Por Jonathan Spyer
El presidente del Gobierno Regional del Kurdistán (GRK) en el norte de Irak, Massud Barzani, amenazó enviar sus fuerzas al norte de Siria para defender a los kurdos que se encuentran sitiados.
El líder kurdo señaló en un comunicado que dio instrucciones a sus delegados para que ingresen a Siria con el fin de investigar las denuncias de los medios de comunicación de que “los terroristas de Al Qaeda están atacando a la población civil y masacrando a mujeres y niños kurdos inocentes”.
Si los informes son ciertos, continuaba la declaración, entonces “la región del Kurdistán de Irak hará uso de todas sus capacidades para defender a las mujeres, los niños y los ciudadanos inocentes”.
No se ofrecieron detalles sobre cómo sería la intervención. Pero la declaración de Barzani indica la creciente gravedad de la situación en el noreste de Siria.
Desde el 17 de julio, los jihadistas de las organizaciones “Estado Islámico de Irak y Siria” (ISIS, por sus siglas en inglés) y Jabhat al-Nusra, vinculadas a Al Qaeda, han participado en una serie de ataques contra las áreas periféricas pobladas y controladas por los kurdos.
La intención, en última instancia, parece ser la de asegurar un corredor contiguo bajo el dominio sunita, que se extienda desde la zona de Deir ez-Zor, rica en petróleo, en el este de Siria a lo largo de la provincia de Raqqa hasta la frontera con Turquía. Las realidades demográficas y geográficas implican que tal corredor correría inevitablemente a través de un área de poblada por kurdos.
La existencia de pequeños enclaves kurdos dentro del área deseada es un irritante obvio desde el punto de vista de los jihadistas. Ellos están tratando de aislar y conquistar todos estos puntos habitados por los kurdos. No se trata de un desafío generalizado a la zona controlada por los kurdos en el noreste, sino un intento de limpieza étnica localizada similar a la llevada a cabo en otros conflictos.
Las preocupaciones kurdas y humanitarias, en general, se centran actualmente en Tel Aran y Tel Hassel, a 30 kilómetros al oeste de la ciudad de Alepo.
Estos pueblos kurdos, con una población conjunta de alrededor de 40 mil personas, fueron atacados y ocupados por ISIS y las fuerzas de al-Nusra, el 29 de julio pasado. Fuentes kurdas informan que entre 30 y 40 civiles fueron asesinados por los jihadistas y otros cientos resultaron heridos.
Mientras tanto, alrededor de 250 civiles de Tel Aran han sido capturados por los jihadistas y se encuentran actualmente en cautiverio.
Los combatientes kurdos de las milicias autodenominadas Unidades de Protección del Pueblo (YPG) se han comprometido con la defensa de estos focos de población kurda, que se encuentran al oeste de la principal zona autónoma en el noreste del país. El YPG está controlado por el Partido Democrático Unido (PYD), el movimiento kurdo sirio ligado al Partido de los Trabajadores Kurdos (PKK), hegemónico en las áreas controladas por los kurdos.
Pero la batalla no es solamente entre Al Qaeda y los kurdos. Los rebeldes no jihadistas han unido sus fuerzas con los primeros, confiriendo a la situación la creciente apariencia de un enfrentamiento étnico entre árabes y kurdos.
Elementos de las Brigadas Tawhid y Faruk, asociadas con las “corrientes principales” rebeldes del Consejo Militar Supremo, apoyado a su vez por Occidente, también han unido sus fuerzas en contra del YPG.
Los rebeldes árabes quieren preservar la unidad territorial de Siria, y sospechan que los kurdos tienen ambiciones separatistas. Los jihadistas dentro de las filas rebeldes quieren un emirato islámico en el norte de Siria. Los kurdos, por su parte, niegan tener ambiciones separatistas. Pero, desde el comienzo de la guerra civil en Siria, han tratado de mantener el control en sus propias áreas, y no apoyan ni al régimen ni a los rebeldes. Pareciera que este enfoque se está volviendo cada vez más difícil de sostener.
Los rebeldes árabes también sospechan que el YPG colabora con las fuerzas del presidente sirio Bashar Assad. Tras la reciente captura de los rebeldes de la base aérea estratégica Minigh en las afuera de Alepo, 200 miembros de la guarnición régimen que huyeron buscaron – y obtuvieron – refugio en una zona controlada por el YPG. Desde el punto de vista de los rebeldes árabes, esto confirma los vínculos de los kurdos con el régimen. Por su parte, oficiales kurdos dicen que ofrecerán un paso seguro a las fuerzas de uno y otro lado (mientras que en privado admiten que los sucesos que siguieron a la captura Minigh hubiera sido mejor evitarlos).
Hasta ahora, los resultados militares han sido mixtos. Los combatientes del YPG están mejor entrenados y organizados que los de ISIS y Jabhat al-Nusra. Pero las zonas kurdas están desconectadas una de la otra. Los kurdos lograron expulsar a los jihadistas de la disputada Ras al-Ain (Sere Kaniyeh) sobre la frontera con Turquía. Tel Abyad, más al oeste, sigue en disputa.
La lucha continúa.
Hay también, inevitablemente, un revoltijo de las potencias extranjeras que participan en esta situación.
El PYD acusa a Turquía de ayudar a los jihadistas. Sostienen que les permitió a los combatientes de Al Qaeda entrar desde Turquía, y también ha habido quejas del apoyo de la artillería turca a los jihadistas en las batallas Tel Abyad.
Altos oficiales y medios de comunicación rusos e iraníes, por su parte, han emitido declaraciones en los últimos días expresando su apoyo a los kurdos. En un extraño colofón a los acontecimientos sobre el terreno, tanto en la televisión iraní Press TV y el canal gubernamental Rusia Today destacaron un informe de la televisión iraní, alegando que las fuerzas de Al Qaeda masacraron a 450 civiles kurdos en Tel Abyad. El canciller ruso, Sergei Lavrov, expresó su “conmoción” ante las revelaciones.
Sin embargo altos oficiales kurdos dicen que tal masacre no existió.
El líder del PYD, Muslim Salah visitó Irán en los últimos días. Luego le dijo a los periodistas que el régimen iraní ha aceptado el proyecto de autonomía kurda en el norte de Siria. En medio de todas las diversas fuerzas en competencia, hay una que brilla por su ausencia.
La vice-portavoz del Departamento de Estado, Marie Harf, en una declaración a la prensa, instó al presidente del GRK, Barzani, a reconsiderar sus planes de intervenir en Siria si se revela que Al Qaida está realmente llevando a cabo masacres contra la población kurda.
Así que en un momento en que ha quedado claro a todos los actores regionales que las fronteras que separan a Siria, Irak y el Líbano son, en la actualidad, fundamentalmente de ficticias; al parecer, EE.UU. considera que el mantenimiento de esa ficción es más importante que la lucha contra Al Qaeda.
Nadie esperaría que el propio EE.UU. asuma esta lucha en Siria. Sin embargo, Washington parece querer evitar también que otros lo hagan. Mientras tanto, los habitantes de Tel Hassel y Tel Aran permanecen sitiados.
Fuente: Aurora Digital