Por Rebeca Perli
En este mes se cumplen sesenta años de un trágico, aunque poco mencionado episodio de la II Guerra Mundial: la masacre de más de cinco mil soldados italianos llevada a cabo por la Wehrmacht en la isla griega de Cefalonia.
El 3 de septiembre de 1943 el gobierno italiano y los Aliados, que acababan de liberar el sur del país, habían firmado el Armisticio de Cassibile, según el cual Italia se desprendía de su alianza con los nazis. Esto hizo que el ejército alemán ocupara el territorio italiano que no estaba bajo el control de los Aliados, arremetiendo contra la Resistencia y haciendo todavía mas agobiante la persecución a los judíos. El país quedo dividido en dos bandos violentamente enfrentados.
Para aquel entonces estaba apostado en Cefalonia un contingente de soldados italianos al mando del general Antonio Gandin quien, tras la firma del Armisticio, debía escoger entre unirse a los alemanes, rendirse o resistir. Al tiempo que se deshacía de la Cruz de Hierro que le había sido concedida por el ejército alemán "por actuaciones anteriores", se decidió por la última opción y el 15 de septiembre, comenzó en Cefalonia una batalla que duró ocho días al cabo de los cuales las tropas italianas, privadas de refuerzo frente al poderoso enemigo, fueron sometidas. Ocurrió entonces lo vaticinado por Gandin: "Conozco bien a los alemanes, si perdemos esta lucha nos fusilarán a todos", había dicho. Más de 5.000 soldados y 400 oficiales fueron pasados por las armas y muchos otros masacrados por diferentes métodos. En su libro El exterminio de Cefalonia, el capellán Romualdo Formato, testigo presencial de los acontecimientos, reseña ampliamente esta matanza, una de las más sangrientas infligidas a prisioneros de guerra.