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Por Rabino Iona Blickstein
En los días que corresponden a la festividad de Purim recordamos los milagros que fueron al pueblo de Israel, pero no solo en esta fecha debemos alegrarnos, también cuando entra el mes de Adar, y durante todo el mes se incrementará la alegría, como cita el versículo en Meguilat Ester: “Y el mes que les fue transformado de duelo a regocijo” (Ester 9:22).
Todo el mes de Adar se convierte de tristeza en alegría, y de aquí aprendemos una halaja del Talmud de Ierushalmi: “Si una persona sale de viaje, y no encuentra una Meguila, para llevarse consigo, leerá la Meguila al principio del mes”
La inmensa alegría expresa el reconocimiento por lo bueno que se nos otorga y el agradecimiento al Supremo Hacedor de milagros y maravillas que hizo entre nosotros en aquellos y en estos días.
Este es tiempo para profundizar el significado de la alegría.
En el libro “Shaarei Kedusha” de Rabí Jaim Vital, el alumno de HaAri Zal, escribió que la alegría es algo maravilloso y un principio central en el servicio a HaShem.
La alegría agrega ganas y amor para apegarse al El bendito sea, y está escrito “Dado que no serviste a HaShem tu – Elokim – con alegría y bondad de corazón” (Devarim 28:47)
Porque si el servicio es por medio de la tristeza, se parece a un esclavo que sirve a su amo con cara afligida y malhumorado. Y está escrito: “Solo la bendición del Señor enriquece, y Él no añade preocupación por ella” (Mishlei 9:22)
Por causa de la tristeza HaShem se apartará y como prueba, recordarás que la Divina Providencia se alejó de Iaakov en los veintidós años que Iosef no estuvo con él, y solo cuando recibió la noticia de que su hijo estaba vivo se alegró y así leemos: “y revivió el espíritu de Iaakov, porque volvió a él el Espíritu Santo”. Sobre esto dijeron nuestros Maestros zal, la Divina Providencia no reside donde se encuentra la tristeza, como la profecía no se encuentra en presencia de la amargura.
En toda labor de cumplimiento de un precepto, y en la misma oración, debe estar presente la alegría, como encontramos en Abaye, que siempre estaba contento y decía: “Me estoy colocando los Tefilin y también Rab Berina, porque une la redención con la oración, y su boca no dejó de sonreír todo aquel día”, fin de la cita.
Es por esto que al comenzar el mes de Adar, haremos lo imposible por aumentar la alegría que nace de la fe completa en HaShem, que todos sus actos son para bien, también aquello que al principio se puede ver como algo malo y al final es bueno; esto fue lo que ocurrió en Purim, la amenaza se convirtió en algo bueno, como cita el versículo: “Y sucedió todo lo contrario, porque tuvieron los judíos el dominio sobre sus enemigos” (Ester 9:1).

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