Por Bernardo Ptasevich
Aún no sabemos cuál será el precio final del producto, ni siquiera sabemos cual es el producto, su calidad o su duración, ni tenemos garantía alguna que nos asegure que va a funcionar en el futuro. Dejar una seña para comprar algo sin saber de qué se trata, o lo que es peor, sin estar seguros que el vendedor está realmente dispuesto a entregarlo, parece algo de negociadores novatos. Está claro que el producto requerido es la paz, pero no está claro que el vendedor esté en condiciones de entregarla. Dudamos con motivos valederos que ni siquiera la desea impulsar. A juzgar por los hechos de los últimos años, a juzgar por las actitudes, no creemos que la transacción llegue a buen puerto. Para entonces, ya habremos entregado más de lo que debimos dar y habrá sido a cambio de nada.
Nuestro gobierno parece un negociador inexperto
Quien hace una entrega a cuenta de algo que no sabe si va a recibir? Imaginamos que el gobierno de Israel debe tener datos precisos que los ciudadanos no manejamos. Debemos suponer que tomaron todos los recaudos para asegurar que todo seguirá su curso hasta culminar con la negociación en forma satisfactoria. De lo contrario nos vamos a encontrar con que han sido estafados. Es lamentable si esto último se confirma porque los intermediarios actúan en nombre de todos nosotros y deciden por todos, aunque sin consultarnos. De esta forma la población de Israel resultaría estafada sin haber sido parte del trámite. Podría estar de acuerdo con muchos sacrificios a cambio de una paz verdadera, incluso si finalmente hiciera falta uno de esta magnitud, pero no puedo aceptar dar tanto por nada. Ojala los hechos futuros indiquen que estoy totalmente equivocado.
Una seña demasiado alta y muchas incógnitas
Ciento cuatro presos palestinos recuperarán la libertad durante los nueve meses de conversaciones, muchos de ellos "con sangre en las manos" incluyendo diecisiete condenados a cadena perpetua. Es lo que Israel decidió entregar solo para que la otra parte acepte sentarse a una supuesta negociación que no desea. Es un precio demasiado elevado. Sin empezar siquiera la tramitación sobre el asunto y para demostrar la seriedad de la oferta, volvieron a sus casas 26 presos en cárceles israelíes que no serán recibidos como parte de pago de un acuerdo sino que los esperarán como héroes.
Los mismos dirigentes que deben conversar sobre paz con Israel son los que organizan los festejos, financian los carteles y las banderas, la propaganda y también emiten proclamas poniendo a los liberados en un punto alto de admiración para los palestinos más jóvenes. Menudo ejemplo y enseñanza de quienes deberían comenzar a pensar en un cambio. Todo muestra que ni Mahmoud Abbas, ni el gobierno palestinos o sus líderes están comprometidos en lo más mínimo con un proceso de paz. Un proceso pacificador necesita gestos de reconciliación.
No pensamos que vamos a ser grandes amigos si las negociaciones llegaran a buen puerto, pero es responsabilidad de los dirigentes bajar un mensaje diferente al que trasmiten los palestinos. Festejar la muerte, festejar la impunidad producida por la liberación anticipada, festejar que se puede matar, asesinar y después negociar para estar en libertad, es un mensaje que augura la continuidad de la situación presente y pasada, que fomenta los atentados y la violencia.
El gobierno israelí supone que estamos de acuerdo con sus actos
Cuando el primer ministro Biniamín Netaniahu nos dice que un acuerdo con los palestinos tendrá que ser refrendado por un plebiscito, solo está revelando parte de la verdad. Nos gustaría saber qué pasará en caso de que esa consulta popular no aprobara lo que el gobierno haya aceptado en las negociaciones. Nos gustaría entender cómo harán para regresar a sus celdas a los ciento cuatro presos liberados anticipadamente. Esta claro que es imposible. Es entonces que asistiremos a un gran fraude del gobierno para con sus ciudadanos.
No se puede consultar si hacer o no hacer lo que ya se ha hecho. Pedir permiso sobre hechos consumados es casi una burla a la inteligencia de la gente. Es muy rara la coincidencia actual respecto a este tema de dirigentes tan disímiles. El Primer Ministro, el Ministro de Finanzas Yair Lapid y el Ministro de Economía y Comercio Naftali Bennett, no son iguales. Sin embargo en este asunto se han mimetizado y parecen una sola persona. Cuando el objetivo es la paz hay muchas cosas en las que podemos hacernos los distraídos, hay muchas cosas que podemos llegar a aceptar a regañadientes, hay muchas concesiones que podemos hacer sin estar convencidos. Pero hacer todo eso solo por la posibilidad de conversar con el enemigo es un despropósito. ¿Qué ha hecho Mahmoud Abbas para que nosotros nos sentemos a conversar con el? ¿Qué nos ha dado, qué concesión ha adelantado? Lo que hemos hecho es una muestra de debilidad, quizás real por enfrentar tantos peligros en forma simultánea. Aun así no la deberíamos exhibir de forma tan notoria.
Es posible que ninguno de los dos gobiernos sobreviva a un acuerdo
Aaron David Miller (Cleveland, Ohio, 1949), ha sido durante dos décadas el principal asesor de los secretarios de Estado de EE UU en las negociaciones palestino-israelíes. En una entrevista realizada recientemente por El País de España, dijo que "El entorno político en ambas partes va a ser un factor desestabilizador y es posible que ninguno de los dos gobiernos sobreviva al acuerdo. En Israel va a tener que convocarse un referéndum nacional y esto va a llevar mucho tiempo. Y, asumiendo que saliera adelante, en Palestina hay un movimiento nacional muy dividido que es un gran obstáculo para Abbas. Él no controla las armas, ni a sus integrantes y no cuenta con toda la legitimidad. Pero también es cierto que Hamas es mucho más débil ahora con la salida del poder de [Mohamed] Morsi de la presidencia de Egipto y su mala relación con Irán. Eso puede ser una ventaja para Abbas."
Su opinión resume la real situación en la que se pretenden comenzar las conversaciones.
Es un camino que no se sabe por donde va ni hay certeza sobre a qué lugar se dirige.
Los negociadores tienen poder restringido y muchas más restringidas las ganas de llegar a un acuerdo positivo.
Todo indica que Israel seguirá construyendo en las zonas de litigio, que los palestinos van a continuar disparando contra los habitantes israelíes y que ambos gobiernos se dedicaran mas que nada a atender el mercado político interno ante la posibilidad de perder su poder y sus cargos al menor error o fallo que sus mandantes consideren importante. Un conflicto de nunca acabar, unas negociaciones que siempre mueren antes de nacer, la esperanza que se desvanece una vez más entre los dedos de la mano.
Fuente: Aurora Digital