Por José Danor
Los antisemitas, disfrazados de antiisraelíes están de fiesta. Les ayudó a acelerar los motores de su odio el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan. Según la información proporcionada por el diario de su país, Todays Zaman, al que no pocas veces citamos por su seriedad, Erdogan dijo durante una reunión con miembros del Partido Justicia y Desarrollo (AKP) en Ankara, que “Israel está detrás del golpe de Estado de Egipto que derrocó al presidente Mohamad Mursi. Tenemos evidencias”.
La información de las agencias internacionales de noticias, recogidas por medios de prensa del mundo entero, decía luego que “en un discurso muy severo, el jefe de gobierno turco aseguró que la democracia nunca existirá en Egipto, gracias a la intromisión israelí en las políticas de otras naciones. “La democracia no es la urna. ¿Quién está detrás de esto? Es Israel”, insistió Erdogan.
El portavoz del ministerio de Relaciones Exteriores de Israel se negó a comentar la información por su falta de seriedad, según pudimos leer.
En cambio, el combustible de Erdogan avivó el fuego de muchos antisemitas, más o menos disfrazados.
Un espacio desproporcionado
Los medios de comunicaciones que no simpatizan con Israel, por decirlo en forma diplomática, se restregaron las manos o en este caso los teclados y le dieron a esta tontería un espacio que no conceden ni siquiera cuando sucede un escándalo de proporciones en sus propios países.
Es que nada significa un caso de corrupción política, por ejemplo, al lado de la posibilidad de acusar a Israel de un golpe militar que cambió en forma casi instantánea el seguro rumbo de Egipto que en un año estaba a contados pasos del abismo por la conducción absurda que le venía dando el presidente Mohamad Morsi.
Para corresponsales y analistas de Oriente Medio, algunos de ellos residentes en Israel, representó una oportunidad de dejar de lado los informes sobre el proceso de paz, recién reiniciado con los palestinos, las matanzas en Siria, las diarias explosiones en Irak, los exabruptos del régimen iraní con su programa nuclear, los atentados de Al Qaeda en Yemen y demás pequeños asuntos, de los que, de todos modos, no entienden demasiado, para ocuparse de la “verdadera” conspiración.
¿Qué son para estos genios de la política internacional en general y de Oriente Medio en particular, los más de cien mil muertos en Siria, en su inmensa mayoría civiles inocentes, la tragedia que tiene lugar en el Líbano o las diarias explosiones en Bagdad, si existe la posibilidad de criticar a Israel, algo que será mucho más leído que un sesudo comentario sobre la triste consecuencia de la tan famosa Primavera Arabe.
En el corto tiempo que Morsi estuvo en el poder, demostró más de una vez, que no estaba dispuesto a romper el Tratado de Paz que Egipto firmó con Israel.
Recibió presiones internas de su propio movimiento y de los salafistas, de Hamás, de Hezbollah y de quién no, para que lleve al terreno el odio que sienten los Hermanos Musulmanes hacia Israel y los judíos pero lo rechazó.
Puede ser que lo hizo pensando en los intereses legítimos de su país que está en la ruta segura hacia la bancarrota financiera o que comprendió que en el futuro, aparecerán fuerzas más retrógradas de las que él mismo encabezaba, que pondrían en riesgo su gobierno.
Junto con ello en diversas ocasiones se habló de la coordinación en asunto de Inteligencia entre los Servicios de Egipto y de Israel para combatir a los grupos terroristas que tienen sus bases en el Sinaí, una verdadera tierra de nadie.
Recordemos que ya en los tiempos de Mubarak, cuando el Ejército controlaba el territorio egipcio, los diversos grupos terroristas representaban para ellos un dolor de cabeza.
Cabezas que acumularon mucho antisemitismo
La afirmación de que Israel está detrás del golpe que dieron los generales egipcios encabezados por A Sisi, solamente puede tener lugar en cabezas que acumularon mucho antisemitismo.
Las declaraciones de Erdogan llegan poco después que la corriente de turismo hacia Turquía, particularmente sus balnearios, se reanudó, después de la suspensión provocada por el operativo militar que detuvo la Flotilla en camino a Gaza.
Esta semana llegaron datos sobre el comercio exterior. Señalan que Turquía es el tercer destino de las exportaciones israelíes. Aunque no hay datos oficiales, es posible adivinar que parte de estos envíos son de equipos y sistemas de defensa. En años anteriores, compañías israelíes llevaron a cabo proyectos de modernización y equipamiento del Ejército de Turquía.
Son equipos que requieren mantenimiento, repuestos y constantes actualizaciones. Erdogan, aunque sea por cuidar sus propios intereses, debería dar descanso a sus febriles teorías antisemitas.
Como escuchamos tantas veces, “la piedra que un tonto arroja al río ni cien sabios pueden sacarla”.
En este caso, las tonterías que dijo Erdogan ya se emplearon como ingredientes para la sopa antisemita, por lo que será muy difícil, retirarlas de la olla.
Mientras tanto, lamentablemente, los gobernantes y militares israelíes no tienen tiempo para ocuparse de los dichos del líder turco. Más bien están empeñándose en evitar que las guerras internas de Siria y Egipto, pasen la frontera. Recordemos que por primera vez el sistema Cúpula de Hierro interceptó un proyectil lanzado contra Eilat. Antes, el Ejército dispuso el cierre, por unas horas, del aeropuerto de esa ciudad en prevención de un ataque. Luego llegó el operativo en el que murieron cuatro terroristas mientras preparaban el lanzamiento de más proyectiles contra Israel, en un sitio cercano a la frontera.
No son pocas las señales de que las organizaciones terroristas planean ataques contra territorio israelí desde el Sinaí.
En medio de todo esto, las afirmación de Erdogan aparecen como un intento de desviar la atención de la opinión pública, turca e internacional de los asuntos que son verdaderamente alarmantes y, aprovechar, además, para envolver a Israel, sabiendo que tanto en Oriente Medio como en otras partes, los antisemitas esperan con los brazos abiertos.
Fuente: Aurora Digital