Hace cuatro décadas, Egipto y Siria, con apoyo de otros países árabes, como veremos más adelante, y de la Unión Soviética, desataron una agresión que no fue tan sorpresiva y que significó, por el día elegido para desencadenarla, una verdadera y total violación de un día sagrado para el pueblo judío.
La geopolítica, ciencia que habremos de aplicar para el análisis del recordado conflicto y, como seguramente sabe el lector, se basa en los hechos históricos y en la geografía.
Geográficamente, como es fácil verificar, el territorio en disputa en el conflicto bélico desencadenado -península de Sinaí y Alturas del Golán – representan poco o nada en sí mismo, con el agregado de que la península sureña está compuesta por un territorio árido y para nada productivo.
El bíblico desierto representa el 6% del territorio egipcio y tan sólo el 0,05% de su población total.
Esto hace pensar el poco interés que tanto Egipto como Siria, pudieron tener en esos territorios, desde el punto de vista de sus objetivos militares.
¿Cuáles fueron pues, los motivos que llevaron a los dirigentes de ambas naciones agresoras a lanzar el conflicto bélico? Veamos los acontecimientos históricos ocurridos previos al 6 de octubre de 1973.
Desde su creación, ésta era la quinta vez que Israel se veía enfrentada a un conflicto bélico con sus vecinos árabes.
Fue una guerra total, por los países que se involucraron en la agresión armada: Irak, Túnez y Argelia y que evidenció una lucha desigual en dos sentidos: a) si Israel vencía, no cabía ninguna duda que el mundo árabe iba a continuar existiendo pero, b) si los árabes resultaban victoriosos, el Estado de Israel iba a desaparecer.
También fue una guerra desigual por el hecho de la cantidad y calidad de armamento moderno que la Unión Soviética había venido suministrando a Egipto, principalmente, y también a Siria y, además, por la cantidad de material humano disponible de uno y otro lado.
En el Iom Kipur de 1973, la cuestión fundamental, como lo fue anteriormente en 1967, era el propósito de Egipto y de Siria, de destruir al Estado judío.
El "cese del fuego" acordado el 7 de agosto de 1970, después de una serie de incidentes y enfrentamientos de cierta magnitud que fueron generándose uno tras otro, poco tiempo después de finalizada la Guerra de los Seis Días de junio de 1967, tuvo una corta duración. Duró poco más de tres años.
Debe recordarse que los hechos inmediatos previos a la ofensiva árabe fueron, entre otros, como veremos seguidamente, la visita a cinco capitales del Medio Oriente del Secretario General de Naciones Unidas, Kurt Waldheim.
Por otra parte, hubo un muy recio combate aéreo sobre el Mar Mediterráneo entre formaciones sirias e israelíes, seguidos de atentados terroristas de "fedaynes" en Francia y Austria y "repudio" a Israel por parte de las naciones del Tercer Mundo reunidas el mes anterior en Argel.
Hubo en el Medio Oriente un predominio de "no guerra y no paz"
Como consecuencia de esta última reunión, Cuba rompió relaciones con Israel, hubo en el Medio Oriente un predominio de "no guerra y no paz", que siguió a la Declaración de Kartum o Jartum, del 1 de setiembre de 1967, conocida con el nombre de "las tres no": a) no reconocimiento del Estado de Israel, b) no negociación con Israel, c) no paz con el Estado Judío.
La entrevista de K. Waldheim con Sadat no había pasado de los límites del protocolo.
Estados Unidos intentó una posible propuesta de paz para evitar el conflicto armado que llevó a Kissinger a declarar a la revista "Time" que se proponía llevar a las partes en conflicto en Medio Oriente a una mesa de negociaciones pero El Cairo manifestó entonces que "no tenían entonces noticias sobre una "ofensiva de paz". Tel Aviv, en cambio, acogió las versiones vertidas en la publicación norteamericana con inocultable optimismo.
En 1971, declaró Sadat que "estamos dispuestos al holocausto de un millón de nuestros queridos soldados" y, en los diez días últimos del Ramadan – que el Corán denomina "Anuncio del Amanecer"- en 1973, Sadat, en el frente del Canal de Suez, como Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas egipcias declaró que "la campaña ha llegado. Ya no resta ninguna esperanza en soluciones de paz o de otro tipo. Quizás es la voluntad de Dios, que me dio la oportunidad de reunirme ahora con Uds. para decirles que nuestra decisión es la de ir a la guerra."
Resulta increíble que, los entonces países más atrasados del Medio Oriente, como Egipto y Siria, lanzaran a sus pueblos a una aventura bélica, dramática y humanamente y económicamente multimillonaria que sólo conduciría, como finalmente condujo, al retraso y al estancamiento, negando a Israel el derecho inalienable a existir. Los árabes eligieron el día más sagrado de la religión judía para provocar nuevamente la guerra, que además, en ese año, coincidió con otro día sagrado del calendario judío: el shabat.
¿Fue realmente sorpresivo para Israel el ataque? Recordemos los hechos acontecidos en los días previos al 6 de octubre.
Según declaraciones de la Cancillería israelí, desde hacía varios días concentraciones masivas de soldados de Egipto y Siria fueron detectados en la referida zona.
El ejército sirio estaba listo para desatar una ofensiva inmediata contra Israel y las tropas egipcias estaban prontas para atravesar el Canal de Suez y establecer allí, según declaraciones egipcias, cabeceras de puente en la ribera oriental.
