
Majshom(cortometraje, 2013). En sus palabras, es el más personal e intimista de sus trabajos. Ganó el premio especial del jurado en el reciente Bermuda International Film Festival. Se proyectará en el Festival de Cine Judío de Caracas este año.
Por Sami Rozenbaum
Fuente: Nuevo Mundo Israelita / www.nmidigital.com