Por Bernardo Ptasevich
Nada ha cambiado en el nuevo gobierno iraní a pesar de las expectativas sobre una mayor moderación del presidente electo. Su programa nuclear sigue el rumbo a pesar de las medidas que se han tomado, de las sanciones y la posibilidad de que sus instalaciones atómicas sean atacadas. Hasta ahora, las declaraciones públicas tienen forma diferente pero no se distancian demasiados de los amenazantes discursos de Ahmedinejad. Mostrando su verdadero pensamiento, Rohani manifestó: "El régimen sionista es una herida que desde años está en el cuerpo del mundo islámico y debe ser eliminada".
Rohani invita a los Estados Unidos
El presidente iraní presentó su nueva estrategia. Si no conociéramos los antecedentes de que cada propuesta a negociar sirvió para ganar tiempo que les permita seguir avanzando impunemente en la producción de uranio y en el programa nuclear, podríamos hasta ponernos contentos. Sin embargo nadie cree que se ha producido un cambio sustancial.
Rohani es un gobernante con experiencia en diálogo y gestiones ya que sus funciones han sido anteriormente como negociador sobre el tema. Utiliza ahora su habilidad para tratar de sentarse a lo que puede parecer un diálogo de sordos. A pesar de ello, es difícil que el gobierno de Barack Obama rechace por completo el envite, aunque buscarán la forma de no quedar mal parados ante Israel y otros países de la zona que están también preocupados por la cada vez más cercana amenaza nuclear.
Quieren hablar, pero no quieren ni oír hablar de detener sus avances. Quieren hablar para insistir en que el uranio servirá a su desarrollo energético o a investigaciones médicas, algo que nadie puede creer viendo la realidad del camino que transitan. En la práctica, tanto los Estados Unidos como Rohani temen que Israel lleve a cabo en soledad el ataque tantas veces anunciado. Su invitación a la charla se encamina a que el gobierno americano haga lo posible por detener las intenciones israelíes de resolver el problema en forma independiente.
Es que nada asegura que los Estados Unidos serán socios en esa difícil empresa de destruir las instalaciones nucleares de Irán. El más amenazado por la situación es Israel: está en juego su existencia. Los primeros en probar el sabor de esas armas (si Irán las pudiera terminar) serían los israelíes y por eso no tienen las mismas opciones que otros países que se sienten fuera del asunto. Ellos esperarían que Irán ataque a Israel para luego poner en juego su defensa. Los israelíes no llegarían sanos y salvos a esa instancia por lo cual es válido encarar el tema antes de que esto suceda.
Netanyahu deja ver que puede atacar sin ayuda
La posibilidad de abrir conversaciones entre Washington y Teherán pueden cambiar la situación actual. Si los iraníes aceptan algunas condiciones de la comunidad internacional pueden recibir a cambio que algunas de las sanciones vigentes queden sin efecto o se debiliten.
Esta situación no conforma al gobierno israelí que exige condiciones mínimas que difícilmente sean satisfechas. El primer ministro Biniamín Netanyahu ha formulado los puntos exigidos antes de aceptar cambios ya que suponen representar un repliegue en los planes iraníes.
"El desmantelamiento de la planta nuclear cercana a Qom, detener el enriquecimiento de uranio y eliminar todo el uranio enriquecido a más de un 3 y medio por ciento" son las condiciones del gobierno israelí. Es casi imposible que los iraníes acepten estas demandas. Por lo tanto si Estados Unidos acepta otras condiciones lo hará por su cuenta y cargo con el riesgo de que Israel decida hacer el trabajo que al final siempre tiene que realizar solo.
Luego de ver la inacción total de EE.UU ante las masacres de la guerra civil en Siria, podemos entender que los asuntos de seguridad de Israel no son tan prioritarios para la Casa Blanca. Ellos atenderán primero sus intereses y si en algún momento son coincidentes podrían ayudar. De lo contrario no moverán un pelo para defender a los que todos llaman sus socios en Medio Oriente.
La bomba nuclear alternativa
La República Islámica de Irán podría en poco tiempo producir plutonio con la finalidad de fabricar una bomba atómica. Los avances en la construcción de un reactor de agua pesada en la ciudad de Arak, en el noroeste de Irán son la última gran preocupación de la comunidad internacional.
El reactor mencionado podría usar uranio como combustible para producir 40 megavatios de electricidad. El material gastado contiene plutonio, que al igual que el uranio enriquecido, puede servir como materia prima para producir una bomba atómica como las que ya han hecho anteriormente la India, Pakistán y Corea del Norte. Se trata del plan B del gobierno iraní con el que piensa esquivar parte de las sanciones y exigencias de las que es objeto.
Sin embargo el gobierno de Netaniahu tiene en la mira esas instalaciones que podría dañar con más facilidad que las instalaciones nucleares construidas bajo tierra y a gran profundidad. Arak reproducir capacidad de producir dos bombas nucleares de plutonio por año.
Objetivos secundarios no menos peligrosos
¿Podemos pensar que Hamás, Hezbollah o Siria representan un peligro menor para Israel? La importancia del problema nuclear iraní no debe distraernos de estos que aun siendo menores son de gran importancia. Assad promete mano dura contra los rebeldes y solidifica su alianza con Irán que lo apuntala en el poder como socio estratégico.
Sus últimos avances en la guerra civil lo pueden envalentonar y convertirlo en punta de lanza ante un presunto ataque a las ciudades israelíes. Hamás descalifica cualquier conversación de paz entre palestinos e israelíes. Enfrentará con lo único que sabe hacer, la violencia, cualquier avance en ese sentido. El jefe del grupo terrorista chiíta libanés Hezbollah, jeque Hassan Nasrallah, salió de su escondite para volver a decirnos: “El Estado judío es un tumor canceroso que debe ser aniquilado”. Esta trilogía que rodea el territorio israelí no es un objetivo menor.
En pos del objetivo mayor, Israel ha comenzado a hacer concesiones aun antes de conseguir ninguna por parte de los oponentes. La liberación de asesinos terroristas busca descomprimir las presiones a un precio demasiado elevado solo para permitir el inicio de conversaciones.
Si pagamos antes de negociar estamos en absoluta desventaja ya que nos queda menos para dar cuando al fin logremos que nos den algo, aunque sea un pedacito de paz y seguridad que tanto necesita cualquier ser humano, comunidad o país. Debemos mirar el problema mayor sin descuidar los problemas menores que son también demasiado grandes.
Fuente: Aurora Digital