Fue a partir de este hecho que Golda Meir convocó para esa mañana del shabat del 6 de octubre a todos los embajadores extranjeros, para ponerlos al corriente de la situación que se estaba viviendo.
Israel solicitó allí a los países representados en esa reunión interceder ante los países árabes para evitar la guerra.
Si Israel tenía conocimiento de lo que estaba ocurriendo en su frontera sur y en su frontera noreste, ¿por qué razón esperó a que se produjera el ataque árabe?
A pesar de estar informada con precisa anticipación del plan bélico de Egipto y Siria, el Gobierno israelí de entonces contrariamente a lo ocurrido en las guerras de 1956 y de 1967, no se lanzó a una acción preventiva, con todas las ventajas de orden estratégico que ello involucraba al acordarle iniciativa y rapidez.
Israel, entonces, renunció a esta ventaja buscando otra delantera de orden político, al demostrar al mundo que la apertura de la guerra fue realizada por los egipcios y los sirios y no por Israel, como fue acusada en los casos anteriores.
Los comentaristas políticos de la época, según hemos podido leer, explicaban esta actitud de Israel con dos motivos: a) de carácter político, ya que el mundo entero, se habría puesto en contra de Israel si esta habría atacado a las fuerzas militares concentradas, casi dos mil tanques en ambos puntos fronterizos, incluso si fuera probada la provocación de los árabes y b) desde el punto de vista geográfico, en ese momento, los límites de "cese de fuego" estaban alejados de las zonas israelíes más pobladas, a diferencia de los momentos anteriores de pre guerra.
El día de Iom Kipur fue elegido a propósito en el Cairo
Según los analistas egipcios, el día de Iom Kipur fue elegido a propósito en el Cairo y, según ellos, fue una excelente elección del mes de Ramadan y particularmente en este día, para favorecer una acción por sorpresa. Según ellos, si Egipto gana esa guerra, Sadat habría triunfado donde Nasser fracasó anteriormente: "hacer atravesar el Canal de Suez a las tropas egipcias."
El ataque por el Canal de Suez y la Meseta del Golán, se produjo en tanto el Gabinete israelí con Golda Meir a su frente, se hallaba reunido en sesión extraordinaria. Observadores de Naciones Unidas confirmaron que fuerzas egipcias atravesaron la línea de cese del fuego del Canal de Suez en cinco puntos, mientras que las fuerzas sirias lo hacían en las alturas del Golán en dos puntos y no confirmaron que fuerzas israelíes hubieran atravesado las líneas de Suez y Golán la noche anterior, como falsamente divulgaron las fuentes egipcias y sirias.
Enterados del ataque, no sorpresivo pero si inesperado para ese momento hizo finalizar abruptamente la reunión.
Producido el ataque, el Ministro de Relaciones Exteriores egipcio, Mohammed el Zayyat, en una entrevista que concedió a la TV norteamericana dijo que su país atacó primero en el Canal pero que fue "a causa de la inminencia de un ataque israelí por mar", lo cual no era cierto.
El Canciller israelí Abba Eban, por su parte, calificó de "Segundo Pearl Harbour al que se suman la blasfemia y el sacrilegio."
"Los árabes, declaró Eban, eligieron este día, pensando que Israel no replicaría." "Pero se equivocan, dijo Eban, pese a nuestra inferioridad numérica y de potencial militar, Israel contestará debidamente en defensa de su derecho a vivir con dignidad."
Y agregó el Canciller israelí: "al menos por el momento, Israel no planteará el problema en la ONU porque todo el mundo sabe que ese organismo internacional es incapaz de adoptar una resolución que condene a los Estados árabes."
La Primera Ministro israelí, Golda Meir dijo, conocido el ataque: "Ignoro cuáles son los motivos de este ataque y sólo puedo calificarlo de demencial."
En tanto, Moshe Dayan, entonces Ministro de Defensa, declaró ante el estallido del ataque, en un mensaje televisivo: "si hubiéramos desatado una guerra preventiva, estaríamos en este momento del otro lado del Canal""Habrá que tener paciencia – agregó – durante el breve lapso necesario para el desplazamiento de todas nuestras fuerzas lo que nos permitirá destruir al enemigo."
Al presente, todo el mundo conoce cómo terminó esa absurda y grotesca guerra que costó tantas vidas humanas. Con un "cese del fuego", solicitado incluso por la Unión Soviética que había puesto mucho interés geopolítico y práctico en desatar el conflicto bélico, cuando las Fuerzas Armadas de Israel avanzaban, en el frente noreste, y estaban a 35 kilómetros de Damasco y se dirigían en el Sur hacia El Cairo que ya estaba muy cerca.
En los primeros días del ataque, el Estado de Israel corrió graves peligros, se lanzaron de inmediato las operaciones militares de contención, el Ejército de Israel reconquistó posiciones perdidas y pasó, finalmente, al contraataque.
Estudiado el tema en estos días por el autor de este artículo, puede constatarse que Israel no escatimó esfuerzos para evitar el estallido de la guerra, aún a costa de poner en serio peligro su integridad territorial y la vida de sus propios ciudadanos tratando, por todos los medios posibles, de evitar el estallido de la Guerra de Iom Kipur. Lamentablemente, esa guerra, de la cual se cumplen ahora cuarenta años, terminó, entonces, con el fuego, pero, no terminó al día de hoy, con el odio al Estado de Israel…
Por Isac Gliksberg
Fuente: Aurora Digital