Durante casi una semana, en 2011, la periodista Idania Chirinos y sus compañeros de viaje recorrieron las ciudades más importantes de Israel. De su hospedaje en Tel Aviv, partían diariamente a Jerusalén, Nazareth, Belén y Masada, entre otras localidades, donde visitaron los lugares santos, varias bibliotecas y, por supuesto, el Museo del Holocausto de Yad Vashem, por mencionar los sitios que más llamaron su atención.
La actual vicepresidenta del Centro de noticias Unión Radio confesó que siempre se sintió atraída por la posibilidad de conocer Tierra Santa: “De pequeña me llamó la atención todo lo que tenía que ver con la historia del Estado de Israel, no por razones familiares, sino porque tuve la oportunidad de leer el libro Éxodo cuando era adolescente y me interesó”. Por ello, la invitación de la Cámara de Economía Venezolana-Israelí la sorprendió gratamente.
“Creo que las expectativas que podía tener se cumplieron, e incluso creo que las sobrepasé. Por más que hubiese querido imaginarme ese país, ni siquiera me acercaba a lo que vi”, aseguró, haciendo un balance de su viaje.
Durante la visita, Chirinos se sintió particularmente interesada en dos cosas: por una parte, los lugares sagrados, “que quieras o no te impactan, porque producen una gran cantidad de sensaciones; en mi caso, por ser católica, me sentí abrumada”. En segundo lugar, advirtió el notable desarrollo científico del país: “Me encantó la parte tecnológica de Israel. Me hubiese gustado ver las universidades y otro tipo de investigaciones… No obstante, tuvimos la oportunidad de ir a la Feria Agritech, donde se evidencia el nivel de un pueblo que ha superado la adversidad física y se ha complementado con tecnología para lograr su desarrollo. ¡Es impresionante!”.
Visiblemente emocionada, la comunicadora recordó el entusiasmo que le produjo su paso por algunos sitios: “Espiritualmente me estremecí muchísimo en la Iglesia de la Anunciación, en Nazareth. De los lugares históricos, Masada me pareció absolutamente impactante… El lugar físico, la historia y lo que encierra en sí, por lo que allí ocurrió, fue muy importante para mí”.
Además, comentó que se sintió sumamente complacida con la atención recibida por parte de sus anfitriones: “Me encantó la forma de ser del israelí: amable, pendiente del más mínimo detalle para agradarnos. Fue un viaje que disfruté enormemente”.
Una agenda apretada
“Hicimos de este viaje algo extenso e intenso, con muchas más horas de las que puede hacer un grupo de turistas, porque nosotros queríamos verlo todo. Queríamos ir a un mercado, ver y hablar con la gente de la calle; queríamos que nos llevaran a todas partes”, expresó la periodista. “Queríamos —y lo hicimos— ir a un kibutz, entrevistar a sus habitantes para que nos contaran la historia de cómo se originaron, cómo funcionaban”. En su improvisada investigación se encontró con que algunas de estas granjas agrícolas permanecen ideológicamente puras, otras se han diversificado y han incursionado en el mercado como una forma de subsistencia y desarrollo. En cualquier caso, a la viajera le satisfizo saber que ambas opciones se consideran modelos válidos en el pujante Israel de hoy.
Chirinos asegura que la compañía de su colega Vladimir Villegas fue un factor importante durante la visita, y considera que, en este caso, sus marcadas diferencias ideológicas fueron una ventaja que les permitió complementarse y hacer del viaje una experiencia aún más enriquecedora. “Al final del día nos habría gustado conversar más sobre lo que veíamos, pero eso habría significado sacrificar las pocas horas de sueño”, comentó, explicando que su jornada empezaba a las seis de la mañana y terminaba casi a medianoche.
“Haber tenido esta experiencia juntos fue determinante, porque con las diferencias también aprendes. Hay cosas que el otro va a preguntar y que a lo mejor a ti no se te hubiesen ocurrido; hay cosas que el otro ve y que a uno se le pasan por alto. Pero siempre es bueno, porque te nutres de la experiencia del otro”, afirmó.
Chirinos coincidió con Villegas en que Israel es un lugar muy especial, donde se mezcla lo religioso —que aporta una sensación de paz y regocijo inexplicable— con cierta tendencia vanguardista, evidenciada en el desarrollo de innovaciones para el beneficio de la sociedad en todos los ámbitos.
Al consultársele sobre si el estado actual de las relaciones diplomáticas entre Venezuela e Israel afectó el desarrollo de su visita, la periodista hizo énfasis en que esta circunstancia no hizo mella en su viaje e incluso comentó que sus compañeros y ella tuvieron la oportunidad de compartir con Shlomo Cohen, quien hasta el pasado mes de enero fuera embajador de Israel en nuestro país (experiencia de la que —según Chirinos— el diplomático israelí guarda recuerdos muy especiales). Asimismo, lamentó profundamente la ruptura de lazos diplomáticos entre ambas naciones, “sobre todo, porque técnicamente nos hemos apoyado muchísimo a lo largo del tiempo”, apuntó.
Reverencia ante el valor de un pueblo milenario
En medio del viaje, Chirinos se tomó su tiempo para reflexionar acerca de cómo los judíos consiguieron sobreponerse a su historia de esclavitud, persecución, diáspora y exterminio: “Cómo fueron capaces de preservar el amor hacia Israel, con la perseverancia y la voluntad de llegar a la Tierra Prometida, y luego fueron capaces de construir tantas cosas y mantenerse fieles a su creencia, es algo que me llena de una profunda admiración”, indicó.
Aunque prefirió no profundizar en el tema del conflicto árabe-israelí, señaló que hay que estar allí, en su epicentro, para entenderlo, pues aunque estén separados por rejas o muros, hay lugares donde ambas culturas pueden compartir con naturalidad. “Hay conflictos políticos que van mucho más allá de la gente común; entenderlos no es tarea sencilla, porque la vida de la gente común se altera a menudo por las decisiones que toman aquellos que rigen los pueblos”, destacó.
“Si antes de ir a Israel admiraba al Pueblo Judío, después de esta visita lo hago mucho más. Me asombra el poder de su fe, por aquello de que la fe mueve montañas. Los judíos son ejemplo de que las cosas pueden hacerse realidad: si no fuera por la fe, no hubiesen podido franquear los obstáculos para llegar a ser lo que son, para hacerse respetar”, concluyó.
Por Andrea Hernández
Fuente: Nuevo Mundo Israelita