La Sociedad Israelita de Maracaibo fue fundada el 8 de agosto de 1945. Esta llegó a ser la segunda comunidad judía de Venezuela, y su lugar de encuentro era una antigua casa ubicada en el sector Pichincha de la capital zuliana. Max Sihman se ha dado a la tarea de recopilar documentos e imágenes de los cálidos recuerdos de su infancia, que piensa publicar pronto en forma de libro. He aquí un adelanto de lo que Sihman ha llamado“Proyecto Pichincha”
En Maracaibo, el sector Pichincha recorre desde la esquina de Bella Vista y calle 86 hasta bajar a la Avenida El Milagro. A unas dos cuadras de esa calle, doblando a la izquierda, está una casa con un patio grande al fondo, que alquiló la comunidad judía de Maracaibo y por muchos años fue la sinagoga y el “club”. Esa casa, que pertenecía a la Guardia Nacional, sirvió de sede a la colectividad hasta que se construyeron las nuevas instalaciones de la SIM en la calle 74.
Para nosotros, hace cincuenta y tantos años, la palabra Pichincha no significaba ni batalla, ni geografía urbana, sino el “club”, adonde acudíamos los domingos y en los festivos religiosos. ¿Quién no recuerda las películas de los domingos, el cambio de los rollos por Morris (Z´L), los perros calientes y papitas que vendía Rivas (quien fungía como cobrador y concesionario de la cantina), el flaco que cuidaba los carros y era “guardaespaldas” de Isaac Kohn (Z´L), las mesas de juego, y los miércoles después de las siete de la noche los juegos de voleibol?
La palabra Pichincha resuena en nuestros oídos de manera melodiosa y a la vez sentimental, por haber dejado allí muchos recuerdos de nuestra infancia y juventud. En Pichincha realizamos actos culturales, teatro idish, eventos festivos y los rezos de Rosh Hashaná y Yom Kipur. Allí los morim Mehira y Mordejai Blecher nos daban clases de hebreo dos veces por semana. Él preparó para la Bar Mitzvá a muchos de nosotros.
Pichincha fue la raíz de nuestra primera experiencia colectiva judía, y de allí gravitó el devenir de una pequeña comunidad, hasta crecer para construir una sede propia en otro terreno.
Ese fue el producto del ingenio de los fundadores de nuestra kehilá, que viniendo de distintos orígenes, muchos escapando de los horrores del Holocausto, otros buscando El Dorado en las Américas y hablando diferentes idiomas, tuvieron como destino a Maracaibo. Allí, en forma colectiva, se ayudaron unos a otros para encaminarse por el rumbo de los negocios.
El “ingenio” al que me refiero es el sistema de crédito practicado por aquellos comerciantes ambulantes a quienes, por andar de puerta en puerta, se denominó clappers. Fue el comienzo de la mayoría de nuestros queridos padres y abuelos, que sin tener las comodidades de hoy para ejercitarse en caminadoras en los gimnasios, se caminaban todos los barrios de Maracaibo; y vaya ejercicio el que hacían los domingos, que era el día de cobro…
Démosle la oportunidad a nuestra generación de tener un vivo testimonio de nuestros primeros pasos en la querida “Sociedad”, palabra acuñada por nuestros padres pero que los que aún estamos aquí recordamos simplemente como “Pichincha”.
Por Max Sihman
Primera Junta Directiva de la Sociedad Israelita de Maracaibo (1945)
Presidente: Leo Nusembaum
Vicepresidente: Isaac Eppel
Secretario: Jaime Gelman
Tesorero: Elías Abadí
Presidente de la Sinagoga: Isaac Gelrud
Vocales: Jorge Milgram, León Holcblat, Salomón Ghicherman, Mateo Rosenfeld, Luis Feldman, Max Kohn
Fuente: Nuevo Mundo Israelita / www.nmidigital.com